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“Querida Soleika, mi último Camino de Santiago ha sido muy, muy fuerte. No te voy a aburrir con mis anécdotas. Pero para resumir te diré
que el Camino me dijo que no hacía falta que volviera a recorrerlo,
porque ahora Yo soy el camino y he de hacerlo interiormente, sin
necesidad de cargar con la mochila y recorrerlo con mis pies. ¿Por qué
te cuento esto?
Porque cuando volví y ví lo que habías escrito sobre
cual era el auténtico Camino de Santiago, me quedé a cuadros al
comprobar que eso mismo es lo que a mi me había dicho el Camino.
Ya el año pasado, cuando intenté hacer un trozo, me volví a los dos días
porque no me "encontraba" allí de ninguna manera. O sea que en esta
ocasión ya llovía sobre mojado -nunca mejor dicho lo de la lluvia porque
me calé hasta los huesos- pero yo, cabezona como soy, no hice caso y he
vuelto este año.
Claro que después de las experiencias que he tenido, ya
no tengo ninguna duda de que ese Camino con la mochila a cuestas se ha
terminado para mi. Hizo su papel y me obligó a dar un giro total a mi
vida... Pero ahora ya se acabó y hay que continuar caminando por el
sendero interior. He sentido la necesidad de contártelo.”
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