Imagine

 Inspirándonos en una de las melodías más deliciosas que jamás haya creado un alma humana…

Imaginemos…que no hay cielo ni infierno, es decir, que no hay dualidad, ni divergencia ni convergencia, que ambos universos, el de apariencia objetiva, corpuscular, y el de experiencia subjetiva, ondulatorio, están fundidos, no siendo más que los reflejos de esa chispa llamada realidad.

Imaginemos…que no hay países, que desaparecen las fronteras,  demarcaciones,  límites,  barreras y muros de contención que separan nuestro yo más sublime de su manifestación exterior.


Imaginemos… que extraemos y aprovechamos hasta la última gota esa esencia que nos ofrece el presente, el ahora y que éste deja de ser el relleno, a veces imperceptible, entre un ayer que nos condiciona y un futuro que nos angustia.

Imaginemos…que dejamos fluir nuestra luz, que dejamos de “matar” esas tendencias e impulsos que pretenden hacer de nosotros mejores personas.

Imaginemos…que no hay religión, sino religare, que nos liberamos de los viejos dogmas y condicionamientos, como por ejemplo el que nos hace percibirnos como entidades separadas unas de otras, cuando en verdad formamos una gigantesca red de energías y conciencias inter dependientes que flotan en la misma sopa cuántica.

Imaginemos… que todos los ciudadanos que pueblan nuestro mundo celular están estrechamente unidos y que se establece entre ellos un principio de solidaridad cuántica que deriva en la conciencia coherente, en la conciencia láser.

Y, puestos a imaginar cosas curiosas…

Imaginemos… que el sector Yang de la sociedad empieza a rasgar sus vestiduras y corazas y a mostrar sin tapujos ni temores su sensibilidad, su dulzura, su capacidad de sentir, de recibir, de percibir, en definitiva, su capacidad de despertar a esa diosa que yace en cada ser, a la espera de que le pongamos sus vestidos de gala y le demos carta de naturaleza.

Imaginemos…que Melchor, Gaspar y Baltasar, esos tres representantes de nuestra magia interior, nos traen en sus carrozas todas estas semillitas, las que el divino John ya repartió en su día, y que las plantamos en la tierra de nuestra realidad 3D, las regamos con el agua de nuestros sentimientos más elevados y las incubamos con el Sol de nuestra conciencia y de nuestro entusiasmo y calor humano.

Siendo todo ello propulsado y apoyado por la energía venusina que nos aporta el 2014, un año que suma 7, es decir, Venus.

Imaginemos…que somos capaces de imaginar.

Felices y dulces Navidades a tod@s.

Soleika Llop

2 comentarios:

Maribel Bermúdez dijo...

Gracias Sol..Y quiero imaginar contigo que la dulzura gana terreno ,que la confianza se hace presente y que la vida nos deleitará con preciosas composiciones, llenando nuestro 2014 de anécdotas y compañías agradables.Feliz Navidad amiga mía ,te quiero muuucho

BUENAS NOTICIAS dijo...

Me apunto a imaginar. Me ha encantado, Soleika. Muchas gracias,
Elena

Entradas populares