Hace unos días viví una sincronicidad muy divertida, digna de la del escarabajo de Jung. Una paciente que se resistía mucho a que la psicoanalizaran estaba contando a Jung que se le repetía mucho una imagen onírica en la que salía un escarabajo dorado. En aquel mismo momento, se oyeron unos toques leves en la ventana del consultorio, Jung la abrió y se dio cuenta de que era un escarabajo dorado que estaba intentando entrar. Gracias a aquella anécdota, la paciente se avino a que la psicoanalizaran.
Me ocurrió algo muy similar, estaba redactando las conclusiones de una terapia en la que la persona me había hablado de gigantes. Y en el preciso momento en que redactaba la palabra"gigantes", oi un redoble de tambores, flautas y gaitas, me asomé a la ventana y vi que justo debajo estaba desfilando una colla de gigantes y cabezudos, con motivo de las fiestas del pueblo. Pude comprobar mi teoría de que las sincronicidades son bromas que nos gasta la parte angélica de nuestro ser.
Soleika Llop
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