Una nueva visión del Apocalipsis (4ª)

Esta es la continuación de la reflexión que hice sobre las Lecciones de Interpretación del Apocalipsis de Kabaleb. Conviene recordar que para poder entender estos comentarios es necesario leerlos en paralelo a los correspondientes capítulos de Apocalipsis de Kabaleb, mirar en “blog Kabaleb”...

1.5

Asiah es la tercera dimensión, en el cuerpo sería el chakra 1, es el territorio en el que se concretan las cosas, en el que pasamos a la acción. Es el crisol en el que mezclamos todos nuestros ingredientes para realizar nuestra obra alquímica. Esa es la tierra o realidad práctica destinada a albergar a nuestro “cielo”, el cual es la parte más profunda, sublime y elevada de nuestro ser. Cuando nuestro cielo baje a nuestra tierra, nuestra realidad será el perfecto reflejo de la parte divina que nos habita.

Pero el término Asiah describe la fase en que, desde la realidad práctica, uno empieza a elevar la mirada hacia ese cielo, hacia el espíritu. Juan se dirige pues al Hombre Nuevo cuyo reto consiste en unificar su psique. Es decir, en dejar de ser saturnino a la hora de Saturno, jupiteriano a la hora de Júpiter etc.. para poder ser todo a la vez. Esto implica dejar de estar sometido al vaivén de los astros, dejar de mostrarse avaricioso cuando Saturno forme disonancias o violento con Marte o envidioso con Mercurio. Esto es lo que significa salir de las “iglesias” o de las “sinagogas”. Es integrar los siete rayos.

1.6

Los siete espíritus ante el trono son siete entidades espirituales o Elohims que se ocupan de mover las energías de los siete planetas. Los minerales, vegetales y animales tienen sus espíritus grupo (poderosos ángeles) encargados de dirigir su evolución, pues lo mismo ocurre con los planetas.

1.7

Cualquier ser de luz, trátese de un ángel, un arcángel o un maestro ascendido, necesita un punto de anclaje en nuestro interior para poder manifestarse. Crearles una morada es adecuarse a su vibración. Para poder comunicar con el canal crístico hemos de vibrar en esa frecuencia, que es la del amor sin condiciones, si límites, la del interés por el bien común, la del desarrollo del poder sanador.

1.8

A nivel zodiacal el Aleph representa el signo de Aries, el Mem es Capricornio y el Noun es Tauro. Al pronunciar la palabra “Amen” estamos expresando la intención de que nuestro Yo esencial, la parte más implosionada de nuestro ser, manifieste su voluntad y participe en todas nuestras decisiones, hasta en los detalles más ínfimos de nuestra vida diaria, es la intención de que se cuele por todas las rendijas de nuestro cotidiano acontecer.

1.9

Las nubes simbolizan el mundo etérico, es lo que abrían las sacerdotisas de Avalon al traspasar las brumas. Quien haya desarrollado la visión etérica, es decir, quien haya hecho saltar los sellos de su chakra 6, será capaz de ver el Cristo. Esto parece indicar que la próxima llegada del Maestro será una experiencia interior, no colectiva. Llegará un momento en que esta vibración de amor puro pueda ser percibida incluso por las personas que la han menospreciado o que se han burlado de ella.

Y cuando esta vibración de alta frecuencia se adueñe de todos los resortes humanos, los recalcitrantes, los que persistan en no dejarse penetrar por ella se verán excluidos del resto de la comunidad y vivirán como en un guetto energético. Un guetto sutil del que la alegría, el entusiasmo, la confianza en el futuro, el buen humor, la compasión y la sincronicidad brillarán por su ausencia. Por ello se lamentarán.

Pero esto no se refiere a un futuro hipotético sino a lo que estamos viviendo aquí y ahora. Estas palabras de Juan son de rabiosa actualidad. Quienes están excluidos de esta unidad –de la que habla el texto apocalíptico- son los que ahora mismo nos preguntan: “¿Y cómo puedes no estar preocupada por la crisis, cómo puedes no tenerle miedo al futuro? ¿Pero qué me dices, aún no te has apuntado a un plan de pensiones, cómo puede ser que no te asegures y reasegures? Etc…”
Soleika Llop

No hay comentarios:

Entradas populares