Meditación de la Nueva Luna de Abril 09


Esta es la meditación de la Nueva Luna de Abril. Una de las personas que la hizo en el Centro Aureas ayer por la tarde comentó que al penetrar en el Jardín de las Hespérides percibió la imagen de una torre humana (en Cataluña se llaman los Castellers) y ella se veía como el niño que se sube arriba del todo de la torre. Le hicieron entender que para poder subir del todo, para poder elevarse, había necesitado la colaboración un gran grupo de personas, que son los actores de su elenco particular. Y ella sintió mucho amor y mucha gratitud hacia esas personas, les dio las gracias, sobre todo a aquellas con las que no había congeniado demasiado. Fue algo muy hermoso...

Meditación: Viaje al Jardín de las Hespérides

Nos cuenta la Mitología griega que el gigante Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres vivían en la tierra más occidental del mundo, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles producían manzanas de oro. La diosa Gea (la Madre Tierra) había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para los reyes de los dioses, Zeus y Hera. Aprovechando que los programas angélicos que rigen esta lunación nos hablan del Paraíso terrenal, haremos una incursión en él, aunque sea de forma momentánea, ya que para estacionar en él de forma permanente primero hemos de pulverizar al dragón Ladón, el guardián que custodia el Jardín. Pero entablaremos contacto con él, para ver lo que nos cuenta.

Gea representaría nuestra Tierra, es decir nuestra realidad material, y ésta nos regala frutos de oro, es decir conciencia, sabiduría y abundancia, en cuanto nos empoderamos, en cuanto tomamos conciencia de nuestro poderío, ya que Zeus simboliza el poder y Hera es su parte femenina, receptiva, intuitiva.

Relajación

Realiza tres respiraciones lentas y profundas, entrando el aire por la nariz y exhalando por la boca, llenando primero de aire tu abdomen y luego el tórax. Luego realiza 3 respiraciones provocando una apnea, es decir entrando por la nariz, reteniendo el aire todo lo que puedas y luego lo sacas por la boca muy lentamente.

Le das la orden a tu mente de rebajar la actividad eléctrica de sus ondas a 4 ciclos por segundo, de esta forma entrarás en un estado de profunda relajación.

Imagina que por encima de tu chakra 7, en la parte superior de tu cabeza, se está formando una espiral de luz azul índigo. Ahora observas que por encima de tu cabeza, se abre este chakra 7, tiene la forma de un gran embudo por el que penetra la luz azul de la espiral. Ese rayo azul inunda todo tu cuerpo armonizándolo, relajándolo completamente, aliviando todos tus centros energéticos.

Imaginas que ese rayo azul envuelve todo tu cuerpo como si estuvieras en una burbuja de ese color. Esa luz azul va eliminando cualquier tensión y regenerando cada tejido, cada célula, cada órgano.

Inducción

En ese estado de profunda relajación en el que te encuentras, imaginas que te trasladas al Monte Saint Michel, te encuentras al pie de este Monte, imaginas que está yermo, es todo hierba, sin construcciones, salvo un templo en la cima, dedicado al Arcángel Miguel.

Imaginas que empiezas a escalar el Monte, lentamente y a cada paso que das, te vas desprendiendo poco a poco de todas tus vestiduras, joyas, calzado, todo lo que llevas encima. Te desprendes asimismo de una capa de energía gris compuesta de tensiones y preocupaciones de la vida diaria.

Vas ascendiendo, subiendo, subiendo, tu cuerpo se queda completamente desnudo y cubres tu desnudez con un precioso manto blanco, tejido con hilos de luz. Alcanzas la cima del Monte, las puertas del templo se abren ante ti y te invitan a penetrar en él.

Entras y te sitúas en una sala redonda con muchas ventanas por las que penetra el Sol a raudales. Las paredes y techos están cubiertos de amatistas incrustadas que despiden poderosos haces de luz de color violeta que penetran por tu cabeza, recorren todo tu cuerpo, impregnándolo de energía violeta transmutadora.

Invocas la presencia de unos maestros que te van a ayudar en esta meditación. Invocas a Jesús el Cristo, a la Madre María, al Arcángel Miguel, al Arcángel Metatrón, a Omraam Mikhael Aivanhov, a Saint Germain, a Akenatón, a Nefertiti, a los cuatro elementos, a las cuatro direcciones, Norte, Sur, Este y Oeste, a todos los guías espirituales de la gran Hermandad Blanca y a los 72 Ángeles de la Cábala.

Meditación

- Imaginamos que en sala del Templo del Mont Saint Michel en la que nos encontramos hay una escalera de 9 peldaños, los subimos uno a uno. El peldaño 9 nos da acceso a una ciudad de 12 puertas, nos introducimos en la puerta nº 11, imaginamos que accedemos a un hermoso jardín, hay un parterre, en letras formadas por flores, se puede leer: Jardín de las Hespérides. Es un lugar muy hermoso en el que los árboles producen manzanas de oro. Un lugar para relajarse, para descansar, para meditar y para poder dialogar con nuestros seres queridos, con nuestros allegados, pero en su dimensión angélica. Pero para poder entrar en este lugar paradisíaco es preciso enfrentarse primero al dragón Ladón que lo custodia.

- Imaginamos que tenemos delante a ese dragón, lo saludamos y le preguntamos qué es lo que tenemos que revisar más urgentemente en nosotros para que nos deje penetrar en el Jardín, cuál es ese defecto que más urgentemente hemos de pulir. Le pedimos que, a modo de demo, nos deje penetrar durante unos minutos en el Jardín para poder dialogar con nuestros seres queridos.

- Imaginamos que el dragón accede a dejarnos realizar una visita rápida (para poder quedarnos sería preciso que lo pulverizáramos) nos abre la puerta y allí se encuentran nuestros padres, nuestros hijos, nuestras parejas, amigos, compañeros de trabajo, la personas más allegadas pero todos ellos son ángeles. Es decir que los estamos percibiendo en su dimensión angélica. Nos acercamos a ellos y les preguntamos si nos quieren transmitir algún mensaje. Apuntamos estos mensajes si tememos olvidarlos.

- Imaginamos que todas esas personas a las que hemos reunido en este lugar se abrazan, forman una piña, tan compacta que acaban transformándose en una gran bola de luz, imaginamos que compactamos esa bola, como si fuera de plastilina o de barro, le damos el tamaño de una manzana y la pintamos de color oro, se transforma en una manzana de oro que cuelga de uno de los manzanos de este Jardín de las Hespérides. Podemos hacer lo mismo con colectivos enfrentados, con políticos, con personajes públicos, e ir llenando de manzanas de oro este lugar idílico.

- Damos las gracias a los maestros que nos han asistido, cerramos nuestros chakras, salimos del templo, bajamos la montañita y volvemos a nuestra realidad.

Soleika Llop
www.abriendoconciencia.blogspot.com

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