Hombre rico, hombre pobre



¿Qué les pasa a los hombres? Es una pregunta que, con creciente frecuencia, muchas personas se plantean. Tal vez sería más apropiado decir: ¿Qué le pasa a la energía masculina? Lo que ocurre es que la brújula ha enloquecido, lo que antes era el Norte es ahora el Sur, se están invirtiendo las polaridades.

Aquello a lo que antes otorgábamos la máxima prioridad va cediendo poco a poco su cetro a los asuntos que teníamos relegados al pozo del olvido.
El que está empezando a mendigar a las puertas de nuestro templo ya no es el pobre Lázaro (ver la Biblia), imagen viva de nuestro Yo más sublime, esperando que le caiga alguna migaja de nuestro banquete 3D.


No, el que ahora está empezando a implorar que le soltemos una limosnita es el otro, el rico, el que hasta ahora dominaba el cotarro, el que lo tenía todo controlado, estipulado, sellado, organizado, repertoriado, encajonado, racionalizado, protocolizado, jerarquizado, acotado…y podríamos seguir así hasta el año que viene buscando participios. Porque ese Yo cargado de máscaras, de disfraces y oropeles acapara mucho, hasta los participios, es un tragón.

Debido precisamente a las capas de maquillaje que lleva encima, le cuesta enterarse de lo que está pasando, así que necesita hechos concretos, crisis, terremotos bancarios, maremotos emocionales. Porque pertenece al club del “si no lo veo no lo creo”, el problema es que a veces, aunque lo vea tampoco se lo cree. Ese Yo rico es el que acudía al templo de lo que era sagrado para él, ataviado con sus mejores galas, para cumplir con sus rituales 3D. Y si se acordaba, y no se había embriagado en exceso con el vino del olvido, al salir del templo le soltaba al pobre Lázaro unas monedillas, no fuera que se muriera de inanición. En el fondo, el rico sabía que si Lázaro moría, él también desaparecería, ya que ambos son las dos caras de una misma moneda.

Pero resulta que las tornas han cambiado, que los bastiones del Yang –energía de emisividad- se están desmoronando. El Ô de testosterone está dejando de ser el perfume trending topic, el otrora hombre rico está que trina porque las antiguas fórmulas para ligar, para hacer amistades, negocios, o para mover cualquier pieza en la 3D huelen a naftalina, a carcoma, se están volviendo obsoletas, ya no son lo que eran. Y empieza a acercarse al “hombre pobre”, que es su lado femenino, para ver si le da alguna pista, el problema surge cuando pide pistas y busca componendas y triquiñuelas para seguir haciendo lo mismo que antes. Se nos hace cada día más difícil avanzar por el bosque enmarañado de la realidad tangible sin usar el GPS celestial, sin el contacto con el Yo eterno.

Hasta hace poco, hablar de amor en público sonaba a cursilería, a  almíbar, a power flower, sin embargo hasta los publicistas utilizan ahora este concepto. Sin ir más lejos, cerca de mi casa acaban de abrir una cafetería panadería espectacular, y su lema, escrito en letras gigantes en las paredes y en los envoltorios es: “El pan hecho con amor es la mejor creación”. Algo está pasando. Me parece oportuno recordar las palabras de Carlos Schabbath (de su libro inédito El Destino Crístico del Ser Humano) en ese sentido:

“La gran guerra entre lo intangible y lo tangible se libra desde los orígenes del tiempo en el campo de batalla de la psique humana. Si analizamos los motivos de esta milenaria confrontación, podremos intuir que el final de las hostilidades no será por la derrota definitiva de uno de ellos, sino por la transferencia de la consciencia hacia un punto atensional capaz de observar sin censuras las divertidas elucubraciones y acciones encadenantes de la singularidad del Ego fusionado con la percepción holística del Yo Superior. Puede ser enriquecedor. El crecimiento sólo es posible a través de la aceptación de eso que catalogamos como nosotros, con cierto aire impersonal desde más allá del bien y del mal. Hay que captar y vivir la frecuencia de la pequeñez para llegar a ser grande. Lo grande es conexión, no posesión. Quien pueda entienda dónde está el universo. En la última etapa del proceso de individuación, Jung nos habla del reencuentro con "nuestra sombra" y del esfuerzo psicológico por aceptar su integración en nuestra psique consciente. Simbólicamente sería la aceptación de nuestros errores y los del mundo superando y reemplazando el sentimiento de culpa por el de responsabilidad”.

El principal problema del Yang masculino en estos momentos es que se siente separado del Yin femenino, porque las mujeres quieren ir por libre y de alguna manera vengarse de tantos años de sometimiento. Pretenden recuperar su poder perdido pero difícilmente lo lograrán menospreciando o cabalgando encima de sus contrincantes masculinos, sino a través de un acompañamiento, de una fusión entre ambas energías, de un “entente” cordial.

Pues eso, quien pueda, entienda. Y feliz conexión con la energía crística de estas fechas, que para eso sirven, además de para llenarnos los buches.

Soleika Llop



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