Aunque con retraso
por despiste veraniego (estas temperaturas licuan las neuronas), comparto
algunos pensamientos que me ha sugerido esta nueva Lunación. Cayó el 26 de julio
2014 a las 22:43 hora solar, dos horas más tarde para España y a 3º52 de Leo.
Cayó con Sol y Luna
en casi perfecta conjunción con Júpiter y, para más inri, en un grado jupiteriano. Por si
eso fuera poco, las fuerzas activadas este mes son las de Nith-Haiah 25 e Imamiah
52 cuyo cuartel general se encuentra en Júpiter y Venus respectivamente.
Podríamos decir que el cosmos nos brinda todos los números de un gran sorteo, así
que, premio asegurado. Ambos planetas promueven juntos la cara más simpática,
divertida, lúdica, bella, dulce, grandiosa y amorosa de la vida.
Así que el universo
nos lo pone fácil para que dejemos penetrar en nuestras células todas esas
esencias, para que las pintemos con esos colores de manera que brillen y resplandezcan.
Siendo conscientes de ello, podemos imaginar que nos transformamos en un
patchwork (tapiz de mil colores) con patas que va repartiendo esas esencias por donde pise. Y no sólo
en la dimensión física, sino también en otros planos de conciencia y otras esferas
de vida exobiológica que están ahora mismo rodeándonos asistiendo, entre
expectantes y admirados, al salto cuántico que estamos dando los terrícolas.
Un salto que a
algunos les cuesta un gran esfuerzo, me refiero a la parte palestina, rusa,
siria y demás enclaves bélicos de nuestra psique, aquella en la que se libran
aún duras batallas para alcanzar la unificación. Una forma de poner nuestro
granito de arena para contribuir a la pacificación de estos territorios podría
ser hacer un ho´hoponopono colectivo e intentar que todas nuestras tendencias
fumaran la pipa de paz de manera que unas no se afanen en destruir por un lado
lo que otras construyen por otro. Podría ser, por ejemplo, meditar sobre el
significado profundo de la palabra Israel.
Israel es el nombre que recibió
Jacob y designa al ser que ha sabido unificar su cielo y su tierra, que ha
vencido en el combate entre su divinidad y su humanidad. Israel es el ser que
alcanza el estado de conciencia en el que es capaz crear nuevos hologramas, los
que conformarán su realidad 3D. Es el ser que mueve su don más preciado: la
voluntad, la ecuación de decisión como elegantemente la llama R. López Guerrero.
Es el que no espera que las circunstancias ni los fractales exteriores actúen por
él ni muevan las fichas de su tablero.
Es el ser que se
empodera, que se entusiasma, es decir que se llena de Zeus, de fuerza divina, y
que se levanta diciendo: “Padre, que tu voluntad sea hecha”. Para qué negarse, si es que
de todas formas lo va hacer, por las buenas o por las malas, jajaja.
Nith Haiah habla de
obtener la verdad a través de los sueños, así que en esta lunación conviene
soñar, pero en un sueño lúcido, es decir dejar que las musas, los unicornios y
los pegasos nos lleven de paseo, pero sin GPS, ni mapas, ni
itinerarios prefijados, hacia las tierras de Nunca Jamás… nunca jamás olvidar
que somos dioses creadores explorando una dimensión a la que tenemos la
obligación moral de llenar de belleza, de ternura, de dulzura. Si, de todas
esas esencias que se cuecen allá dentro, muy muy dentro, en ese corazón de la
cebolla que somos todos. Por cierto, ahora entiendo porque nos entra la llorera
cuando la pelamos: es una metáfora, nos indica que nos emocionamos al ir
despojándonos de las capas que cubren nuestro verdadero ser. Hay que ser de
cemento armado para no emocionarse ante tanta grandeza, tanta majestuosidad,
tanta hermosura, porque así es como somos cuando tiramos a la hoguera los
disfraces de carnaval y las caretas teatrales. Y entonces lo único que nos
apetece es soltar una inmensa, sonora, potente y estruendosa carcajada.
Los aspectos de la lunación dan para mucho más, pero da lo mismo,
siento que esto es lo más esencial, lo que hemos de retener de este maravilloso
momento cósmico que puede ser un portal hacia cualquier cosa que nos
propongamos, pero desde el empoderamiento, el buen humor y la apertura total.
Así que la clave es abrirse como una flor y esperar a ser fecundados por el
Sol, por el rocío, por un ángel, o por todos a la vez.
Ya me contaréis.
Ya me contaréis.
Para más detalles sobre este mes lunar, consultar los estupendos trabajos
de mis hermanos, Milena y Tristán.
Soleika Llop
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