¿Y ahora qué?


Repetición de la jugada, de nuevo una tragedia hace resonar las campanas de la solidaridad. Centenares de parisinos ofreciendo desde las redes sus casas a quienes se encontraron bloqueados, sin poder regresar a sus hogares,  en medio del caos que se formó debido a los múltiples atentados.

El mayor número de víctimas se produjo en una sala de fiestas en la que tocaba un grupo de Heavy Metal  llamado Eagles of Death (Las Águilas de la Muerte), huelgan los comentarios. ¿Y ahora qué? ¿Cuál es el siguiente paso? ¿Una vez averiguado quiénes son los agresores, dirigir hacia ellos oleadas de pensamientos y emociones sombríos, preparando así el carburante energético para la próxima tragedia?

Recordemos algo que ya hemos comentado en más de una ocasión desde estas páginas: a nuestros pensamientos y emociones no se los lleva el viento, están compuestos de partículas electromagnéticas que crean realidades. Forman depósitos energéticos, egregores. Para que un agresor de cualquier índole cometa una fechoría, necesita carburante de bajo octanaje, del inframundo. Y ese depósito se alimenta de todos los odios, tristezas, insatisfacciones, críticas, rabias y frustraciones emitidas por los humanos.

Pero también tenemos la opción de alimentar el egrégor opuesto, el que está formado por todos los pensamientos y emociones de amor compasión, empatía, solidaridad, armonía y paz que emanan de nosotros. Que cada cual elija en conciencia en qué banco cuántico prefiere depositar sus “ahorros”. Pero tengamos en cuenta que en ambos casos, devengan intereses. Es decir, si sentimos odio y desprecio por el colectivo al que pertenecen los agresores, esa negrura acabará manifestándose de una forma u otra en nuestro día a día.

Resulta muy cómodo pensar que los agentes del terror son personajes ajenos a  nuestra realidad, que han sido entrenados por sujetos y organizaciones malos,  muy malos a los que hay que exterminar porque son como un cáncer para la sociedad. Ese es el pensamiento periférico o alopático, es entender las cosas desde la periferia del ser, desde el exterior. Todos los sucesos de los que se nutren los horrodiarios televisivos son meros síntomas, para erradicarlos, la solución no pasa por transformar la sociedad en un estado policial y multiplicar los controles o cerrar fronteras, ni pasa por huir de los colectivos a los que pertenecen los agresores.

La estrategia más razonable tal vez consista en averiguar cuál es el evento semilla, lo que en el caso del cáncer llamarían el foco de Hamer. Recordemos que todos los humanos son como celulitas de un gigantesco cuerpo social, vivimos inmersos en un gran holograma. Si se declara un foco de infección en la punta del pie de ese gran cuerpo, también afectará a las celulitas que se encuentran en la punta de la nariz. Todo forma parte de una misma realidad.

Desde esta óptica, tal vez l actitud más recomendable sería emprender un o´hoponopono global, que cada ser humano se preguntara dónde se aloja su punto de agresividad, de violencia, de intolerancia o de extremismo, y erradicarlo. ¿Se aloja en la salud, en las relaciones de pareja, en las opciones políticas etc..?
Hay muchas formas de agresión, podríamos empezar por las que cometemos hacia nuestro pueblo celular. Cada vez que consumimos alimentos o sustancias que lo perjudican, lo estamos agrediendo. Cada vez que emitimos críticas, descalificaciones, rencores o pensamientos de desunión, lo agredimos.

Cada vez que las arcas del egrégor de sombra están a rebosar, algún agente kármico recibe el encargo de vaciarlas y entonces se produce lo que en física cuántica se llama el colapso de la función onda, o la decoherencia. La onda pasa al estado de partícula, la negritud se cristaliza y la agresión toma forma. Pero, desde esta lógica, no parece muy coherente matar al mensajero.
¿Y ahora qué? Pues a mandar luz y amor a los dos bandos, al de los agredidos pero también al de los agresores, porque esa es la única forma de desarmarlos.
Soleika Llop

5 comentarios:

LA PRINGADA dijo...

Excelente

Tristán Llop dijo...

Ojalá que podamos estar a la altura de lo que nos pide el universo.

malena oviedo gonzález dijo...

Es bueno pensar como reflexionas tú. Gratitud, amor y paz. Bienestar para todos. <3

Georgina dijo...

Gracias Soleika, tus palabras me han hecho reflexionar y recordar el por que estamos aqui. Un abrazo

Héctor Frigerio dijo...

Nos guste o no nos guste existe el UNO y no podemos saltar afuera no existe afuera.
Excelente..justo estoy leyendo el livro de Bruce Lipton Evolucion Espontanea y fue escrito por el 2010 y parece que ya anticipaba las cosas que estan llegando porque no pensamos como 100% de responsabilidad como eseña hooponopono.

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