Tiempos apocalípticos

Este vídeo – que una buena amiga me ha mandado hoy- es una representación gráfica, palpable de lo que pueden dar de sí Urano y Júpiter en Aries, un signo muy ligado a la infancia y a la juventud. La letra es un poco dura al principio, aunque bastante realista, describe una visión de la sociedad que mucha gente comparte. Llama la atención la corta edad de los cantantes, que contrasta con su cultura esotérica. Me quedaría con unas cuantas frases, como estas: …El ser humano ha olvidado su fuerza…Humanidad humana, sólo el amor te salvará…escucha el silencio, cuando tu alma está en paz, ahí está la luz…No olvides tu historia, no olvides tu misión...

Somos una generación con poder de cambiarlo todo... Basta con un resplandor para destruir las tinieblas... Ten confianza en la vida, en la fuerza de tus sueños... Todos tenemos un ángel de la guarda, está ahí si lo buscas… Hijo del quinto Sol, lee entre líneas, deja atrás Babilonia…

Dice el Apocalipsis de Juan (XVI): “En el séptimo día…hubo relámpagos y voces y un gran terremoto…la gran ciudad se hizo tres partes y hundiéronse las ciudades de las naciones y la gran Babilonia fue recordada delante de Dios, para darle el cáliz del vino del furor de su cólera. Huyeron todas las islas y las montañas desaparecieron. Una granizada grande cayó del cielo sobre los hombres…”

En su Interpretación del Apocalipsis, Kabaleb comentó lo siguiente acerca de este texto, que parece tener mucha conexión con los últimos acontecimientos: “En este texto se citan tres ciudades: la gran ciudad, las ciudades de las naciones y la gran Babilonia. La gran ciudad es la que construimos en nuestra psique por aglomeración, pero sin que las distintas partes se integren y formen un todo homogéneo (Kabaleb se refiere a la falta de integración y de conectividad celular). Así son nuestras ciudades actuales, a la imagen y semejanza de nuestro mundo interno. Hay barrios ricos, barrios pobres, calles de espectáculos, calles de prostitución, centros comerciales y las gentes se codean, se rozan en las aglomeraciones, sin que sus interferencias lleguen a más, como si vivieran en realidades separadas por miles de kilómetros.

La ciudad de las naciones es aquella formada por ciertas afinidades que se unen para rechazar con mayor fuerza todo lo demás. En nuestra psique, hay tendencias que se sostienen las unas a las otras (como lo hacen los aficionados de un club de futbol, que se unen para vilipendiar al equipo contrario, por ejemplo, o como hacen las filias y fobias políticas). La ciudad de las naciones une para excluir.
Babilonia es la ciudad corrupta en la que la confusión ha llegado a sus extremos límites, en la que las virtudes aparecen como defectos, como estrecheces impropias de la época, mientras que los defectos son proclamados virtudes por los sabios de la ciudad. Es ese lugar en el que todo encaja a la perfección, gracias a una perfecta racionalización.

Eso es lo que sucede en nuestras ciudades -emanadas de la psique colectiva- donde los problemas se solucionan creando otros problemas en otro sector. Y cuando el nivel de problemática alcanza límites insostenibles, se prohíbe su manifestación y se encierra o suprime a quienes la expresan (al escribir esto, me ha venido a la mente los miles de coches eléctricos destruidos por los fabricantes de coches para evitar perjudicar los intereses del petróleo). Toda esa dinámica convertida en leyes y reglamento, respetados y venerados por su antigüedad, forman ese mundo oscuro que los hombres heredan al nacer. Venidos al mundo en Babilonia, convertida por el paso de los siglos en la Gran babilonia, la respetada y honorable Babilonia, aceptan como buena esa organización, procurando mejorarla, dentro de las líneas de su dinámica.

Para darse cuenta de que no es la mejora del sistema lo que la ciudad necesita, sino la adopción de otros sistema. El orden percibido pero no instaurado en nosotros cae sobre el desorden como una avalancha y lo destroza. La sociedad babilónica en la que vivimos valora muy positivamente el tesón, el empeño, el esfuerzo, la lucha y glorifica a los vencedores en dura competición. Pero todas esas “virtudes” son propias del mundo de la degradación, del mundo invertido, porque el Yo Superior no necesita que unos pierdan para triunfar, ni que otros mueran para que él pueda ser héroe.

Tal como nos enseña el Árbol Cabalístico, cuando la voluntad de Kether se pone en funcionamiento, se activa al mismo tiempo el amor/circunstancias propicias de Hochmah que nos permitirá llevarlo a cabo. Si algo nos cuesta un gran esfuerzo o un sacrificio, es señal de que no estamos utilizando los materiales de la luz, sino los de la sombra… “

Vivimos tiempos apocalípticos, pero tengamos en cuenta que Apocalipsis significa Revelación. Quienes sepan captar esa Revelación y vivir en su interior este proceso, quienes sepan sustituir su Babilonia particular, es decir su caos, su desorden, por la Nueva Jerusalén, no necesitarán ninguna destrucción exterior. Si una masa crítica de personas fuera capaz de lograrlo, ni los mares, ni los volcanes, ni los vientos, ni la tierra volverían a rugir.

Hoy un locutor de la radio dijo que no tenemos ningún control sobre los desastres naturales… nada más lejos de la verdad. Gregg Braden ha tocado este tema en sus libros (varios de ellos están resumidos en el apartado “rata de biblioteca” de este blog), explicando la influencia de las emociones y pensamientos humanos sobre los patrones climáticos. Volveremos sobre esta espinosa cuestión.

Soleika Llop

1 comentario:

Anónimo dijo...

Desde mi punto de vista el vídeo ofrece una cosmovisión que critica a la actual civilización y a todo el lastre que acarreamos como tal.
Sin embargo, yo creo que el mundo siempre ha sido así, no vamos a cambiarlo y no creo que haya nada que cambiar... sino tan solo nuestro punto de vista o actitud ante la vida.
Lo que quiero decir es el hecho de que el mundo es perfecto como es, yo no cambiaría absolutamente nada, yo creo que hay que ver la perfección en la imperfección y punto.
Yo coincido con R. Panikkar cuando en uno de sus libros planteaba: "Si no os gusta cómo anda el mundo, hacedlo vosotros andar de otra manera", en alusión a la respuesta dada por Dios a una comisión democrática que fue al cielo a visitarle.
Menos mal que el vídeo aporta su lenguaje de señales en forma de ítems de contenido agradable.
Hay que ser cautos ante lo que se escucha, pues que yo sepa, por ejemplo, los cínicos no eran tales, sino personas eminentemente prácticas (Antístenes, S. V a. de C, si bien recuerdo).
A su vez, yo creo que a veces, deberíamos ser más egoístas y pensar más en nosotros mismos (estudiar, superarse, aprender...) y un poco menos en los demás, ya que, parece que en la actualidad, nos encontramos en plena era de asistencia social en que miramos tanto hacia el exterior y menos hacia nosotros mismos...
A modo de colofón, lo que Solëika explica muy bien respecto a Babilonia (de alguna manera, representa las limitaciones humanas), y respecto a la Nueva Jerusalén, invitan a la contemplación de ese nuevo punto de vista o paradigma al que aludía yo más arriba al principio de mi discurso.
Nada más.

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