La Función Paterna (3ª parte)

En los dos anteriores artículos que he publicado bajo el mismo título he resumido un libro de Nina Canault, en lo referido a la función paterna. En este ofrezco una síntesis de lo que Kabaleb (mi padre) dijo sobre este tema en su libro “Cómo Descubrir al Maestro Interior” (Arkano Books Ed.). Kabaleb comenta que el Sol transmite la voluntad del Padre y que esta luminaria rige el ojo derecho.

Por otro lado, según la simbología, la parte derecha tiene relación con el futuro mientras que la izquierda se refiere al pasado. De todo ello podemos deducir, no sólo que el padre físico es el que ha de encargarse de fomentar en sus hijos el desarrollo de la voluntad, sino que es el que aporta la visión de futuro y es el que transmite la luz. Y esa luz es pura información, que viene directo del Yo Superior de los hijos. Dicho de otro modo, el padre físico es el que se encarga de transmitir al hijo, aunque de forma inconsciente, la voluntad de su Yo Superior...

A quienes hayan vivido una experiencia traumática con su padre, estas palabras les sonarán a ilusorias. Pero recordemos que uno elige, antes de encarnar, a quienes serán sus padres, en función de lo que le queda por aprender, existe un pacto previo entre almas. Y a veces uno elige una experiencia de abuso porque se ha sentido gravitacionalmente atraído por esta vivencia, al haber maniobrado con este tipo de energías en vidas anteriores. Ya hemos hablado de ello en más de una ocasión desde esta tribuna.

Podemos añadir también que el padre es quien proporciona la orientación, actúa como una brújula, sobre todo en lo referido a la actividad social y profesional, la Casa X astrológica engloba todos estos conceptos, es decir que nos habla a la vez del padre y de la profesión, de la vocación. Y he podido observar numerosísimos casos de personas que han sido abandonadas por su padre a edad temprana o que tenían una pésima relación con él, y todas tenían un punto en común: estaban totalmente desorientadas a nivel profesional. O no logran encontrar trabajo, o no saben exactamente lo que quieren hacer y para qué valen, o teniendo un trabajo no tienen claro cuál es su función y qué pintan en ese trabajo. O no acaban de despegar profesionalmente, o no ven claro su futuro.

Y otra cosa que he observado es que en la mayoría de casos de abandono por parte del padre, al investigar –a través de la carta astral del interesado o a través de la exploración de su inconsciente- resulta que esta persona había abandonado en vidas anteriores (a veces de forma recurrente) pero también en ésta, al Padre, es decir a su Yo divino, olvidándose de su existencia. En cuanto lo comprenden, acaban perdonando a ese padre físico que se alejó, y de paso, quitan una losa muy grande de la mochila de sus hijos.

En el Capítulo 5,16 del libro mencionado, dice lo siguiente:

“ El ojo es la lámpara del cuerpo. Si tu ojo está sano, todo en tu cuerpo se verá iluminado, mientras que si tu ojo se encuentra en mal estado, todo tu cuerpo estará en las tinieblas. Y si la luz que hay en ti son tinieblas ¡Cómo serán de espesas las tinieblas mismas!, dijo el Cristo.

Para la Astrología, los ojos están regidos por las dos luminarias: el Sol rige el ojo derecho y la Luna el izquierdo. (Hago un inciso en el texto de mi padre para comentar que una especialista en optometría, sin tener ningún conocimiento del libro que estoy resumiendo, me dijo que había observado que las personas con una disfunción en el ojo derecho suelen tener problemas con su padre y que quienes padecen del ojo izquierdo, los tienen con su madre).

Los ojos son nuestra luz, el foco a través del cual vemos el mundo exterior, pero de ellos se desprende también una luz interna que ilumina los trabajos que realizan en nuestro cuerpo las partículas que constituyen la realidad física del organismo. La ciencia se ha percatado ya de que el hombre es luz. El átomo está formado de partículas luminosas que se mueven en grandes espacios vacíos, como las estrellas en el firmamento. Y esas partículas reciben su luz del ojo. Si el ojo no está sano, la luz que de él se derrama, mengua y en nuestro interior, los trabajos se realizan en una relativa penumbra. Y si la luz ya no es luz, ¿cómo serán las tinieblas! Exclama Cristo.

A la oscuridad interna corresponde una oscuridad exterior puesto que las realidades exteriores son meras proyecciones de las internas. Y resultará que si la luz va a la luz, las tinieblas irán a las tinieblas. De modo que si la lámpara de nuestro cuerpo se encuentra en mal estado, sólo veremos lo que hay de oscuro y tenebroso en el mundo que nos rodea. Si quienes nos contemplan ven nuestra luz y no nuestras tinieblas, la luz que hay en nosotros aumentará y todo el universo se iluminará un poco más, empezando por aquel que nos ha contemplado con amor.

En cambio si vemos en los demás su parte tenebrosa, al tiempo que los entenebrecemos a ellos, nos oscurecemos también nosotros y en todo el universo mengua la luz. Si al contemplar a tu hermano, ves sus defectos y no sus virtudes, ten por seguro, peregrino, que tu lámpara se encuentra en mal estado y es tarea urgente que la repares y la sanes.

6,2

¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no percibes la viga que hay en el tuyo?, dijo el Maestro.

El Sol no transmite únicamente la luz física que nos permite vivir, sino que transmite también la voluntad de Kether-Padre. En nuestro universo, el Sol es el hijo, a través del cual el Padre se expresa y en nuestra organización interna, el Sol interiorizado, que tiene su sede en el corazón y derrama su luz por los ojos, es el que expresa nuestra voluntad, que es el motor de todas las cosas. Al hablar de la paja en el ojo, entendamos pues que el Cristo se refiere al defecto que percibimos en la voluntad ajena, o sea en el maniobrar del individuo, impulsado por esa voluntad, en su comportamiento.

El defecto en el comportamiento del prójimo se percibe porque en nuestro propio modo de actuar hay un defecto similar. Es porque tenemos una viga en el ojo que podemos ver la paja en el ojo del hermano. La mejor reforma que podemos introducir en la sociedad es nuestra propia reforma. Lo que no podremos hacer de ningún modo será mejorar a los demás en el plano teórico si nosotros mismos no somos la expresión viviente de esa mejora.

6,8

¿Quién de vosotros, si su hijo le pide pan, la dará una piedra? Así que si vosotros, malos como sois, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, con mayor razón vuestro Padre que está en los cielos, dará buenas cosas a quien se las pida, dijo el Cristo.

Cristo se refiere al padre físico para que sus discípulos comprendan exactamente la naturaleza del Dios que había venido a revelar. Si el padre físico ya es dispensador de bienes para con sus hijos, ¿qué no hará el Padre Eterno por la humanidad que ha generado? La relación padre físico-Padre Eterno no es arbitraria, el Maestro no eligió este ejemplo como podría haber elegido cualquiera. El padre físico nos revela, por su modo de relación con nosotros, el tipo de relación que mantenemos con el Padre Eterno.

Si nuestro padre se comporta con nosotros de forma despótica, arbitraria o injusta, es señal de que nuestra relación con el Padre Eterno no es buena. Y no lo es porque en anteriores vidas hemos actuado de tal forma, que hemos dado lugar a que se genere ese despotismo. No es que el rostro de Dios haya cambiado su naturaleza al contemplarnos a nosotros, no es que haya en él una voluntad de castigo, sino que somos nosotros los que nos hemos situado en la vida de tal forma que sólo podemos contemplar ese rostro a través del despotismo, la cólera, el desmán o el atropello, según sea la faz que el padre físico nos presenta.

Ello nos anuncia que el camino hacia el Padre Eterno será difícil y tortuoso, ya que, ¿quién es capaz de amar al tirano, al agresor, al que le oprime o destroza? Sin embargo, éste es el único camino, amar a ese padre arbitrario o cruel, porque si conseguimos amarlo, habremos cubierto el camino que nos separaba del Eterno y habremos reconquistado su amor. La enemistad con el padre es la más terrible de las enemistades porque significa que el individuo se encuentra escindido de su propia fuente original.

Y si el Padre Eterno no actúa en nuestra vida, será sustituido (porque el universo detesta el vacío) por el usurpador, el que nos enseña por el camino del dolor y de las sombras. Lo primero que debe hacer pues el que aspira a entrar en el reino, es establecer buenas relaciones con su padre físico, porque este es un punto indispensable para que arriba estas relaciones se establezcan también puesto que, como diría Cristo más tarde, “todo lo que atares en la tierra quedará atado en el cielo”.

6,10

En el caso de personas cuyo padre esté ausente o haya fallecido, la relación con el Padre Eterno quedará restablecida en cuanto encuentren una figura masculina que sustituya de ese padre ausente. Por ello conviene que las viudas se vuelvan a casar.

18,18

El padre físico tiene una relación simbólica con el Yo Superior. Aparentemente, el padre es tan sólo el canal transmisor de la vida. Para la ciencia, es un simple portador de espermatozoides que puede ser sustituido por cualquier esperma depositado en un banco. Pero los espermatozoides realizan una función fecundadora tan sólo si son portadores del átomo-germen del alma encarnante, este átomo es depositado en el líquido seminal por los ángeles especializados en esta tarea en el momento de la fecundación.

Para que esto pueda tener lugar, tiene que existir un consenso entre el futuro padre y los ángeles. Dicho de otro modo, la parte angélica del ser ha de celebrar una entrevista en la cual el padre suscribe y rubrica su próxima paternidad.

El padre, al suscribir su compromiso con la personalidad angélica del encarnante, se aviene a ejercer un tutelaje sobre ese hijo que su simiente va a canalizar; no sólo un tutelaje material, a lo cual ya le obligarán las leyes civiles, sino un tutelaje espiritual. Ello consiste en ser, para el hijo que viene al mundo, lo que el Padre Eterno del universo es para todos los seres humanos. El principal atributo de Kether-Padre es la voluntad. Por consiguiente, el padre físico deberá ser para el hijo un manantial permanente de voluntad.

Cuando el hijo se vea desanimado, vencido por los embates de la vida, debe poder acudir a su padre y encontrar en él los resortes que le infundan nuevos ánimos, un nuevo afán de lucha. El padre ha de ser para sus hijos la llama permanentemente encendida del entusiasmo y la fe.
El centro sefirótico Kether no tiene rostro, es Hochmah, el centro número dos, quien lo manifiesta. Y en Hochmah reside el amor-sabiduría, no un amor personalizado, inscrito en los detalles, sino un amor por todo lo alto, vasto, inmenso, que planea sobre el universo, lo penetra y lo sobrepasa. Este ha de ser el rostro con el que el padre ha de aparecer ante sus hijos.

El padre ha de ser un punto de amor-sabiduría que ilumina todo lo oscuro. Acudiendo al padre, el hijo ha de poder ver claro en sus asuntos, ha de poder descubrir los arrecifes en su proceloso mar, como el faro los descubre a los marineros. No es que tenga que pronunciar discursos sobre cómo deben comportarse sino simplemente estar ahí, como el faro en lo alto de la costa. Los hijos han de encontrar el camino evocando su imagen, suscitando su recuerdo. Por ello es tan importante que el padre lleve una vida digna, para que su imagen no aparezca en sus hijos tiznada de arbitrariedad”.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Querida Soleika,tu página es un bálsamo de amor para mis sentidos. Tocas temas de gran interés para mí. Esta parte de la función paterna es ,de las tres,la que más me ha resonado en el interior. Mi padre falleció cuando yo tenía nueve años, lo percibí como un abandono. Puede ser ello parte de la respuesta al porqué no me he definido profesionalmente.
Montse.

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