Recobrando la memoria

Este es otro fantástico ejercicio de Alquimia Genética realizado por la misma persona que hizo el último que publiqué, bajo el título “Ascensión”. Se nota un claro avance, y como las sombras se van reduciendo cada vez más y amansando, y como esta persona va reconectando con su auténtica maestría, tras haber vivido circunstancias muy duras en su vida. Unas situaciones que derivaban del hecho de haber olvidado quien era en realidad. Hay mucho que aprender de estos ejercicios.

“Llegamos con el avatar, y Miguel. El pueblo está tranquilo, los niños juegan, las mujeres están atareadas haciendo alguna cosa. Los hombres siguen con el huerto que ya empieza a dar frutos (ella empieza a ver los resultados de todos sus ejercicios). Voy a visitar el corazón que ha vuelto a crecer y palpita como nunca.

-¿Qué hacéis? Pregunto a las mujeres.

- Collares.

-¿Para qué?

-Porque nos vamos de fiesta.

- ¿A dónde?

-Al pueblo de al lado.

-¿Qué pueblo es ese?

-Uno que hay gente que te quiere conocer. (Está creando conectividad celular)-

Les ayudo a acabar el trabajo. Me gusta participar en sus cosas. Cuando estamos listos nos vamos por un camino que sale del centro del mismo pueblo. Después de caminar largo rato, llegamos a un túnel.

-¿Qué es este túnel?

- Lo que separa una vida de otra.

-¿De qué vida me estás hablando?

- Sigue y verás.

Al otro lado del túnel aparece ante mí un pueblo, de piedras grandes, pirámides, una extensión de terreno que parece un campo de juegos. Estoy en las ruinas de los Mayas, pero reconstruidas, totalmente vivas. Mujeres, niños, hombres van y vienen, parece que van a preparar algo, flores, adornos por todo, casi no se percataron que habíamos llegado.

-¿Dónde estoy?

-En un pueblo muy antiguo de los Mayas. Fue tu pueblo en otra época.

-¿Mi pueblo?

-Si

- ¿Y qué hacía yo? -silencio-

Al fondo había una gran pirámide y de ellas salían dos seres muy bien vestidos con túnicas muy lujosas. Eran los jefes del pueblo pues todos les trataban con respeto y veneración. Al lado de ellos había una mujer con una túnica azul, mi impulso me llevo hasta ella.

-¿Quién eres?

-Una sacerdotisa.

-¿Qué haces?

-Ayudar a la gente, escucharla, apoyarla, sanarla.

-¿Cómo lo haces?

-Con los conocimientos ancestrales y con amor.

-¿Qué conocimientos?

-Esos que son desde el principio de los principios, que no tienen tiempo ni espacio.

-¿Y qué quieres decirme? ¿Por qué estoy aquí?

-Para que me reconozcas. Para reconocer la que fuiste.

-¿La que fui?

-Sí, esa que ayudaba, que se preocupaba por los demás, que ofrecía todo su saber en ayudar.

- ¿Qué quieres decir que yo también fui parte de este pueblo?

-Sí

Se me puso enfrente, me miró fijamente y un escalofrió corrió por todo mi cuerpo. No puedo creer lo que siento, o quizás sea mejor decir que no puedo aceptar lo que siento, esa persona era yo. Sigo sin creerlo. El avatar se acercó a mí, me cogió por los hombros y me dijo:

-Cree en ti.

-Pero……….

Los de mi pueblo me sonríen. La mujer hizo que pusiera mis manos sobre las suyas. La sensación era que esa persona se adentraba dentro de mí, formaba parte de mí, me fundí en ella. No me lo podía creer. Mis manos irradiaban una energía que nunca había sentido. Sentía la energía en mis manos cuando alguien se acercaba a mí pidiendo ayuda, por algún motivo.

Mis manos en el aquí y ahora están que arden. Es impresionante la sensación de alegría, de paz que resulta el saber que puedes hacer algo por los demás. Después nos íbamos todos a un templo dentro de una de las pirámides, allí meditábamos y nos recargábamos de energía. El chorro de energía entraba por el chacra de la coronilla y te invadía todo el cuerpo. Al salir me dicen:

-Recuerda todo lo que fuiste, recuerda todo lo que hiciste, para poderlo repetir ahora.

Estaba sin palabras.

-No lo olvides todo está dentro de ti, solo tienes que volver a sacarlo.

Hay puestas mesas, con comida flores, la gente se ha engalanado, y nosotros también nos hemos puesto nuestros collares. Se respira alegría, tranquilidad y bienestar. Todos nos agasajan, no hablan, nos ofrecen cosas y nos agradecen que estemos ahí. Esto es increíble, que esta gente tan preparada nos den las gracias. Miro al avatar y a Miguel, hoy mis lágrimas son de agradecimiento.

Casa del jefe de la Capa. Hoy hay más gente en la casa

-¿Quiénes son?

-Son tus objetores, los que tu creas para ponerte trabas. Tu mental, tu razonamiento, tú falta de confianza, tus escrúpulos, tu educación, tus patrones incorporados en esta vida.

Nos sentamos todos en una mesa y yo armándome de valor les digo:

-Sé que me habéis acompañado en esta vida siempre, que en ocasiones me habéis salvado de algunas cosas y me habéis ayudado a no cometer más errores, pero ahora, es hora de despedirnos, es hora de que salgáis de mi vida, os agradezco vuestro servicio, pero ya no os necesito.

Les abrazo uno a uno y veo como salen por la puerta.

Le doy las gracias al Jefe por su ayuda y me despido. Me traslado al momento en que mejor he aprovechado los potenciales de esta Capa, llego a una nube, es como blandita pero no me caigo. Hay niños por todo, algunos parecen querubines.

-¿Quiénes sois?

-Los que aguardamos para nacer en ti.

-¿Para nacer en mí?

-Todos te aportamos algo para que puedas brillar. (Es su yo angélico que se acerca a ella porque ha despedido a sus sombras)

Yo sigo alucinando. Pero en esta nube se está muy bien. Me quedo con ellos un rato a jugar y aprender a reír, a sentir de verdad, a protegerme, a disfrutar de verdad y a no rendirme. Gracias. Vuelvo al escenario nº 1, y me da la impresión que hay más gente, esto crece por momentos. Y cada vez las celebraciones son más numerosas.

1 comentario:

Sibila dijo...

Interesante relato que nos permite actualizar de modo nítido todo el esplendor de una civilización que nos precedió y a través de la conexión con los yos probables (la sacerdotisa), con su yo angélico, y para mas inri, cuando al principio canta a los extremos abiertos del tiempo con esa metáfora del túnel (al menos, ésa es mi interpretación).
Estupendo y lindísimo relato en su aparente sencillez. Gracias y enhorabuena.

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