Héroes anónimos...

No hay palabras. Ojalá pudiéramos -siquiera- seguir el ejemplo. Ojalá se diera más difusión a este tipo de noticias.

Esta carta, escrita por el inmigrante vietnamita Thanh Minh que trabajó en
Fukushima como policía, a un amigo en Vietnam, fue publicado en New America
Media, el 19 de marzo. Es un testimonio de la fuerza del espíritu japonés, y
un corte interesante de la vida cerca del epicentro de la crisis en la
central nuclear de Fukushima en Japón...

Hermano,

¿Cómo estás tú y tu familia? Estos últimos días, todo era un caos. Cuando cierro mis ojos, veo los cadáveres. Cuando abro los ojos, también veo los
cadáveres.

Cada uno de nosotros debe trabajar 20 horas al día, sin embargo, me gustaría
que hubiera días de 48 horas, para que podamos seguir ayudando y rescatar
gente.
Estamos sin agua y electricidad, las raciones de alimentos se encuentran
cerca de cero. Apenas se consigue trasladar a los refugiados antes de que
haya nuevas órdenes para trasladarles a otro lugar.

Actualmente estoy en Fukushima, a unos 25 kilómetros de la planta de energía
nuclear. Tengo tanto para decirte que si pudiera escribirlo todo,
seguramente se convertiría en una novela acerca de las relaciones y
comportamientos humanos en tiempos de crisis.

Aquí la gente mantiene la calma - su sentido de la dignidad y el
comportamiento adecuado son muy buenas - así que las cosas no son tan malas
como podrían serlo. Pero dado una semana más, no puedo garantizar que las
cosas lleguen a un punto en que ya no se pueda proporcionar la debida
protección y el orden.

Son seres humanos después de todo, y cuando el hambre y la sed reemplacen la
dignidad, van a hacer lo que tienen que hacer. El gobierno está tratando de
proveer suministros por vía aérea, con alimentos y medicinas, pero es como
dejar caer un poco de sal en el océano.

Hermano, hubo un incidente realmente conmovedor. Se trata de un niño japonés
que enseñó a un adulto como yo, una lección sobre cómo comportarse como un
ser humano.

Ayer por la noche, me enviaron a una escuela de gramática para ayudar a una
organización de caridad a distribuir alimentos a los refugiados. Era una
larga fila que serpenteaba un lado a otro y vi. a un niño de alrededor de 9
años de edad. Llevaba una camiseta y un par de pantalones cortos. Estaba
haciendo mucho frío y el niño estaba en el final de la cola. Me preocupaba
que en el momento que le llegue el turno, no habría ningún alimento. Así que
hablé con él. Dijo que estaba en la escuela cuando ocurrió el terremoto. Su
padre trabajaba cerca y se dirigía a la escuela. El estaba en el balcón del
tercer piso cuando vio el coche de su padre barrido por el tsunami.

Le pregunté acerca de su madre. Dijo que su casa está junto a la playa, que
su madre y su hermana pequeña, probablemente no se salvaran. Volvió la
cabeza, se secó las lágrimas cuando le pregunté acerca de sus familiares.
Estaba temblando por lo que me quité la chaqueta de policía y se la puse a
él. Ahí fue cuando mi bolsa de ración de alimentos se cayó. La recogí y se
la di a él. "Cuando llegue tu turno, podrías quedarte sin alimentos. Así que
aquí está mi parte. Yo ya comí. ¿Por qué no te lo comes?"

El muchacho tomó mi comida, se inclinó. Pensé que se lo comería de
inmediato, pero no lo hizo. Tomó la bolsa, se acercó al principio de la cola
y la puso con toda la comida que estaba esperando para ser distribuida.

Me sorprendió. Le pregunté por qué no se lo comía, en vez de añadirla a la
pila de los alimentos. Él respondió: "Porque veo a gente con mucho más
hambre que yo, si lo pongo allí, se van a distribuir los alimentos por igual.."

Cuando escuché eso me di vuelta para que la gente no me vea llorar.

Una sociedad que puede educar a un niño de 9 años de edad, que entiende el
concepto de sacrificio por el bien común es una gran sociedad, un gran
pueblo.

Bueno, en estas pocas líneas envío a tí ya familia mis mejores deseos. La
hora de mi turno ha llegado nuevamente.

Ha Thanh Minh



10 COSAS QUE DEBEMOS APRENDER DE JAPÓN

1. LA CALMA
Ni una sola imagen de golpearse el pecho o de dolor. La muestra de
dolor en sí ha sido dignamente llevada.

2. LA DIGNIDAD
La disciplina en las colas para el agua y los alimentos. Ni una palabra
áspera o un gesto de crudo.

3. LA CAPACIDAD
De los arquitectos, increíble, los edificios se balanceaban, pero no
caían.

4. LA GRACIA
La gente compraba sólo lo que necesitaba para el momento, por lo que
todo el mundo podía conseguir algo.

5. EL ORDEN
No hay saqueos en las tiendas. No tocan la bocina y no adelantan en las
carreteras. Sólo comprensión.

6. EL SACRIFICIO
Cincuenta trabajadores quedaron atrás para bombear agua de mar en los
N-reactores, sin pensar en cómo es que alguna vez los recompensarán.

7. LA TERNURA
Los restaurantes redujeron los precios. El fuerte cuida a los débiles.

8. LA FORMACIÓN
La gente de edad y los niños, todo el mundo sabía exactamente qué hacer.
E hicieron precisamente eso.

9. LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN
Ellos mostraron moderación magnífica en los boletines. Ningún periodista
publicó tonterías. Sólo reportajes para difundir la calma.

10. LA CONCIENCIA
¡Cuando se cortó la luz en una tienda, la gente volvió a poner las
cosas en los estantes y se marchó en silencio!

10 comentarios:

karoline dijo...

me encanto tu entrada, es algo que nos urge aprender a los mexicanos. Ojala al leerlo les llegara un poco de conciencia.

Anónimo dijo...

Muy buen ejemplo de valores y de amor.

Anónimo dijo...

Es increible, tengo el orgullo de decir que yo me considero de este tipo de personas, pero desgraciadamente, veo a mi alrededor, y veo todo lo contrario, la educación que nos han dado como humanos, esa que debió haber impartido la religión desde hace siglos, en México y Latinoamericana, simplemente nos vino a fregar. como cambiar a un arbol que ha nacido torcido...ojala que tengamos la capacidad de mejorar nuestra calidad humana, por nuestro bien.

yaya dijo...

Es admirale todo lo que tenemos que aprender de ese país

TOX dijo...

Buenisimo hermano, te sacaste un 10 con ésto!

SYTUX dijo...

Eso se aprende en cada catrastofe, los mexicanos somos todo eso y mas, lo vivi en el terremoto de 1985, cuando la gente cocinaba a desconocidos, tios mios trabajaban las 24 horas, atendiamos heridos, sacabamos muertos, los mexicanos somos grandes, no se menosprecien. ahora vivimos una situacion muy diferente por el poder, pero los mexicanos somos grandes y llenos de amor tambien

ƸӜƷ Dayana dijo...

Buenisima entrada.Me ha emocionado mucho.

Besos

Salvador Alcaraz dijo...

Es un ejemplo de valor espiritual lo que le da el valor a una persona.
Este ejemplo es valioso y ojala Mexico aprenda de estas naciones y deje a un lado ya a los europeos y sus creencias de que "la vida es del mas fuerte".

Kalyman dijo...

memorable...

Unknown dijo...

Muy bueno la verdad.

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