Meditación Nueva Luna de Abril 2010

Meditación: Con rumbo a las altas cimas

En su Exhorto (del libro “Los Ángeles al Alcance de Todos”), Nith-Haiah dice:

“El Eterno me ha puesto en tu camino
Para que comunique a tu alma
Algunas de las verdades
Que los humanos no suelen comprender.
Para llevar a cabo mi misión,
necesito encontrar en ti un vacío.
Si abrigas propósitos humanos,
Si aspiras a ocupar puestos o situaciones,
a ser alguien en el dominio social,
nada podré hacer contigo.
Pero si buscas fuera de las ruidosas ciudades
El lugar propicio para dialogar conmigo,
Si huyendo de los valles,
encuentras la cima donde Yo he establecido mi morada,
Entonces te diré cuan esplendoroso
Es el mundo que el Eterno ha preparado
Para vosotros, que acabáis de despertar a la conciencia.
Búscame en las cimas inaccesibles, peregrino;
Ármate de cuerdas y materiales para el ascenso;
Supera el vértigo que produce la altura,
Y experimenta en tus entrañas el hambre de eternidad.
Cuando tú y yo hayamos hablado,
Dominarás las fuerzas de la naturaleza,
Conseguirás establecer el equilibrio
Y no estar sujeto al vaivén de la ley de polaridad;
Los hombres te obedecerán y serás para ellos
Un manantial de sabiduría.”

Este ángel nos está diciendo que si aspiramos a poder utilizar la magia de Cristo, a comprender las verdades ocultas, nuestro Norte no han de ser los honores y futilidades del mundo de Maya, de la ilusión, sino que hemos de levantar la mirada y alejarnos de los ruidos producidos por nuestra mente, por los deseos terrenales y dirigirnos hacia la cima de nuestro ser. Es decir, hemos de activar los chakras superiores. Si nos empeñamos en ello, acabaremos –igual que el Cristo- dominando las fuerzas de la naturaleza, de nuestra naturaleza humana, nuestro ímpetu emisivo/Fuego, nuestras emociones y pasiones/Agua, nuestros pensamientos/razón/mente y el mundo de las formas y de la materia/Tierra. Y además lograremos salir de Matrix, superar la dualidad y dejar de estar sometidos a la ley del péndulo, nos situaremos en la ataraxia, en un punto de perfecto equilibrio, y entonces seremos para nuestros congéneres una fuente de luz, como lo fue el Maestro.

Jung y Max Heindel tenían su Sol en los grados de Nith-Haiah

La meditación que realizamos en Aureas fue muy hermosa, la mayoría de la gente pudo conectar y obtener visiones muy profundas de ese personaje que supo (o sabrá) hacer un uso óptimo de las energías de Nith-Haiah. Lo curioso es que en casi todos los casos, ese personaje resultó ser un niño o una niña. Eso significa que ese Yo capaz de practicar la magia de Cristo y de purificar cuerpos y psiques de momento está en estado incipiente en las psiques de la personas, en caso de que fuera un bebé es algo muy reciente pero cuando es una niña/o o un adolescente, ya se trata de una tendencia más elaborada.

Relajación

- Realiza tres respiraciones lentas y profundas, entrando el aire por la nariz y exhalando por la boca, llenando primero de aire tu abdomen y luego el tórax. Luego realiza 3 respiraciones provocando una apnea, es decir entrando por la nariz, reteniendo el aire todo lo que puedas y luego lo sacas por la boca muy lentamente. Le das la orden a tu mente de rebajar la actividad eléctrica de sus ondas a 4 ciclos por segundo, de esta forma entrarás en un estado de profunda relajación.

- Imagina que por encima de tu chakra 7, en la parte superior de tu cabeza, se está formando una espiral de luz azul índigo. Ahora observas que por encima de tu cabeza, se abre este chakra 7, tiene la forma de un gran embudo por el que penetra la luz azul de la espiral. Ese rayo azul inunda todo tu cuerpo armonizándolo, relajándolo completamente, aliviando todos tus centros energéticos.

- Imaginas que ese rayo azul envuelve todo tu cuerpo como si estuvieras en una burbuja de ese color. Esa luz azul va eliminando cualquier tensión y regenerando cada tejido, cada célula, cada órgano.

Inducción

- En ese estado de profunda relajación en el que te encuentras, imaginas que te trasladas al Monte Saint Michel, te encuentras al pie de este Monte, imaginas que está yermo, es todo hierba, sin construcciones, salvo un templo en la cima, dedicado al Arcángel Miguel.

- Imaginas que empiezas a escalar el Monte, lentamente y a cada paso que das, te vas desprendiendo poco a poco de todas tus vestiduras, joyas, calzado, todo lo que llevas encima. Te desprendes asimismo de una capa de energía gris compuesta de tensiones y preocupaciones de la vida diaria.

- Vas ascendiendo, subiendo, subiendo, tu cuerpo se queda completamente desnudo y cubres tu desnudez con un precioso manto blanco, tejido con hilos de luz. Alcanzas la cima del Monte, las puertas del templo se abren ante ti y te invitan a penetrar en él.

- Entras y te sitúas en una sala redonda con muchas ventanas por las que penetra el Sol a raudales. Las paredes y techos están cubiertos de amatistas incrustadas que despiden poderosos haces de luz de color violeta que penetran por tu cabeza, recorren todo tu cuerpo, impregnándolo de energía violeta transmutadora.

- Invocas la presencia de unos maestros que te van a ayudar en esta meditación. Invocas a Jesús el Cristo, a la Madre María, al Arcángel Miguel, al Arcángel Mettatrón, a los 72 Ángeles de la Cábala.

Sinergia grupal

- (En caso de que la meditación se haga con un grupo) Imaginas que en el centro de la sala del Mont Saint Michel en la que te encuentras hay un inmenso diamante del tamaño de una cabeza humana. Imaginas que sacas un hilo dorado de tu corazón y lo enrollas alrededor del diamante, de esta forma unes tus energías a las de todas las personas del grupo.

Conexión

- Imaginamos que, dese el Mont Saint Michel, nos desplazamos hasta la cima del Everest, en el Himalaya, entre China y Nepal. Imaginamos que respiramos a pleno pulmón el aire puro de este lugar, llamado por los nepalíes “La frente del cielo” y por los chinos “La madre del universo”, el pico más alto del mundo.

- Imaginamos que una nube se acerca a nosotros, esa nube va tomando la forma de un ángel, cada uno es libre de representárselo como quiera, ese ángel es Nith-Haiah.

- Imaginamos que nos arrodillamos ante él y le decimos: “Ángel Nith-Haiah, en este mes lunar, me pongo humildemente al servicio de tu luz.

- Imaginamos que ese lugar –una explanada en lo alto del Everest- formamos un círculo cogiéndonos virtualmente de las manos y vamos a entonar juntos el nombre de Nith-Haiah, como si fuera un mantra, con la intención de activar y fortalecer esa parte de nuestra psique llamada Nith-Haiah. Primero en voz baja, luego iremos subiendo el volumen hasta alcanzar el máximo de voz y luego iremos decreciendo poco a poco. Imaginamos que el ángel se sitúa en medio del círculo y hace de director de orquesta, va a dirigir nuestro canto.

- Imaginamos que no sólo las células de nuestras cuerdas vocales entonan el canto, sino todo nuestro mundo celular, todos los personajes que forman nuestro pueblo celular entonan juntos el nombre de Nith-Haiah.

- Ahora imaginamos que todos los barceloneses se contagian y entonan ese mismo canto, y luego toda Cataluña, y toda España, toda Europa. Ese canto se extiende a todos los continentes, la Tierra entera está cantando Nith-Haiah, impregnándose de las poderosas energías de este ángel.

- Una vez acabado el canto, le pedimos al ángel que nos diga qué sector de nuestra vida estaba necesitando de forma especial sus energías y le pedimos que nos inspire un número del 1 al 12.

- Le pedimos al ángel que nos lleve al momento de nuestras vidas –pasado o futuro- en el que mejor hemos utilizado la parte de nuestro ser llamada Nith-Haiah, un momento estelar de su actuación. Si hemos logrado conectar veremos o sentiremos la presencia de un personaje y le preguntamos a qué se dedica, de qué manera ha utilizado esa porción de su ser llamada Nith-Haiah. Tomamos nota de lo que nos dice.

- Damos las gracias a todos los seres de luz que nos han ayudado en esta meditación, Cerramos nuestros chacras, imaginamos que nos levantamos del sillón, salimos de aquella sala, del templo, volvemos a bajar aquella montañita, a medida que vamos bajando nos vamos desprendiendo de la túnica de luz y recuperando nuestra ropa. Llegamos abajo, a tierra firme, estamos al pie del Mont Saint Michel, desde allí imaginamos que creamos unas raíces etéricas que parten desde nuestros pies hasta el centro de la Tierra, de esta manera nos anclamos. Ahora nos trasladamos al lugar en el que estamos realizando esta meditación, encontrándonos profundamente bien.

Soleika Llop
http://abriendoconciencia.blogspot.com

1 comentario:

Joan dijo...

Hola a todos. Esta ha sido una meditación muy creativa y totalmente diferente a las demás. Nunca creí que hubiese podido cantar como lo he hecho.
Gracias Soleika por compartir con todos nosotros estas inspiradoras meditaciones.
besos

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