Una Nueva visión sobre el Apocalipsis (parte 2)

Esta es la continuación de la reflexión que hice sobre las Lecciones de Interpretación del Apocalipsis de Kabaleb. Conviene recordar que para poder entender estos comentarios es necesario leerlos en paralelo a los correspondientes capítulos de Apocalipsis de Kabaleb, mirar en “blog Kabaleb”.

Capítulo 1 punto 3

Puede leerse en el capítulo I,3 que la luz que viene del cielo/Kether, es decir de la parte más elevada/implosionada de nuestro ser, es una calamidad para el habitante de Sodoma, o sea para el hombre profano, aquel que no ha descubierto su propia sacralidad.

Sobre Sodoma, Kabaleb dijo en su Interpretación Esotérica del Génesis:

“Esta palabra está formada por las letras hebraicas Shamek Daleth Mem. De Sodoma derivó el término sodomita, que designa a las personas que practican la homosexualidad. Dice el autor Fabre d´Olivet: “La raíz Shamek caracteriza la línea circunferencial encerrándose en sí misma y acercándose a su centro, de ahí todas las ideas de represión, retención y cierre.”

Sobre el Mem, dice: “Como imagen simbólica, representa a la mujer, madre y compañera del hombre. Empleado como signo gramatical, es el signo maternal y femenino, el de la acción exterior y pasiva. Colocado al final de una palabra, se convierte en un signo colectivo, desarrollando el ser en el espacio infinito, tanto como su naturaleza lo permite, o bien reuniendo, por abstracción, en un solo ser, todos los de una misma especie”.

Si interpretamos la palabra Sodoma con las claves de Fabre, diremos que es la ciudad psíquica que agrupa a una clase de individuos (tendencias) que en lugar de exteriorizarse, de ir hacia la conquista externa de las cosas, se interioriza, avanza hacia su centro, cerrándose a toda evolución. Y el término de este viaje (la letra Mem) es la madre, la mujer, la pasividad absoluta, infinita, dado el significado del Mem como letra final en un nombre. Si tuviéramos que expresar todo esto en una sola frase podríamos decir que Sodoma es la ciudadela psíquica de los que avanzan hacia una total pasividad, hacia el inmovilismo.

Es una ciudadela no física, sino anímica cuyo arquetipo emocional ha sido generado por los seres humanos que, en un momento dado de su existencia, han renunciado a ir más allá de si mismos y han mirado con nostalgia hacia atrás. Hacia el pasado materno, hacia el periodo infantil, en el que vivían exentos de toda responsabilidad. (Precisemos que si Kabaleb habla de Capricornio como de algo femenino, cuando la Casa X, que corresponde a este signo, es la del padre, es porque su planeta regente es Saturno, considerado en Cábala como la gran Madre del universo, es el habitáculo interior del cual sale la vida).

Diremos pues que la característica esencial de lo sodomitas es su negativa a proseguir el camino evolutivo. La homosexualidad no es más que el síntoma que revela un problema mucho más profundo. Y cuando en la Biblia se condena esta práctica, no es por una cuestión moral. Es porque hace evidente que la persona que la cultiva se ha marginado de las tareas creadoras, se ha convertido en ese ciudadano de Sodoma que mira hacia atrás, hacia antiguos paraísos, hacia la etapa infantil, hacia la irresponsabilidad, tiene miedo de lo que le pueda reservar la vida.

Las consecuencias de esa vuelta hacia atrás no pueden ser más que una pirueta como la del funámbulo en la cuerda floja. El individuo no puede permanecer para siempre anclado en este pasado porque la tierra se le irá desintegrando bajo los pies, ya que tal es el destino de todo lo desueto, el destino de esa ciudadela psíquica es la destrucción por el fuego.

Si estudiamos la trayectoria de los homosexuales, pronto descubriremos esa tentación que ejerce sobre ellos el pasado. ¿Cómo podemos saber si en nosotros se está edificando Sodoma? Cada vez que aparece en nosotros un pensamiento o un deseo y los dejamos que vivan como tal, sin hacer nada por darles la “tierra” a la que tienen derecho, es decir sin llevar la idea o el deseo a la práctica, estamos dando un paso hacia Sodoma. Es evidente que estamos hablando de pensamientos o deseos que nos vengan de la parte más elevada de nuestro ser, no de la más densa, de la cual nos podría venir por ejemplo la idea de atracar un banco.

Precisemos que no se es sodomita por practicar la homosexualidad, sino que ésta es el síntoma de un proceso interno lentamente elaborado que ha llevado a la personalidad emotiva a querer salirse por la tangente y no vivir las experiencias físicas que ineludiblemente deben ser vividas.

Cuando la dinámica de Sodoma aparece en nuestra psique, se plasma en nuestra vida material bajo la forma de una inversión en todos los aspectos de la vida, incluido muchas veces el instinto sexual. El homosexual es el hombre que intenta entrar en sí mismo pero como esto es imposible, delega esta imagen de si mismo en una persona de su propio sexo y la convierte en objeto de su amor.” Hasta ahí el texto de Kabaleb.

Ese pasado al que se refiere Kabaleb es también el de la era de Piscis, una etapa en la que la humanidad ha vivido inmersa en el mar de sus emociones, navegando en busca de terrenos firmes que pongan límites a sus exaltaciones e impulsos. Una era –que ahora agoniza- en la que los deseos se han disparado en todas las direcciones y nos han ayudado a comprobar qué ocurre cuando uno vive bajo su imperio.

En cambio mirar hacia el futuro es penetrar con paso firme en la era de Acuario, en la que el ser humano toma conciencia de sus poderes creadores, descubre un orden interno que le permitirá comprender el orden externo. Se trata de un signo de Aire, ligado a la razón, la lógica, el entendimiento, el discernimiento; un signo en el que la ambición personal ha de ser sustituida por un espíritu de solidaridad y por un intenso deseo de desarrollo mental y espiritual colectivo. En la era de Acuario, los nuevos VIPS serán personas con solvencia espiritual, intelectual y humana.

Se entiende que cuando uno descubre su propia sacralidad no es para quedarse pasmado ante tan sublime espectáculo, sino para actuar en 3D, en la realidad material, para comprometerse con el crecimiento, sanación y concienciación de sus compañeros de vida. Nos dice Juan que para quien prefiere mirar hacia atrás, como la mujer de Lot, la Revelación puede ser una calamidad porque quien no utilice su luz puede acabar siendo “quemado” por ella, como los habitantes de Sodoma y lo que tenía que haber sido una bendición puede transformarse en una calamidad porque al interesado, la vida lo desmontará por piezas.

Que quede claro que desde estas páginas no se está emitiendo ningún juicio contra la homosexualidad, la cual es una más de las muchas opciones de vida que se pueden elegir para obtener experiencias y crecer en conciencia. He visto muchos casos de personas que se han decantado por esta opción porque sus almas estaban ávidas de sentirse amadas y no tuvieron ocasión de lograrlo de otra manera. También se dan a menudo casos de personas que lo viven por karma, porque tal vez en existencias anteriores han juzgado severamente la homosexualidad o la lujuria y se han hecho acreedoras, por pura atracción gravitatoria (que no por castigo, pago, ni nada parecido), a vivir en carne propia esta experiencia.

Quizás la actitud más sabia sea observar lo que la vida le trae a uno si elige esta opción. Si trae felicidad, paz interior, armonía y satisfacción, si el camino que se presenta es llano, puede significar que la opción es válida y que eso es lo que el alma desea experimentar para enriquecer su bagaje.

En caso contrario, si el camino que se presenta es pedregoso y solo trae sufrimiento a uno mismo y al entorno, puede que no sea el más adecuado porque lo cierto es que hasta ahora hemos aprendido y crecido mayormente a través del sufrimiento, con sangre, sudor y lágrimas pero eso pertenece a la antigua energía. A medida que la nave de la Nueva Jerusalén se vaya acoplando a la Tierra –a nuestra realidad humana- se irá instaurando en nuestra psique un nuevo orden, en el que el aprendizaje a través de la vía del dolor ya no tiene cabida.

Cuando algo nos duele o nos incordia de una persona, significa que aquello está resonando en nuestro interior. De otro modo, nos pasaría desapercibido o simplemente nos daría igual. Por consiguiente, es lógico pensar que si alguien se siente molesto o incordiado por el tema de la homosexualidad, puede que tenga un pie en Sodoma. Es decir, que tenga tendencia a refugiarse en su pasado, en lo que ya es sabido, en sus seguridades, en los patrones de sus ancestros o en los valores de la antigua era. Puede que su armario huela a naftalina y sus muebles a carcoma.

Sin embargo, desde la otra vertiente, podría ser interesante indagar cuantos inventos, descubrimientos, nuevas doctrinas o filosofías que hayan supuesto un importante avance para la humanidad han sido obra de homosexuales.

En el terreno espiritual refugiarse en el pasado equivale a quedar enganchado a las antiguas escuelas de sabiduría, las que se complican mucho la existencia para explicar las cosas más sencillas. Conozco personas ferozmente adictas a un maestro y que llevan veinte años o más diciendo exactamente lo mismo, o que de cada diez palabras que pronuncian, la mitad son frases y citas del maestro. Son gente que se ha quedado atascada en un punto y no han buscado más allá. En ese sentido, Kabaleb siempre insistía en que sus escritos tenían que ser el punto de inicio de nuevas y más amplias reflexiones, no un coto cerrado.

He visto numerosos casos de familias en las que, de unos padres “sodomitas” (que van hacia atrás, que no se comprometen con la vida, que cultivan valores periclitados) salen hijos con inclinaciones homosexuales.

También he podido observar muchos casos de mujeres que se han juntado con otras mujeres porque han salido rebotadas de una experiencia con un hombre. Es muy difícil que una relación funcione en base a una huida. Por tanto, para que la nueva relación sea satisfactoria, es necesario hacer el duelo de la precedente y esto implica preguntarse en qué medida el otro nos hizo de espejo, qué nos quiso enseñar con su actitud y su forma de ser. Por ejemplo, si lo que le reprochábamos era su agresividad, conviene preguntarse dónde se aloja este defecto en nuestro interior, qué espacio psíquico está ocupando.

Los sodomitas no quieren salir de la inocencia o bien de las estrechas paredes construidas por sus seguridades, no se prestan a crear nuevas conexiones neuronales que permitan a los demás avanzar, se centran en su propia historia, son adoradores de su ombligo y no les preocupan demasiado las consecuencias de sus actos.

Juan nos revela los cambios que han de producirse en nuestra psique y en nuestra realidad cuando la tendencia dominante sea la personalidad crística, una vez reducida a ruinas la antigua visión o percepción que teníamos de las cosas. Y es que la energía crística ha de tumbar todos los ladrillos conceptuales con los que se había edificado nuestra historia. La cuestión es ser capaz de vivir este derrumbe en el interior, desde la plena conciencia. Esto evitaría que este proceso se proyectara en la realidad exterior. Un derrumbe exterior puede tomar la forma de un seísmo, un crash bursátil, un tsunami, una enfermedad, la pérdida de un ser querido, del trabajo etc...

El Apocalipsis-Revelación es pues la irrupción de una energía procedente del núcleo en las capas más exteriores de la “cebolla”. La Tierra está destinada a transformarse en un planeta poblado por seres con una conciencia expandida capaces de integrar las paletadas de fuego divino, es decir, de recibir la “Revelación” y hacerla patente en su realidad.

El investigador Carlos Schabbath hace en su ensayo sobre El Ser humano en el Universo Multidimensional una referencia que me parece aclaratoria sobre esta cuestión: “La forma es la interpretación mental de la resistencia a dejarnos penetrar por la luz.” Es decir, que si esa paletada de fuego divino procedente de nuestro núcleo encuentra en nosotros resistencia (léase apegos, bloqueos emocionales o mentales) entonces tomará cuerpo, se proyectará y cristalizará en nuestra realidad exterior. Y puede hacerlo bajo la forma de un derrumbe.

En el momento en que la Revelación, el fuego del núcleo, pudiera irrumpir en la conciencia de un número crítico de seres humanos, la experiencia pasaría a ser colectiva. Si una masa crítica es capaz de integrar ese fuego, la Tierra dará un salto cuántico a otra dimension. En caso contrario, podría sufrir grandes trastornos apocalípticos. En este contexto se enmarca la actual crisis económica mundial.

La resistencia se traduce en dolor, en el cuerpo físico o en el cuerpo social. En la medida en que nos resistimos, nos densificamos, la velocidad de la luz que nos llegaba del núcleo decrece, esto puede conducir a una velocidad de la luz cero cuando impacta con un medio cuya densidad energética es infinita. Eso ocurre cuando somos completamente refractarios a la luz

Entonces, es cuando la luz queda totalmente prisionera de la materia, lo cual obliga a la luz a manifestarse a través de las anécdotas y acontecimientos. Su intensidad será proporcional a la paletada de luz que nos llegó del núcleo y que no hemos asimilado. A mayor número de seres densos e impermeables a la luz, mayor impacto en la sociedad. De lo cual se deduce que un número crítico de seres espiritualmente despiertos y con su personalidad totalmente operativa podría llegar a atajar la crisis económica, o a actuar sobre los patrones climáticos.

El Juan revelador es un personaje que forma parte de nuestro pueblo psíquico, considerando que nuestra psique es como una nación, con sus reyes, sus princesas, sus lacayos, sus filántropos, sus ladrones, sus ángeles, sus demonios etc.. Cada uno de ellos se activa si les damos cuerpo, si les concedemos atención y energía. Ese impulso llamado Juan es la parte de nuestro ser que conecta con el mensajero arcangélico del ser crístico. Tengamos en cuenta que para poder entablar una relación con los arcángeles, o sea, con la parte arcangélica de nuestro ser, es preciso hablar su idioma, que es el del amor incondicional.

El Juan histórico fue el que creó el arquetipo, creó el primer molde para que esta tendencia pudiera manifestarse en la psique humana. Lo mismo hicieron todos los héroes mitológicos, abrieron una ruta neuronal para que los que vinieran detrás pudieran transitar por ella.

Cuando el Apocalipsis fue escrito, hace dos mil años, se estaba plantando en la psique colectiva la semilla de la posibilidad de recibir la revelación y de dar un salto cuántico hacia un plano de conciencia más elevado. Los cabalistas dirían que del año 0 al 1000 vivimos el periodo Yod, del 1000 al 2000, el periodo He y del 2000 al 3000 tendremos la etapa Vav, exteriorizadora en la que los efectos empezarán a hacerse notar. Del 3000 al 4000 viviremos la etapa segundo He en la que recogeremos los frutos de los trabajos realizados. (ver en el apartado 1.1 de esta serie de artículos el significado del Yod-He-Vav-He).

Al despuntar hacia el exterior, esa nueva “planta” removerá las raíces de los antiguos paradigmas, los que se fundamentaban en la exaltación del “yo”, en la separación de la esencia divina, en la amnesia.

Soleika Llop

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Soleïka!, te escribo porque tras la lectura de este articulo me he visto obligado a hacerlo.
Desde ya pequeño he sentido inclinaciones homosexuales,y mi principal tema fue el aceptarlo y vivir con ello. Durante largos años negué por completo mi sexualidad, me autoexcluí de la sociedad, de mis compañeros de vida, todo por miedo a vivir esas emociones.Era perfectamente consciente que aquello que sentía atentaba contra la vida, o por lo menos yo asi lo vivía, sufría por querer superar esas tendencias. Una parte de mi "miraba hacia atrás", como dices en el articulo, otra "hacia adelante". Me econtraba en un punto de bloqueo, estático, en un no-avance.
Debía seguir excluyendo mis deseos, mis sentimientos, por vivir de acuerdo a ideales más elevados?, ese era el fuego que me hacía arder por dentro, quizás fuera del q hablas en el artículo, no podía más. Me estaba convirtiendo en un luciferiano, al excluir mis sentimientos, queriendo vivir de acuerdo a una moral?, creo que sí. Me costó mucho aceptarme y vivir a fondo mis emociones. Ahora soy feliz, tengo "novio" y todo marcha mejor de lo que hasta antes lo hacía.
Y claro que persigo objetivos nuevos, con valores nuevos e intentando vivir de acuerdo al Orden, donde el Amor sea el que reine entre todos, pero he tenido que vivir esa experiencia, por algo será, y que bien seguro será por mi bien,
un abrazo,

Juan García Adán.

Anónimo dijo...

Hola
Encontré tu artículo investigando sobre seres humanos que hayan reflexionado sobre la relación que existe entre la homosexualidad y el desarrollo conciente de la espiritualidad.
Considero el Despertar del Ser como un acto de integración Holístico, completo, de todos los aspectos que componen nuestra existencia como Humano Divino.
En este sentido, la integración que estamos viviendo en estos tiempos en los que la Divinidad está pulsando por manifestarse en nuestra Conciencia y nuestra Vida, la evolucion (que no creo lineal sino multidimensional) nos convoca a ACEPTAR amorosamente cada detalle del plan con el que cuidadosamente preparamos nuestro paso por esta DESTACADÍSIMA ENCARNACIÓN en la que nos encontramos con este cuerpo y esta personalidad "mundana".
En este sentido me pregunto muchas cosas:
- Puede algun aspecto de nuestra vida estar ajeno al plan perfecto?
- Si veo y desarrollo la Totalidad de mi Ser, abriendo, aceptando, iluminando, integrando y ELEVANDO Todo lo que Es en mí, puedo rechazar algún aspecto por alguna razón?
- Por no tener descendencia física, es que estoy yendo en contra de las leyes de la naturaleza? No hay suficientes seres anclando la encarnación de nuevos seres que vienen a vivir su experiencia en la tierra?
- Por ser homosexual y por tanto (en mi caso al menos) no tener descendencia física, no estoy aportando al Plan desde mi lugar para el anclaje de la Nueva Energía como compañero, padre espiritual y hermano de cada nuevo ser que nace?
- Con la tarea de la expansión de mi conciencia, no estoy preparando el camino de los seres que están llegando?
- El transitar por los contrastes que bien mencionaste en tu reflexión, no me habilita para estar ahí en Amor Incondicional y comprensión cuando otro hermano o hermana transite esos caminos de sí mismo/a?

Estas reflexiones, que hago desde la aceptacion e integración de mi ser humano con mi Ser Divino, me llevan a comprender que es hora de que los Seres que pasamos en esta encarnación por experiencias homosexuales demos un VERDADERO SALTO DE CONCIENCIA, y miremos, escuchemos, meditemos y, sobre todo, RESONEMOS la PERFECCIÓN DEL PLAN DIVINO EN CADA SER CREADO.
Comprender el valor de cada aspecto de nuestra existencia en la construcción de la Nueva Tierra, del Humano Divino, de la Conciencia Unificada con Todo lo que Es.
Y que esta búsqueda, este anclaje, nos lleve a mirar en el AQUÍ Y AHORA, soltando las amarras del pasado y levando anclas, para navegar SIN MIEDO, SIN RECHAZO, SIN LEVANTAR BANDERAS DE SEPARACIÓN por el infinito océano de la CONCIENCIA DE DIOS PADRE / DIOSA MADRE empoderandos en nuestro Ser Unificado.
Soltando las amarras de la mente lineal, la moral lineal, la lectura rígida de las antiguas sabidurías, llegamos a un estado en el que surge de nosotros EL AMOR INCONDICIONAL, LA COMPASION, EL SERVICIO AL OTRO, LA CONFIANZA TOTAL EN QUE LA TRAMA NOS SOSTIENE.
Gracias hermana Soleika por recordarme parte del trabajo que he venido a hacer.
Siempre es necesario VER cuanto de estatuas de sal tenemos, y que Sodoma ya se quemó una vez para que comprendamos que no hace falta seguir encerrados en una ciudad amurallada por la desesperación y la entrega del poder a otros, y salgamos livianos al mundo, a los mundos, sabiéndonos amados, sanados y protegidos por el mismo Espíritu que nos dió el Ser.

En Amor, Compasión y Fraternidad.

Alejandro

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