Un caso de hipocondría

Hoy he podido conversar (en el transcurso de una Terapia de Alquimia Genética) con una hermosa y joven mujer que me confesó tener un grado de hipocondría bastante avanzado. “Siento pánico ante la posibilidad de enfermar –me dijo- tengo varias amigas con cáncer y me obsesiono con la idea de contraerlo. Sobre todo desde el día en que una vidente me miró las manos y me dijo que tenía la línea de la vida partida en dos, esto podría indicar que me voy a morir muy pronto.”..

Miré su carta astral, observé que tiene tres planetas en la Casa VI, la de la salud, la sanación y los servicios pendientes, y formando algunas disonancias. Y deduje que lo que le pasa es que su programa de vida está conectado con la sanación, tiene un hermoso potencial sanador, pero ella no lo ha descubierto. Su alma ha querido inducirla a tomar conciencia de esa luz que posee y lo ha hecho provocando en ella un temor a enfermar, el cual la ha llevado a investigar y a solicitar una terapia.

Le sugerí que la línea partida de su mano, seguramente no significaba muerte temprana sino el punto final de una forma de ser y de ver las cosas, el fin de la etapa “muggle”, como diría Harry Potter, y el inicio de un nuevo ciclo de conciencia, de despertar. Entonces ella se entusiasmó y me dijo: “No sabes el peso que me acabas de quitar de encima, ¿cómo puede ser que no me diera cuenta antes?”.

Conviene no perder nunca de vista que los mensajes que llegan del inconsciente –recogidos por videntes, canales, psíquicos o terapeutas, son mayormente metafóricos, están codificados y, en muchos casos, no se pueden interpretar de forma literal. Pero ojo, no se trata aquí de demonizar a nadie, la mujer aludida me dijo: “No imaginas el daño que me hizo aquella vidente al decirme lo de la línea partida de mi mano porque a partir de entonces fue cuando me obsesioné del todo”.

Y yo le contesté que la vidente no fue más que un maestro puesto en su camino para ayudarla a crecer porque ella necesitaba que le dieran un mensaje contundente, de lo contrario no habrá tomado cartas en el asunto. Necesitaba un vocero porque cuando la vida se lo insinuó con susurros se hizo la sorda. Por ello le subieron el volumen y tropezó con la vidente. Le sugerí que le diera las gracias mentalmente a aquella vidente por su intervención y por haber aceptado el reto de arriesgarse a ser criticada y vilipendiada.

Por tanto, no es de recibo quejarse de que haya tanto mago de cucurucho y tanto feriante en el sendero de la búsqueda espiritual, haberlos, haylos pero cada uno de ellos cumple con una función, nunca nada ocurre por casualidad, sino dentro de un orden.

Soleika Llop
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