Los colmos

Me está pasando algo curioso: desde hace algún tiempo, cada mañana, cuando empiezo a desayunar, percibo una voz interior que me empieza a dictar cosas y no me queda más remedio, entre sorbo y sorbo de infusión, y medio atragantándome con el muesli, que agarrar lápiz y papel. No sé si el culpable es algún ángel guasón e impaciente o qué cualo.

A veces le digo: ¿Pero no puedes esperar a que acabe el desayuno? Pero ni caso, sigue fluyendo la información, como si se tratara de un río caudaloso que no entiende de horarios ni de fechas en el calendario. Así que, resignada, entre bocado y bocado, voy tomando nota. Hoy le ha dado por hablarme de los colmos. No sé qué mosca le ha picado, pero ese ha sido nuestro diálogo:

- ¿Cuál es el colmo de un médico, lo peor que le puede pasar?
- ¿Y yo qué sé? ¿Pillar una enfermedad iatrogénica?
- No, que su alma le acuse de mala praxis consigo mismo, bueno, lo otro también.. ¿Y el de un bombero?
- Estás de guasa hoy, ¿qué pasa, que no echan ningún programa divertido en el canal celestial?
- Jajaja, es no saber apagar su propio fuego interior.  ¿Y el de un psiquiatra?
- No sé, ¿creer que es el único cuerdo del manicomio?
- Pues que no haya comunicado nunca con su propia alma porque etimológicamente psiquiatra significa “médico del alma”
- Muy agudo
- ¿Y el de un hombre de negocios o de un banquero?
- Pues llamarse Trichet (hacer trampa en francés), como el Presidente del Banco Central Europeo, o llamarse Botín, o que no le guste el flamenco?
- Eso está muy visto… es que no sepa gestionar sus propios valores, su luz, su energía
- También…
- ¿Y el de un periodista?: carecer de una buena conectividad celular y no saber expresar los anhelos de su alma. El de un cómico, no saber conectar con su risa interior. El de un político que no sepa crear convivencia en su comunidad celular
- Eeehhh, que has puesto la quinta marcha, no me das tiempo ni a reflexionar..
- Y el de un actor: no caer en la cuenta que todos sus personajes forman parte de su multiverso personal, que son él mismo con diferentes nombres. Y el de un farmacéutico no saber descubrir su farmacopea interior. El de un informático no saber que él mismo es su propio proveedor de acceso a la red noosférica y que los virus, hackers y piratas informáticos primero se alojan en su psique antes de manifestarse en el  exterior.

Y podríamos seguir así hasta que nos dieran las uvas, pero tal vez podamos quedarnos con la idea de que cada profesión o actividad social suele tener una doble lectura, según la contemplemos desde el extrarradio o desde nuestro centro de gravedad, aunque sería más apropiado decir el centro de liviandad, porque lo cierto es que acceder a la fuente hace la vida mucho más liviana.

A veces oigo personas que comentan: “yo iba para médico pero mi padre me obligó a atender el negocio familiar de frutas y verduras y me quedé muy frustrado porque no pude acceder a mi verdadera vocación”. Pero si consideramos que el padre físico es el embajador y representante del Padre eterno, del espíritu, aquel progenitor estaba expresando, de forma inconsciente, el anhelo del alma de su hijo de ser para los demás un ente nutridor, alguien que supiera alimentar a las demás almas, con su luz o con su capacidad de amar. Y mientras no se dé cuenta de ello, a lo mejor le toca vender melones y cebollas.

¿Por qué se sentía aquel hombre tan atraído por la carrera de medicina? Pues quizás porque en otra vida ya la había practicado, ya tenía muchos conocimientos sobre este tema, por ello en esta existencia su alma quería experimentar en otros terrenos. Aquello que más dominamos y tenemos por la mano, es lo que está inscrito en el Ascendente, mientras que los programas nuevos que el alma desea explorar son los que llegan a través del Sol de nacimiento, eso decía Kabaleb en sus Cursos de Astrocábala.

Podría ser un interesante ejercicio preguntar, a través de una meditación, qué significado profundo tiene nuestra actividad social y pensar que, sea cual sea, no nos ha tocado ejercerla por buena o mala suerte, sino porque nuestra alma nos ha dirigido hacia ella, por alguna razón de peso.

Soleika Llop

1 comentario:

Anónimo dijo...

El vídeo folclórico, un símbolo vivo de la España cañí. Seguro que en el pueblo celular siempre cantan salerosos con cada nueva conquista de los territorios de la psique al son de las Capas del ADN cuántico. Seguro que allí no encienden candiles. Para qué si ya tienen su propia luz interior. Yo también haré mi meditación holográfica y le preguntaré al viejo Maestro pourquoi quoi?

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