Cruzando a la otra orilla

Comparto hoy un delicioso ejercicio de Alquimia Genética en el que la persona explora, desde su casa, su capacidad de expresar lo que vale, de comunicar lo que piensa, de salir de determinados patrones mentales limitadores. Se le plantea el reto de saltar a la otra orilla de sí misma, de confiar en que saldrá un puente, como ocurría en aquella escena de Indiana Jones, en que éste temía tirarse por un precipicio mientras una voz le decía que en cuanto se atreviera a dar el salto, saldría un puente, y así fue.  

Este hermoso trabajo nos puede servir como metáfora de lo que está ocurriendo ahora mismo en la sociedad. En un lado del precipicio tenemos esa cruz que llevamos a cuestas, la tan cacareada crisis, el temor (que en muchos casos se transforma en realidad) de muchas personas a quedarse despojadas de sus pertenencias, de sus ahorros, de todo aquello en lo que basaban su seguridad, incluso de su identidad. Sí, de su identidad, porque cada vez son más frecuentes los casos de personas que cuentan que se han visto a si mismas en otro plano, como si se desdoblaran, o que perciben ruidos extraños, o que sienten que el suelo bajo sus pasos se mueve, y que se preguntan quiénes son etc..

Y en la otra orilla tenemos el Edén, la felicidad, la Nueva Jerusalén, las estructuras cristalinas, es decir la pureza, la transparencia, el yo crístico. ¿Qué cómo se da ese salto? Pues implemente conectando con el Yo cuántico, con esa parte de nuestro ser que posee la visión espectroscópica, global, que ve las gradas desde muy arriba y nos puede aconsejar sobre cómo torear mejor nuestras circunstancias. Que disfrutéis de este luminoso ejercicio. Entre paréntesis, mis comentarios.


Escenario 1: aparezco cerca de una garganta muy alta y muy estrecha. Por debajo pasa un río estrecho también. No hay nada a mi alrededor. Es un paisaje sin nada. Junto a mí hay una gran cruz de madera, clavada en el suelo. Siento que tengo que cruzar antes de que anochezca (anochecer significa que se apague la luz de la conciencia, cuando el Sol se acuesta, simboliza que vivimos en la periferia de nuestro ser, alejados del núcleo). De este lado no hay población...del otro creo que sí, pero aún no lo sé.

El avatar me dice:

- Ves un peligro enorme en saltar y abandonar el terreno (de ideas y conceptos) que conoces, pero sabes perfectamente que ya no hay nada más ahí que esa cruz, y bien sabes que tiene que convertirse en pasado. Esa cruz es tu bagaje, y no lo desprecies porque es lo que te va a permitir cruzar. Tienes desazón porque tienes que dejar lo viejo y pasar a lo nuevo, aunque ahora ves que nada es nada. Como ya no queda nada de ti, de lo que eras (porque está en pleno proceso de disolución egoica), crees que tampoco del otro lado habrá nada y que seguirás como estás ahora en 3D, como en el aire, en stand by, con la sensación de estar en la nada de la vida

Mientras escribo me doy cuenta que se refiere a mi desestructuración actual. (Si, pero ese caos constituye el paso previo a una nueva y espléndida creación). Cuando voy a colocar la cruz para atravesar el canal, .....aparece gente del otro lado. Me hacen señas !!eeeh!!

- (Avatar) Siempre puedes contar con la ayuda de los demás, pero no estás acostrumbrada a hacerlo y se te olvida. Hay un puente unos metros más arriba, cruza por él. Está claro que si miras lo nuevo con las viejas estructuras, tu visión es reducida...y entonces no ves los puentes. (Esa es una enseñanza muy profunda, los puentes son las oportunidades que la vida nos presenta).

Atravieso el puente! Me sale al encuentro el pueblo celular. Dicen que se habían despistado y no me habían visto antes...que menos mal que alguien se había percatado de mi presencia. Es una gente sumamente amable y sencilla. Llevan ropas blancas. Me llama la atención que tienen un pelo y unas melenas preciosas. Son alegres, ríen, saltan...me indican el camino al lugar donde viven. Les doy las gracias y llegamos al poblado, está formado por unas casas de madera y cristal en forma de cabañas integradas en la naturaleza. Está todo nuevo, cuidado, limpio, muy bonito.

- ¿Teneis alguna queja?

- ¿Queja?, noooooo. Somos muy felices cuando alguien como tú encuentra el camino de vuelta

Le pregunto al avatar por qué a mi cuerpo le están pasando cosas, he vivido varios percances, pequeños accidentes domésticos. Me dice que es una consecuencia de ir limpiando los viejos patrones, al salir van provocando disturbios (en la medida en que uno se resiste a ello).

Voy a la casa del Jefe de la Capa que estoy explorando. Aparecemos en el jardín de una casa blanca fachada estilo romántico. Es una casa preciosa y cuidada, la decoración es hermosa, por dentro y por fuera, luminosa, el jardín y el interior. Los muebles de interior son de mi gusto, antiguo tuneado moderno, mezclado con moderno y diáfano, ligero y alegre. Me llama la atención que a partir del blanco, todos los colores son muy intensos, incluso el cielo o el césped! Como de dibujos animados!

- No hay demasiado colorido? Le pregunto al Jefe

- A mi me encanta! Tú tendrías que cambiar el colorido de tu vida, darle más intensidad a los colores

- Avatar: los colores son el sentimiento o la pasión o emoción que le pones a las cosas...o que no le pones y entonces se apagan los colores

- ¿Tienes alguna queja?

- Nooo!! Bueno, ya que estoy me gustaría un cochecito eléctrico o solar....

Después del Decreto de reprogramación/recodificación aparece el Jefe dando vueltas por el jardín con el coche, como un loco. Me dice que necesitaré recargarme con nuevas energías para desplazarme.

Pido que me lleven a ver el momento en que mejor desarrollé las potencialidades de esa Capa, me traslado en el tiempo y veo una chica montando al galope un caballo por una pradera, va a toda pastilla! El caballo tiene un pelo brillante, cuidado. Le voy haciendo preguntas a la chica, de cómo aprendió, si de pequeñita ya montaba a caballo. El avatar me contresta:

 Lo importante es la sensación de fuerza que juntos crean el caballo y la jinete, la conexión, la sensación de libertad, de poder, de energía....sobre todo cuando va al galope. Esa es la potencialidad, la enseñanza. Cuando sientes amor por el caballo, él lo nota y entonces también abre una puerta. Se abre una línea de unión entre los dos. Si él ve que no temes recibir su fuerza y que harás buen uso de ella permite que lo dirijas -de nuevo se me plantea el miedo a la luz y a la fuerza- se abre una conexión entre los dos, como un equipo. (El miedo a la luz es el más común de todos). Si te sientes sin fuerzas, en algún momento, prueba de imaginar que vas al galope subida en el caballo, hazlo desde la meditación.

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