¡ Feliz Año Nuevo angélico !

Ayer inició su reinado (durará hasta el 25 de marzo) Vehuiah, el ángel nº 1, que marca un importante comienzo: el paseo anual del Sol por todo el cortijo zodiacal. Vehuiah representa la fuerza de arranque, el impulso que nos transporta hacia realidades inéditas, hacia territorios inexplorados, de nuestra psique, pero también de la realidad en la que estamos inmersos. Si tuviéramos que asociar la energía de este ángel con algún personaje mítico, ese sería el héroe solar, como por ejemplo  Superman, Jesucristo (con sus doce apóstoles), Abraham (el patriarca de las doce tribus de Israel), Hércules, Moisés (sólo se bajó del programa celestial diez mandamientos pero seguro que se dejó dos en el tintero).. Los doce trabajos de Hércules simbolizan el recorrido del Sol/conciencia por los doce signos zodiacales, o por la doce Capas del ADN sutil.



La parte de la psique llamada Vehuiah es la que nos proporciona la superabundante energía que requiere este recorrido iniciático. Nos la puede aportar de “oficio” en sus días y horas de regencia, es decir sin que lo sepamos. Pero también tenemos la opción de manejarla de forma voluntaria y consciente, recurriendo a su plegaria y meditando sobre su exhorto. Ya sabemos que la calidad de la defensa de oficio –cuando necesitamos un abogado- dista mucho de ser la que nos ofrece una defensa particular convenientemente elaborada, a la medida de nuestras necesidades. Con los ángeles pasa lo mismo.

Vehuiah nos conecta con nuestros super poderes, con nuestro Yo multiversal, al decirnos en su plegaria que “conduce a los hombres más allá de lo humano”. Su fuerza nos eleva, como Superman, muy por encima de cualquier contingencia perteneciente a esa pastosa y espesa dimensión llamada 3D, en la que impera la fuerza de la gravedad. Es fácil observar que las personas muy ancladas en 3D tienen a menudo un semblante muy grave, y es que los abanderados de la 3D tienen cierta afición a dramatizar las cosas, enfatizando la gravedad de todo aquello que no satisface sus deseos y expectativas. Me viene a la memoria una frase de Carlos Schabbath: “Vemos el egoísmo de los demás cuando no responden a los deseos de nuestro propio egoísmo”.
El héroe solar, al sobrevolar el mundo de la fragmentación, el Liliput de la atomización, es capaz de percibirlo desde la totalidad, de vislumbrar y entender todas las posibles jugadas u ondas de probabilidad existentes. Por lo tanto, puede transformarse en un gran estratega.

La superabundante energía de Vehuiah es la que hierve en el núcleo, en ese estrato donde todos somos UNO. Recuerdo que un día un físico me dijo que en el núcleo del átomo había un millón de veces más energía que en los electrones que pululan por la periferia. O sea que para estacionar en la periferia de la cebolla hay que poder disponer de un importante presupuesto para comprar vitaminas, bebidas energetizantes, edulcorantes y un largo etcétera de sustancias cafeínicas que nos ayuden a aguantar el tipo.
En cambio, cuando utilizamos el carburante nuclear, podemos realizar auténticos prodigios, como sugiere Vehuiah en su plegaria. Decía San Agustín que los milagros no se producen en contradicción con la naturaleza, sino con lo que sabemos de ella. Recuerdo unas frases de Daniel Meurois Givaudan en su hermoso libro “Visiones Esenias”: “La noción de milagro es un contrasentido porque mantiene la escisión entre el hombre y su naturaleza divina, pone aquello que aparece como un prodigio fuera del alcance de la conciencia humana…¿Habéis tomado conciencia de que podéis salir del marco en el mismo instante en que concebís que es solo un marco?”. Esa es precisamente una de las características del héroe.
“Hemos de pasar de un estado crítico a un estado crístico –sigue diciendo Daniel – es un estado de conciencia abierto y en expansión permanente en el que solo caben la sabiduría, la comprensión y la compasión, es un estado de transmutación constantemente comunicado con todos los niveles de la vida”. Esa es la esencia que destila Vehuiah.

“Libérame de la turbulencia y la cólera”, dice su plegaria. Dicho de otro modo, cuando se producen turbulencias (emocionales o mentales) en nuestro vuelo, cuando dejamos que nos invadan los demonios de la ira, hacia alguien en concreto o hacia la vida, se emborronan esos finos tubos sutiles de fibra óptica, los que transportan la información y la energía del ángel, y entonces su mensaje viene con interferencias, y a lo mejor donde dice “blanco” leemos “negro” y donde dice “bueno” leemos “vade retro”. Y nos transformamos en el anti héroe, el que se lía a tortazos con la vida, el que viaja en autos de choque, de esos que te desnucan al menor descuido.

Nos dice en su exhorto: “Hay una vida dentro de tu vida, un estado de ser dentro de tu presente estado de ser, acércate al Padre y comprenderás tu historia”. Nos sugiere que veamos a través de los ojos del héroe solar, que posee, como Superman, una visión muy aguda y es capaz de ver lo que se esconde debajo de las faldas de esa señorita llama Maya, sabe leer entre líneas y no quedarse atrapado en las telarañas de la 3D. Sabe percibir la luz existente dentro de un trozo de carbón, sabe abrir la dura concha para que salga la perla, sabe vislumbrar lo sublime que se agazapa detrás de cada ser o de cada situación.  Sabe “arrancarnos de la muerte aparente”, es decir que tiene la capacidad de resucitar a Lázaro, léase la ilusión, la confianza, la fe, el entusiasmo, la jovialidad, las ganas de comerse el mundo.

 El héroe vive sin miedo , sin miedo al ridículo, sin miedo a declarar su amor, sin miedo a beberse la vida a grandes sorbos, a comprometerse, a empeñar toda su energía y sus valores en aquello que cree merece su confianza, en aquello que le entusiasma.

Así que resucitemos a ese héroe aprovechando los cuatro días que le quedan de reinado (luego habrá que buscarlo por horas) y permitamos que se enseñoree de todos nuestros mecanismos psíquicos y nos transporte a las fértiles tierras del TODO ES POSIBLE.

Soleika Llop