Un buen amigo, un terapeuta muy especial capaz de comunicar con las plantas, con los minerales, los animales, los gnomos, las hadas, los elementales…y por lo visto con el alma de los niños cuyo cerebro está dañado y que están privados de la palabra, me ha mandado este hermoso relato. Al leerlo, me vino a la mente una frase, no recuerdo el nombre de su autor, que decía más o menos así: “Sobre la mente humana, sabemos tanto como un grupo de estudiantes que pretendieran aprender un idioma nuevo recogiendo octavillas del suelo”.
“Esta es la historia de un niño al que llamaremos David y de su hermano gemelo Juan.
Viven en un pueblo de l’Alt Empordà, distante del nuestro. Les conocí una mañana cuando estaban en el aparcamiento de la empresa donde yo trabajaba con su padre. Enseguida me dí cuenta de que David tenía una deficiencia importante y su padre me contó que sus hijos habían nacido prematuramente a los seis meses de gestación. A David se le realizaron varias exploraciones clínicas y seguía unas terapias específicas en un centro especializado pero resultaban ser un suplicio para él, pues lloraba durante gran parte de la terapia...
El latido de mi corazón se aceleró y una necesidad empezó a brotar desde mi interior. Tenía que intentarlo; quería hablar con su padre pero no sabía por dónde empezar. Al cabo de unos días le hablé de la posibilidad de mejorar el estado de David a través de la Energía Universal (la energía que nos manda el Cosmos para nuestra sanación) y le ofrecí mi ayuda. Su cara delataba un estado entre incredulidad y asombro. Quedamos en que lo hablaría con su mujer y que me daría alguna respuesta. Fue al cabo de unos días cuando me dijo que su mujer estaba de acuerdo y quedamos en que iríamos a su casa al día siguiente.
Al entrar en el piso nos encontramos a David, de 13 meses de edad, en brazos de su mamá y a Juan jugando encima de una manta extendida en el suelo. David no se tenía en pie, su cabeza ladeaba y se caía y apenas abría los ojos. Se pasaba el día en el regazo de su mamá y por las noches apenas dormía un par de horas seguidas porque se despertaba y echaba a llorar desconsoladamente.
Lo que más nos impactó – a mi mujer y a mi- fue que, estando él en brazos de su madre, con los ojos cerrados y de espaldas a nosotros, cuando nos acercamos para darle unas caricias empezó a chillar y a llorar. Su mamá nos contó que estaba agotada, que no podía más. No podía dejarlo solo ni un momento sin que empezara a llorar. Si iba al baño, lloraba; si tendía la ropa, lloraba; si preparaba los biberones, lloraba… siempre lloraba y chillaba cuando no notaba su presencia y la situación empezaba a ser insoportable, más aun si tenemos en cuenta que tenía otro hijo de la misma edad al que atender.
Este fue nuestro primer contacto con David. Los días siguientes fueron muy difíciles para poder trabajar, puesto que David seguía pegado a su mamá y llorando cuando notaba nuestra presencia demasiado cercana. Mercè, mi mujer, jugaba con Juan y yo intentaba que David se acostumbrara a nuestro campo energético.
El esfuerzo no fue en vano y los resultados fueron llegando lentamente. Poco a poco fue dejando de llorar y permitía estar tumbado en mi regazo siempre y cuando su mamá estuviese a su lado. Y así varios días hasta que llegó el día en que mamá se podía apartar un metro, no más, del sofá. El campo energético que les unía seguía siendo muy intenso.
Por conveniencias de la familia, al cabo de unos días hicimos el trabajo en nuestra casa. La mamá de David y yo estábamos sentados en el sofá y él permanecía estirado de modo que le quedaba la cabeza apoyada sobre las piernas de su madre y el cuerpo encima de las mías. Realicé el trabajo energético pero David no paraba de llorar. Lloró tanto que se quedó dormido. Entonces le pedí a su mamá que se levantara y dejara a David conmigo. Lo cogí en brazos y al cabo de unos instantes abrió los ojos, se quedó mirando a su mamá… ¡y no lloró! ¡no dijo nada! Sus ojos se volvieron a cerrar tranquilamente.
No tengo palabras para describir aquel mágico momento. A nosotros nos invadía la emoción; sus padres se miraban asombrados, no podían creer lo que estaban viendo: David seguía tranquilamente en mis brazos sin llorar, sin rechistar, sin inmutarse…
Al día siguiente fuimos a dar un paseo los seis juntos, pero era yo quien llevaba a David en brazos. El resultado fue maravilloso. David ya reconocía mi campo energético y lo aceptaba. Había dado un gran paso. Seguimos trabajando con mucha ilusión, la Energía Universal hacía su trabajo.
Fueron pasando los días y David seguía progresando. Su cabeza permanecía erguida más rato, su mirada ya no era ausente y su rostro expresaba agradecimiento.
A la mañana siguiente su mamá nos esperaba ansiosa. Su cara irradiaba luz. Tenía una muy buena noticia para darnos. David había dormido siete horas seguidas! La mujer no salía de su asombro y nos dijo: David ha dormido toda la noche pero yo no he pegado ojo. Después de más de un año acostumbrada a oírlo llorar, ese día había tanto silencio en casa que me he pasado la noche haciendo viajes a su habitación para comprobar que David estaba bien.
Otro día cuando llegamos, David estaba tumbado solo en el sofá y al notar nuestro campo energético nos deleitó con una agradable sonrisa. Lo maravilloso del caso es que David estaba con los ojos cerrados, no nos veía, nos percibía! Este acontecimiento no fue un caso aislado. A partir de ese día nos lo repitió en varias ocasiones y nosotros le devolvíamos su generoso gesto con un amoroso abrazo.
Los progresos de David eran asombrosos. Su cabeza ya casi no ladeaba y la mantenía erguida más tiempo. Su mamá podía dejarlo solo mientras hacía los quehaceres de la casa y podía dedicarle tiempo a su otro hijo Juan. Sus piernas y en general todo su cuerpo empezaron a estirarse y logró permanecer unos segundos en pie. Ya desde el primer día yo le explicaba lo que íbamos a hacer y le pedía su ayuda constantemente. David ponía todo de su parte.
Un día estaba derecho jugando encima de mis piernas y sin darme cuenta se me tiró al cuello y me dio un mordisco dejando sus dientes marcados. Si fue un arrebato de impotencia, de ganas de luchar, de agradecimiento, de demostración de amor, no lo se pero después de explicarle que no debía de morder salió una sonrisa de sus labios pero no volvió a ocurrir nunca más. El comportamiento de Juan hacia su hermano también cambió y entre juego y juego se nos acercaba, se colocaba en medio y abrazaba cariñosamente a David; observando su carita veías que comprendía que su hermano era diferente, especial, delicado.
Por fin en aquella familia el día era día y la noche era noche. ¡Que felices estábamos de verles! Todos los días eran diferentes y especiales. Sus ganas de superación eran tremendas y ver y sentir a David…. Sentir el día en que nuestras Almas hicieron notar su conexión, fueron instantes inolvidables. Y su sonrisa…. Que Grande eres, David!
Su cabeza y en general toda la musculatura de su cuerpo iban mejorando. Un día lo cogí y me puse a jugar con él en el suelo. Su intención fue gatear y aunque su cuerpo se desplomó él seguía intentándolo.
Cuando un niño va en corre-pasillos me da la sensación que aquel momento es el de su libertad. Yo ansiaba para que David tuviera la suya. Al explicar a su mamá la idea que tenía puso una cara… Pero dicho y hecho, fue así que hicimos un pequeño retoque a un caminador y por primera vez en su vida pusimos a David dentro. Se puso erguido de puntillas unos segundos y aunque se dejó caer, su cara de felicidad lo describía todo. Su progreso en el caminador fue lento, pero no imposible y así ganó calidad de vida.
La mamá de David quería que yo hablara con los terapeutas del centro sobre el trabajo que estábamos realizando con él. Yo no lo tenía muy claro pero era su voluntad y lo comprendía. Antes de entrar en el centro hablé con David para contarle que no tenía que llorar; que las chicas que lo atendían estaban allí para ayudarle y que él tenía que colaborar. Hablé con los terapeutas y les expliqué que, a mi modo de entender, la Energía era un complemento para David para poder avanzar, pero casi no hubo diálogo, más bien se trató de un monólogo. Durante la sesión de ejercicios David se enfadó un poco, las lágrimas le bajaron por un momento hasta media mejilla. A los terapeutas les costaba entender el tema de la Energía Universal, pero yo sabía que delante de ellos tenían el resultado aunque fueran reticentes a aceptarlo.
David fue avanzando pero llegó el día en que yo ya no pude desplazarme a su casa debido a los horarios de trabajo. La alternativa era que se desplazaran ellos a nuestra casa pero esto no sucedió y aunque fue muy duro para nosotros, las circunstancias hicieron que no hayamos sabido más de ellos.
Siempre estaremos muy agradecidos al universo por ofrecernos sus canales energéticos de Trasmutación, Sanación y Amor Incondicional. Y como no, a sus papás, a Juan y a su hermano……..por la inmensa experiencia que nos dejaron vivir. Un fuerte abrazo a todos los que lo hicisteis posible.
Josep Mª Callol
Abriendo Conciencia, Charlas, Reflexiones, Meditaciones, material creativo de alto voltaje
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Sobran los comentarios, estas imágenes ponen la piel de gallina. Da que pensar.. Que lo disfruten.
1 comentario:
PRECIOSO!!!! ES CIERTO QUE SIEMPRE HE VISTO EN TÍ UNA MÁGIA ESPECIAL CON LOS NIÑOS. Y MI HIJO HUGO ASÍ ME LO HA TRANSMITIDO SIEMPRE QUE TE HA VISTO.GRACIAS POR EXISTIR Y SER TAN CARIÑOSOS, JOSEP Mº Y MERÇÈ.
ANA
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