Activación del Portal 11.11.11

A medida que se acerca la mágica fecha del 11.11.11, parece que el ambiente se está caldeando, a nivel energético, se está electrificando, no hace falta ver los horrodiarios televisivos para darse cuenta de ello. Muchas personas sienten que se está anunciando la llegada de una visita importante y que toca remozar la “casa“, limpiarla, acondicionarla, retocar la pinturas, reparar los desconchones, perfumarla, airearla y deshacerse de los trastos inútiles. Es decir, hacer todo lo necesario para que el “huesped“ se encuentre lo más cómodo posible..

Y es que se trata de un personaje al que le gusta la excelencia, los manjares del Club del Gourmet, espera que le demos lo mejor de nosotros mismos. Habrán adivinado que estamos hablando del Presidente Director General de nuestra entidad humana, de ese Yo divino al que hemos ignorado, silenciado y desoído durante tantos eones de tiempo. El Maestro diría que se acerca el “Señor de la Viña“ o el “Señor de la Casa“. Y no se aproxima para hacernos una visita de cortesía sino para quedarse, para instalarse definitivamente en nuestros aposentos.

Según como tengan habitualmente su “casa“, a algunas personas les costará más que a otras adecentarla, quienes han descuidado durante mucho tiempo las tareas de limpieza tendrán que esforzarse un poco más, y andarán más nerviosos y atareados buscando métodos, útiles y productos para blanquear y desinfectar. En cambio, quienes procuran tener su hogar siempre preparado para recibir visitas, lo tendrán más fácil.

De muchos hogares se desprenderán fuertes olores de salfumán y lejía, grandes motas de polvo saldrán de debajo de los muebles, esto es una forma metafórica de decir que están aflorando muchas emociones, viejas tensiones que mantenemos con los actores principales de nuestro elenco particular. Con esos sufridos personajes que se prestan por amor y caridad cristiana (o mejor dicho, crística) a disfrazarse de “malos“ o de “muy malos“ en nuestro teatrillo. Pero ya no es momento de preguntarse de dónde vino la flecha, del por qué, del cómo y del cuándo, sino de sanar y suturar las heridas lo más rápido posible con ese ungüento/panacea universal que todo lo cura: el amor.

Las personas que han iniciado una exploración a través de la Alquimia Genética y que están viviendo en carne propia esa gigantesca limpieza se preguntan a veces qué habría pasado si no hubieran empezado a escudriñar sus archivos más profundos. ¿Se encontrarían con las mismas movidas internas, y externas? ¿O seguirían viviendo tranquilamente en la inopia? Paralelamente, pueden formularse la misma pregunta quienes ignoran por completo lo que que está ocurriendo en el planeta. ¿Qué pasa con la gente que no ha oído hablar ni del 11.11.11, ni del 10.10.10, ni de nada relacionado con temas espirituales? Pues que se ve sometida a los mismos vaivenes, a las mismas dudas y sacudidas –internas y externas- pero sin saber de dónde viene el viento, más al ralentí y a merced de los temporales.

En cambio, las personas que viven el proceso del despertar de forma consciente pueden acelerar mucho la marcha, dirigir y controlar su barco porque llevan el timón y pueden llegar a percibir esta movida como una auténtica celebración, como un regocijo del alma. Pueden empatizar con otras almas que están viviendo lo mismo y, apoyándose en la fuerza que les proporciona su familia de luz, encarar cualquier temporal con la cabeza alta y con buen ánimo, e incluso con una carcajada final.

El dolor siempre nace de una resistencia a la luz, por lo tanto, si aceptamos de buen grado realizar esa gran limpieza y nos desapegamos de los pequeños escollos que vayan surgiendo en el camino “sacudiéndonos la zapatilla“, como decía el Maestro, permitiremos que la frecuencia del 11.11.11 se ancle satisfactoriamente en nuestra anatomía sutil. Una frecuencia que nos permite acceder al Adán Kadmón, a nuestros orígenes, a quienes éramos antes de volvernos amnésicos. Una frecuencia gracias a la cual acabaremos descubriendo que no hay separación entre el Gran Jefe, es decir entre la fuente, y nosotros.

Cuando una masa crítica de seres humanos esté dispuesta a acatar los designios de ese “Señor de la Casa“, se instaurará l Nueva Jerusalén celestial, o lo que muchos llaman la Edad de Oro. Y por útimo, comentar una cosa que se me pasó por alto cuando escribí el último post sobre el 11.11.11: que la suma de esta triplicidad da 33, un número maestro muy ligado a la fuerza crística.

Sin embargo, no todas las personas tendrán que realizar la mencionada limpieza, a los puros de corazón, no les hará ninguna falta, aunque no tengan conciencia alguna de lo que está pasando. El movimiento del 11.11.11 no es un trabajo en particular sino un saber alcanzar la frecuencia requerida, es algo que la mayoría de niños sabe hacer sin ningún esfuerzo.

Por ello, en ese día, quienes participemos en la meditación de apertura del Portal, procuraremos hacerlo desde la postura de los locos bajitos (como llama Serrat a los niños), riéndonos, divirtiéndonos y soltándonos el moño. Ya somos 47 personas los que nos hemos apuntado al encuentro del Bosc de la Roca, y aún faltan casi dos semanas. Quienes no puedan apuntarse porque viven lejos podrán participar a través del Canal Online, ya que intentaremos grabar la meditación en directo. En caso de no lo lográramos (por falta de cobertura en el Bosque) lo emitiríamos en diferido pero el mismo día, de manera que todas las personas interesadas en sumarse a la meditación desde Suramérica puedan hacerlo, gracias a los diferentes husos horarios. ¡Os esperamos!

Un buen amigo me ha mandado este precioso video que nos introduce en la frecuencia del 11.11.11. Que lo disfruten.

Soleika Llop

1 comentario:

Sibila dijo...

Yo no sé qué más decir porque es difícil mejorar tu discurso, Solëika.
Yo creo que la mejor forma de limpiar ese polvo para tener la casa limpia y preparada para nuestro Yo Superior está en desarrollar de modo especial aquellas capacidades donde somos buenos y donde nos desarrollamos como seres autorrealizados.
Me parece genial lo del incipiente evento del 11.11.11 pero, creo que es un símbolo de nuestra alma para decirnos que, ese tan anhelado día no vamos a conseguir nada que ahora mismo no hayamos o estemos consiguiendo ya en este momento presente.
Quizá esa mágica fecha sea una bonita invitación o un regalo especial para recordarnos que en cualquier momento el "Señor de la Casa" puede presentarse, para que estemos atentos, muy atentos siempre, en cualquier momento.
Muchas gracias por recordarnos todo esto, Solëika.

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