La casa VI

A raíz del artículo sobre un caso de hipocondría, un lector me comenta que tiene a Urano y Plutón en la VI, cuadrando con Marte y Saturno, y que tiene problemas de hipocondría. La Casa VI es la de los servicios y trabajos pendientes, de la salud y la sanación, entre otras cosas. Cuando nacemos con este sector activado, es decir cargado de planetas, suele significar que traemos deudas pendientes de otras vidas...

Significa que en algún punto de nuestro recorrido nos hemos saltado la valla del cole y hemos hecho peyas (o campana) ante los deberes y obligaciones que la vida nos presentó, que nos hemos hecho los sordos ante las necesidades ajenas. Y como la VI está muy relacionada con la salud y la sanación, puede que en otros momentos hayamos tenido un potencial sanador –de personas, de situaciones, de nosotros mismos etc..- y no lo hayamos utilizado.

No se trata, por lo tanto (y como creen algunos), de una deuda impuesta por un dios malévolo que pretenda castigarnos porque nos hayamos pasado tres calles en momentos o vidas anteriores. Simplemente, es algo pendiente con nuestro espíritu, es una experiencia/enseñanza que necesitábamos para crecer y que, por alguna razón (por vagancia, por desconocimiento o por desidia etc…) hemos rehusado vivir. Y esta deuda se presenta a través de la Casa VI pero también a través de los Nodos lunares.

Y, considerando que presente, pasado y futuro son un todo indisoluble, la tendencia a “hacer peyas” respecto a las tareas pendientes también se manifiesta en el aquí y ahora. Si es Marte el que se sitúa en la VI, habrá una tendencia a dejar de lado el trabajo, a resistirse a trabajar, o bien a llevar a cabo la tarea profunda que el alma le ha asignado a uno. Si es Urano, indica una tendencia (de antes pero también de ahora) a resistirse a amar incondicionalmente, a innovar o a sanar, ya que Urano es, para la Astrocábala, el botiquín del Zodíaco.

Si es pLutón, sería resistirse a regenerar o a bucear en el inconsciente para sacar a flote todos los sapos y culebras, pero también todos los tesoros que contiene. Y así con todos los demás planetas.

Quienes tienen la VI muy activada se sienten a menudo agobiados por multitud de tareas, pequeños favores y obligaciones que la vida les plantea, les cuesta encontrar momentos de reposo y tranquilidad. Es como si sintieran (debido al recuerdo inconsciente de su anterior vagancia) que siempre tienen que estar al pie del cañón. Una forma de paliar este desasosiego es tomar conciencia de todo ello y desviar estas energías hacia la sanación.

Al comentar esto con determinadas personas, estas me han contestado, angustiadas “Pero ¿cómo quieres que me dedique a la sanación si mi trabajo no tiene nada que ver con esto y no lo puedo dejar, a estas alturas, porque necesito el dinero que me proporciona?” Y es que no se trata de obsesionarse con sacarse un título de terapeuta en cualquier campo, sino que uno puede perfectamente dedicar parte de sus energías y esfuerzos a sanar la conciencia familiar, a sanar la sociedad, a mandar luz a zonas en conflicto, a actuar sobre los egregores negativos para diluirlos, a crear redes cristalinas de luz para que las energías crísticas puedas arraigar con más fuerza.

Uno puede sanar su ambiente laboral imaginando –como hizo un chico que conozco- que desde su corazón manda luz verde a todos sus compañeros de trabajo y a sus superiores, este chico consiguió que se estableciera un ambiente de camaradería y buen humor entre todos.
Cuando los planetas que están en la VI forman disonancias, el interesado tendrá tendencia a escabullirse de las obligaciones que la vida le marca, o sea que repetirá patrones, y esto puede repercutir sobre su salud. Todo ello puede derivar en hipocondría o en cualquier patología.

También le costará aceptar la subordinación, puede que tenga que vivir situaciones en las que, teniendo la categoría de un general, lo traten como un soldado raso, o en las que personas que tienen muchos menos méritos y menos valía le pasan por delante o se cuelgan medallas que no merecen. La lección a aprender en este caso es humildad y servicio. En cuanto la integre y perdone a quienes le han humillado, comprendiendo que no son más que actores en su película, cesarán las humillaciones. Es importante tener en cuenta que quienes ven lesionado su amor propio son, habitualmente, las personas orgullosas o soberbias.

Por otro lado, la forma más práctica de averiguar qué tipo de servicios nos pide nuestra alma, consiste en observar cuáles son los programas angélicos que rigen los planetas que están en la Casa VI. Por ejemplo si uno tiene al ángel Chavakiah (35) trabajando en el sector VI, el servicio consistirá en sanar la conciencia familiar. Imaginando por ejemplo que todos los miembros de la familia se abrazan, o que se sumergen juntos en una piscina llena de pétalos de rosa o en una piscina de perlas, o que forman juntos una bola de luz que se transforma en un corazón, del cual uno imagina que hace fotocopias y va colocando una copia en el corazón de cada miembro de la familia. Hay muchos métodos, la clave es dejar volar la imaginación.

Soleika Llop
www.abriendoconciencia.blogspot.com

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