Morir…para renacer

Hace poco, en el transcurso de una sesión de Alquimia Genética, la persona estableció un diálogo con uno de los ángeles de su carta natal, le pregunté qué potenciales activaba en ella ese ángel y me contestó lo siguiente:

- Con su energía puedo ayudar a las personas que están mal Entonces, a sabiendas de que se estaba refiriendo a su pueblo celular, le pregunté qué les pasaba a esas personas y me contestó:

- No son felices Al pronunciar estas palabras, esta persona vivió una importante catarsis, se emocionó mucho, le pregunté qué estaba viendo y me dijo:

- Es que tienen miedo a morir

Esa fue una respuesta de su mente, de su ego, porque en cuanto penetramos en el terreno intuitivo, el ego personal se siente tremendamente amenazado, sabe que se le va a desmontar por piezas todo lo que ha construido hasta entonces, sabe que se trata de la crónica de una muerte anunciada. La interesada interpretó que le estaban hablando de su propia muerte y vivió un par de segundos de gran zozobra interior.

Entonces, poniendo mi mano en su pecho para tranquilizarla, le expliqué que estaba asistiendo a la muerte de un gusano que iba a transformarse en una mariposa. Y se calmó de inmediato, y una preciosa sonrisa se dibujó en su rostro. Estaba muriendo como víctima de las circunstancias, de una relación difícil con su familia y renaciendo como creadora consciente de su propia historia, de sus propios hologramas.

Y entonces recordé una frase de Asclepio/Esculapio (el dios de la medicina y la curación): No puede haber sanación auténtica sin la capacidad de hacer frente a la muerte misma. Encontré esta frase en la pag.88 del apasionante libro: “En los oscuros lugares del saber” de Peter kingsley. Podríamos añadir: “…a la muerte misma del ego/mente personal”, para renacer como mente universal.

Soleika Llop

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