Creación de un ADN cósmico

La meditación del solsticio fue fantástica, en un entorno de ensueño, estábamos rodeados de hadas y de gnomos. Al principio soplaba una tramontana –un viento muy fuerte- que provocaba mucho ruido de hojas pero invocamos a todos los elementos, y en especial a las sílfides (espíritus del aire) y les pedimos su colaboración. Y pudimos comprobar asombrados que en cuanto yo empezaba a hablar para dirigir la meditación, el viento y los pajaritos enmudecían, en cambio en los momentos en que me callaba para que las personas pudieran interiorizar, tanto los pájaros como el viento se hacían oír con fuerza.

Fue como un juego muy divertido, una forma de comunicación o mejor dicho, una interacción muy hermosa que todos pudimos percibir. En el momento en que creamos el ADN cósmico, el silencio fue total, como para permitirnos realizar en las mejores condiciones ese acto mágico...

Antes de empezar la meditación, una mujer, que es un buen canal de luz, me dijo que le habían comunicado que encima del Bosc de la Roca (el lugar en el que estábamos) se encontraba una nave del comandante Asthar Sheran. Lo curioso del asunto es que ella desconocía por completo el contenido del trabajo que íbamos a realizar, y que encajaba perfectamente con su visión. Otra persona que hizo la meditación desde su casa me comentó lo siguiente: “En el transcurso de la meditación he visto naves extraterrestres y cómo seres de luz partían de la Tierra e ingresaban en esas naves. Luego me han dado una afirmación: Yo soy un canal de Amor que une el Cielo y La Tierra”. Preciosa afirmación que podemos utilizar todos a diario.

Para finalizar la meditación, hubo un concierto de piedras, todos hicieron sonar sus piedras simulando el latido de sus corazones, y pidiendo que se unieran los latidos de todos los demás seres del universo, logramos que esos latidos se acompasaran, fue realmente vibrante, tuvimos la sensación de que no estábamos solos, que había muchos más seres produciendo ese mismo sonido. Luego cantamos doce veces el Om y pudimos oír como sonidos de campanas, órganos y voces que no pertenecían a nuestro grupo. Creo que fue el momento más mágico de todos.

Espero que las personas asistentes me manden sus comentarios e impresiones pero por lo que pude deducir ha sido una experiencia muy profunda y de gran trascendencia para todos. Después vino la clase de baile en la que hubo una total desinhibición, fue divertidísima, nos lo pasamos en grande, una señora me comentó “Yo jamás había visto bailar a mi marido”, Ernesto y Oscar, los profes de baile, nos hicieron una fantástica demostración de sus dotes bailongas. Nos hicieron reír, gritar, contorsionarnos y soltar todas las tensiones.

Después pudimos compartir una comida multitudinaria en un entorno estupendamente acondicionado por los dueños del lugar, Mercé y Josep María, que realizaron un gran esfuerzo para que todo estuviera a punto para la ocasión. Quisiera desde estas líneas reafirmar mi agradecimiento, en mi nombre y en el de todos los asistentes, por su cálida acogida, por habernos permitido disfrutar de su espacio sagrado – que es como dejarnos entrar en su corazón- y por el amor que tanto ellos como sus hijos (los naturales y los políticos) destilan en todo momento.
En resumen, una experiencia inolvidable, gracias a todos.

Soleika Llop

1 comentario:

Anónimo dijo...

Qué pena que no pude asistir porque me encontraba de viaje, pero me acordé mucho de vosotros. Espero poder estar en la próxima.
Un beso.
Pola

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