Día Internacional de la Paz

He recibido del grupo de “Global Coherence” - al que pertenezco- un bonito vídeo para conmemorar el Día Internacional de la Paz, lo he traducido para que todos los lectores puedan disfrutarlo, no es que diga cosas nuevas, sólo refresca nuestra memoria, pero nunca viene mal hacerlo.

“La paz no es algo que has de anhelar, es algo que tú elaboras y construyes, es algo que tú eres.
La paz es un proceso diario, semanal, mensual.
La paz gradualmente va cambiando nuestro modo de ver las cosas, va erosionando las viejas barreras, construyendo silenciosamente nuevas estructuras

La paz se incrementa cuando hacemos elecciones más elevadas, dejándonos guiar intuitivamente desde el corazón.

La paz que creamos desde nuestro interior es la que favorece la manifestación de la paz en el exterior.

La paz arranca desde dentro y se irradia hacia el mundo.

Sé el cambio que quieres ver en el mundo.

Muéstrate atento, sé agradecido, respeta a los demás, sé compasivo, ofrece tus cuidados, abre tu corazón al mundo que te rodea.

Haz que el día de la paz sea cada día.

Dale una oportunidad a la paz.

Celebra el Día Internacional de la Paz.

Tal vez sea el momento de leer o releer esa joya de libro que Jason Leen escribió canalizando al espíritu de John Lennon tras su fallecimiento: Peace at Least, Paz al fin.

Al hilo de esta cuestión, es decir de la paz interior, aprovecho la ocasión para comentar un par de anécdotas que me han contado en estos últimos días y que tienen un nexo común: un estado de lucha interior que repercute en una contienda exterior. Ambas historias vienen de dos hombres, uno me contó que tuvo una pareja que le pedía con insistencia que él le pusiera en nómina en su empresa y le pagara la cuota de la Seguridad Social, acabó separándose, muy entristecido por creer que el único interés de su compañera era material.

El otro me contó que estaba muy dolido porque notaba que su socia en el negocio que llevaban juntos lo estaba explotando y aprovechándose de él. Si aplicamos los principios del Oponopono o de la psicología junguiana, diremos que el ánima, es decir el Yo femenino de estos dos hombres les estaba reclamando atenciones, valores, mimos. Y al no ser atendido ese arquetipo femenino, simplemente se exteriorizó y cuando el Yin sale al exterior siempre lo hace de forma airada, intempestiva. Por ello, los hombres que tienen un fuerte componente de “macho hispánico” se encuentran a menudo con mujeres difíciles. Veamos lo que dice Jung respecto a este proceso:

“Si aprendemos a integrar las características no deseadas en nuestra personalidad, éstas ya no tienen que ser personificadas en el inconsciente, pasan a formar parte de nosotros. Cuando nos vemos forzados a reconocer la existencia de la sombra, al principio nuestra relación es como una incómoda danza ritual, que siempre amenaza con degenerar en una guerra activa. Cuando negamos una parte de nosotros mismos y la relegamos al inconsciente, éste empieza a colocar ante nuestro conocimiento consciente figuras de sombra que corresponden a los rasgos de la personalidad que hemos estado negando. Al principio aparecen como sueños pero si no nos enteramos, se encarnan en la realidad. Y entonces la sombra puede aparecer como un amigo, un familiar, un compañero de trabajo, un superior jerárquico etc… Pensemos en nuestra sombra física: cuanto más brillante es la luz, más oscura es la sombra. Si nos consideramos demasiado buenos o demasiados perfectos, la sombra se vuelve más oscura como compensación”.

Sin embargo, tampoco hace falta exhibir un sobrante de testosterona para tener problemas con la mujer, a veces esto les pasa a hombres sensibles y dulces. Ahí es donde surgen las dudas, “si soy tan sensible, si me expreso con dulzura, medito a menudo y realizo actividades de corte espiritual, ¿cómo se explica que mi “socia” –en la vida o en los negocios- tenga tan mal carácter o me ocasione tantos disgustos?”. Muy sencillo, la esencia femenina no se resume a ser sensible, hacer la colada, cocinar o meditar de vez en cuando sino que se trata también de entender las situaciones de la vida y las personas desde el interior, desde la consciencia de que el otro es un espejo que refleja nuestra realidad.

Se trata de mover la intuición, la imaginación, de saber captar los mensajes de la vida, de comunicar con el alma, de ponerse a la escucha y también de saber dejarse amar. Se trata, en resumen, de comprender que la realidad que uno vive por fuera no es más que la constelación de lo que experimenta en su psique.

Los antiguos decían “Si vis pacem, para bellum”, si quieres la paz, prepara la guerra, en este caso, sería la guerra contra la sombra pero quedaría más apropiado decir “si vis pacem, integratum” (y perdón por el latín bananero), no se trata de luchar sino de integrar al otro en uno mismo. En cuanto lo hacemos, dejamos de luchar contra los molinos de viento, nos pacificamos por dentro, y como consecuencia, irradiamos paz en nuestro entorno. Ese es el mensaje central del vídeo.

Soleika Llop

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