Este es un ejercicio de Alquimia Genética que contiene valiosas enseñanzas, en el que la persona (en su casa) explora una Capa de su ADN en la que se encuentra su capacidad de valorar a sus amistades, sus protectores, sus proyectos, su participación en tareas grupales, de encontrar su propia familia de almas, entre otras cosas. Cuando el primer escenario que aparece es un desierto o cuando –como en este caso- aparecen indios o aborígenes en el pueblo celular, puede indicar que se trata de un territorio psíquico que está sin colonizar, salvaje, en el sentido de que la persona no lo activa, no lo energetiza demasiado...
Dicho de otro modo, la persona de nuestro ejemplo no valora del todo lo que le aportan sus amistades o las protecciones de las que goza (que pueden ser visibles o invisibles). Había en ella falta de conectividad celular ya que este pueblo estaba aislado de los demás. Y eso se traduce en una falta de solidaridad de unos órganos con otros, es importante unir todas las zonas de nuestra psique para que puedan ayudarse unas a otras. Entre paréntesis, mis comentarios.
“Mi guía es Jesús. Me veo sobrevolando lo que me parece el Atlántico en un avión que se transforma en una gran paloma (Paloma es mi nombre sagrado) yo viajo en la paloma y a la vez soy ella (ha conectado con su yo sagrado). Me poso en una gran explanada de tierra rojiza. Siento allí una energía especial, es un sitio lleno de presencias espirituales que yo siento aunque no las veo físicamente. Sé que voy a vivir una especie de iniciación. Me tumbo boca arriba en la tierra. Se hace de noche y veo la inmensidad del cielo y las estrellas con gran claridad en una noche muy limpia, percibo la infinitud del universo...
Siento cada vez la presencia de más seres, de otras galaxias, de otras épocas pasadas, presentes y futuras y oigo sus voces que me dicen: “la soledad es una ilusión todos estamos unidos”, lo siento yo también así…me siento como mecida o acogida por el universo, como si hubiese nacido de nuevo… se va haciendo de día y entonces convoco a mi pueblo celular, que está esperándome. Son un pueblo indio (eso indica que en esta área psíquica no había mucha civilización, había vida salvaje, es decir que no estaba muy activada) como los de América del Norte. Han quedado allí aislados (esa área psíquica estaba desconectada de las demás) y esperan la unión con sus hermanos. Es el valor que han aprendido a través del aislamiento.
Es un pueblo pacífico y sin disidentes, su territorio se ha ido desertizando por la falta de contacto con otros pueblos, se han ido empobreciendo. Lo curioso es que ya son conscientes de ello y tienen tanta necesidad de dar y recibir que esperan el contacto con el resto de sus hermanos (eso es importante porque significa que se está auto sanando a través de este ejercicio). En otro tiempo, me cuentan, formaban una comunidad mayor, pero diversa en pareceres y pensaron que la solución era la separación por grupos afines y así llegaron al aislamiento. Hay un jefe anciano y también una mujer joven y hermosa (una tendencia optimista y positiva) que tiene mucha influencia en el grupo, es la que ha mantenido la alegría y la esperanza en la dificultad.
Pronuncio el nombre de la Capa y el desierto (era un territorio en el que faltaba amor y colonización) se convierte en una hermosa pradera (eso demuestra que se está auto sanando) en la que nos deleitamos un rato. Vamos a la ciudad de Cristal (es la Nueva Jerusalén). Hay un gran ambiente fraternal… la sensación que tengo cuando vuelvo a esta ciudad es que cada vez es más amplia (ella misma la amplia al traer a este lugar a los habitantes de todos los territorios psíquicos a los que va sanando) y viva, es que todos los pueblos que allí se reencuentran estuvieron unidos alguna vez y realizaron su duro aprendizaje a través del aislamiento los unos de los otros, por eso ahora viven ese reencuentro con tanta intensidad. Doy gracias a los Maestros por haber podido vivir este momento y vuelvo a mi habitación.”
Soleika Llop
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