Algunas personas me han sugerido que escriba sobre el tema de los campos mórficos, ya que lo he mencionado en varias ocasiones en el blog. Ahí va pues una síntesis de todo lo que he podido recopilar sobre esta cuestión.
Aprovecho la ocasión (aunque no tenga relación con el tema de los campos mórficos) para comunicarles a las personas que han echado de menos el análisis de la Nueva Luna que la sección se cerró momentáneamente por descanso neuronal. Y fue tanta la necesidad de tomarme un respiro que no quise ni acordarme del día en que caía la Nueva Luna, pero quienes deseen saber cuáles son los ángeles de regencia este mes no tienen más que consultar la página de mi hermano Tristán (ver sección "Enlaces de Interés").
Los Campos Mórfogenéticos
Morfo viene de la palabra griega morphe, que significa forma. Los campos morfogenéticos son campos de forma; patrones o estructuras de orden. Estos campos organizan no solo los campos de organismos vivos sino también los de cristales y moléculas. Cada tipo de molécula, cada proteína por ejemplo, tiene su propio campo mórfico -un campo de hemoglobina, un campo de insulina, etc-. De igual manera cada tipo de cristal, cada tipo de organismo, cada tipo de instinto o patrón de comportamiento tiene su campo mórfico.
Estos campos son los que ordenan la naturaleza. Hay muchos tipos de campos porque hay muchos tipos de cosas y patrones en la naturaleza. Los campos morfogenéticos o campos mórficos llevan información, no energía, y son utilizables a través del espacio y el tiempo sin pérdida alguna de intensidad después de haber sido creados. Son campos no físicos que ejercen influencia sobre sistemas que presentan algún tipo de organización inherente.
A través de los hábitos, los campos morfogenéticos van variando su estructura dando pie así a los cambios estructurales de los sistemas a los que están asociados. Por ejemplo, en un bosque de coníferas se genera el hábito de extender las raíces a mayor profundidad para absorber más nutrientes. El campo morfogenético de la conífera asimila y almacena esta información que es heredada luego no sólo por ejemplares en su entorno sino en bosques de coníferas a lo largo del planeta a través de la resonancia mórfica.
Estos campos permiten la transmisión de información entre organismos de la misma especie sin mediar efectos espaciales. Es como si dentro de cada especie del universo, sea ésta una partícula o una galaxia, un protozoo o un ser humano, existiese un vínculo que actuara instantáneamente en un nivel sub-cuántico fuera del espacio y el tiempo. Este vínculo es lo que Sheldrake denomina campo mórfico o morfogenético.
El campo morfogenético es pura información y se manifiesta unitariamente en el tiempo y en el espacio. O sea, si un aprendizaje ocurre en un campo especifico en algún lugar, esta información queda disponible en cualquier manifestación de este campo en cualquier lugar.
William Mac Dougall, un psicólogo de la Universidad de Harvard, en los años 20, realizó un estudio sobre la conducta basado en el comportamiento de unas ratas. Fue él quien encontró la punta del ovillo para desenmarañar la compleja teoría de los campos morfogenéticos. Su hipótesis era que las características y conductas adquiridas pueden transmitirse genéticamente, una hipótesis que ya había sido sugerida por Jean Lamark.
Pero Lamark creía que la transmisión de la información se hacía por la vía genética biológica. Mc Dougall creó un laberinto por el que hacía pasar unas ratas, comprobando que sucesivas generaciones de ratas iban encontrando la salida al laberinto mucho más deprisa que las anteriores, lo cual corroboraba la teoría de Lamark.
Sin embargo, otros investigadores decidieron hacer el mismo experimento, con el mismo laberinto pero con ratas que estaban en el otro extremo del planeta –en Escocia- comprobando que las ratas (que no tenían posibilidad de comunicarse con las de Harvard, ni por e-mail, ni por móvil) ya poseían la información de cómo resolver el laberinto. Esto tumbó la teoría de Lamark, ya que la información no sólo había sido transmitida a las ratas de la misma generación sino a toda la especie.
Rupert Sheldrake, Doctor en Ciencias Naturales y en Bioquímica de Cambridge, Doctor en Filosofía y Psicología por Harvard, fue el que acabó de clarificar el asunto al afirmar que los campos morfogenéticos no sólo gobiernan la estructura de los organismos vivos, sino también su conducta. Dijo también que los hábitos y conductas de cualquier especie en el pasado se acumulan, por obra de un proceso que él llama “resonancia mórfica”, la cual afecta la conducta y hábitos de las especies que viven hoy. Dice Sheldrake:
“La información genética está codificada en el ADN y este código forma el programa genético. Sabemos lo que hace el ADN: codifica las proteínas; codifica la secuencia de aminoácidos que forman las proteínas. No obstante, existe una gran diferencia entre codificar la estructura de una proteína y programar el desarrollo de un organismo entero.
Es la diferencia entre fabricar ladrillos y construir una casa con ellos. Necesitas los ladrillos para construir la casa. Si tienes ladrillos defectuosos, la casa será defectuosa. Pero el plano de la casa no está contenido en los ladrillos, o en el mallado de alambre, o en las vigas, o el cemento. Análogamente, el ADN sólo codifica los materiales a partir de los cuales el cuerpo es construido: las enzimas, las proteínas estructurales, etc.. No hay evidencia de que también codifique el plano, la forma, la morfología del cuerpo. La forma de los brazos y las piernas es diferente, sin embargo, los compuestos químicos de los brazos y las piernas son idénticos”.
El campo mórfico pretende definir la existencia de un patrón o estructura energética que sería la que organiza la vida de los miembros de todas y cada una de las especies existentes y que se encargaría de “informar” a las células sobre cómo deben disponerse para formar al individuo de cada especie, determinando de manera sutil los movimientos, tendencias y comportamientos de todos los ejemplares de la misma.
Según Sheldrake, el campo mórfico no se encontraría en los genes, sino que se “ubicaría” en el exterior de cada individuo concreto. Sería el depositario de la información esencial que permite que la vida se desarrolle. En los campos mórficos residiría buena parte de lo que actualmente llamamos instinto. También sería la fuente u origen de los sentimientos religiosos o místicos. En suma, el campo mórfico no pertenecería al mundo físico, sino que sería inmaterial y constituiría una especie de memoria colectiva. Sin embargo, cuando Shealdrake dice que el campo mórfico no se encuentra en los genes se refiere al ADN biológico, evidentemente, no está ubicado ahí, sino en el ADN sutil, también llamado ADN chatarra. Es algo que he podido comprobar a través de la Terapia de Alquimia Genética.
Y la resonancia mórfica sería una vía mediante la cual el conocimiento se transmite instantáneamente entre los miembros de una especie y ello independientemente del espacio y del tiempo. Algo así como un sistema de telegrafía sin hilos.
La resonancia mórfica
Todo lo que existe en el cosmos tiene su “historia”, una especie de radio emisor que siempre está emitiendo esas informaciones, todavía en una franja de frecuencias especificas que define ese campo. Por un lado esa radio (campo) está permanentemente al aire, haciendo disponible las informaciones, por otro, está también siempre recibiendo y almacenando nuevas informaciones emitidas por otras “radios” que están funcionando en la misma franja. Esto forma una compleja red de informaciones, con constantes “inputs” y “outputs”.
A medida que estas informaciones van siendo repetidas y almacenadas en la red (campo), la emisión de las informaciones que van a definir el campo morfogenético se va transformando en un patrón, formando lo que Sheldrake llama “resonancia mórfica”, algo así como la memoria de la especie o del individuo. En determinadas escuelas lo llaman "Archivos Akásicos".
Cada persona tiene su campo que está compuesto por innumerables informaciones de todos los planos de la vida (biológico, emocional, mental…). Cuando el primer ser humano se realizó como un Buda (super-consciente), se creó el embrión del Campo Búdico. El paso siguiente fue la primera comunidad alrededor de él que reforzó ese campo original. El surgimiento de este primer campo búdico creo la posibilidad de la aparición de otros budas dentro y fuera de la primera comunidad. Lentamente, por el mundo, fueron surgiendo otros budas que así enriquecieron el campo búdico en el planeta con nuevas “informaciones akáshicas”.
Cada Buda crea su propio campo específico que incorpora las informaciones de los otros campos búdicos a sus propias informaciones. Si un campo búdico específico, a través del tiempo, recibe nuevas informaciones generadas por la aparición de otros budas dentro del linaje del primero, el campo es renovado. (Por ejemplo, dentro del linaje de Gautama surgió una ramificación, el Zen, que dentro del campo del budismo, está incrementando nuevas informaciones). Por ejemplo, las informaciones transmitidas por los teléfonos celulares necesitan torres re-transmisoras que refuercen la señal. Si no hay torres la señal se pierde.
Los “campos búdicos” creados por todos los Budas, a través de los tiempos, constituyen el Campo Búdico Planetario o Resonancia Mórfica Búdica.
Creación de nuevos campos
Cada Escuela de pensamiento puede crear su propio campo. Por ejemplo, a través de las terapias y Talleres que realizo, estoy creando el campo de la Alquimia Genética, que se ve reforzado por cada una de las personas que emprenden este camino iniciático. Para la primera persona, resultó un tanto complicado hacer los ejercicios requeridos (de meditación), para la segunda lo fue un poco menos, para la tercera menos aún y así sucesivamente, ésta es una aplicación de la teoría de los campos mórficos. Y a medida que los miembros de esta red van profundizando y descubriendo nuevos caminos neuronales, nuevos recovecos de su psique, van abriendo camino para todos los que llegan después.
Por ejemplo, la primera vez que (a través de una de las mencionadas terapias) se hizo un tipo específico de conexión con los maestros terapeutas de la octava dimensión –Orión-, se abrió una puerta, una vía de comunicación, gracias a la cual los interesados van descubriendo en cada ocasión nuevas formas de sanación. Principalmente a través de la geometría sagrada.
Estamos por ejemplo en un momento en que el campo crístico planetario ya alcanzó una estructura lo suficientemente desarrollada como para que no se necesite la presencia física del Cristo para crear dicho campo; basta con que un grupo de personas conscientes y con el ser crístico despierto se reúnan para que la Presencia se manifieste.
Y esta manifestación puede traducirse en gozo, en éxtasis, en celebración de la vida, en sanaciones sorprendentes, en la sensación de estar estableciendo fuertes lazos de amistad, solidaridad, o en una gran expansión de la conciencia. Esto es lo que sentimos muchas de las personas que nos reunimos para abrir el portal de Orión el 8.8.08.
La Noosfera
La noosfera a nivel planetario es lo análogo al pensamiento, al producto del córtex cerebral en los humanos. También se ha definido como la red planetaria pensante, un sistema de conocimiento e información, una red global de autoconciencia, instantáneamente retroalimentada y en comunicación planetaria. Es decir, es la mente de la Tierra.
Javier Candeira afirma, que si el mundo está como vislumbra Teilhard de Chardin, recubierto de una noosfera, una capa de materia pensante con una conciencia propia, Internet es el sistema nervioso artificial que nos permite pensar como una comunidad, con facultades que superan a las de cada una de las partes, sea cualitativa o cuantitativamente. Obviamente esto se refiere únicamente a la especie humana. La teoría de los Campos Mórficos tiene muchas similitudes con la Noosfera..
La Realidad Cuántica y la Consciencia
En el plano más profundo del mundo natural, encontramos el campo cuántico. Se considera hasta ahora que el cuanto es la unidad más pequeña de luz, electricidad u otra energía que pueda existir. En ese nivel no hay materia sólida sino que son meras vibraciones de energía que han tomado cierto aspecto de solidez.
La física cuántica demostró que todo lo que vemos está conectado por infinitos, eternos, ilimitados campos cuánticos, una especie de red invisible en la cual está entrelazada toda la creación, y los límites de cada objeto son ilusiones que nos impone nuestra limitada percepción.
Einstein trabajó en la teoría del campo unificado, sosteniendo la idea de un universo totalmente relacionado, pero todavía no se ha logrado demostrar con una única fórmula matemática toda la realidad del cosmos. David Bohm, eminente hombre de ciencia en el campo de la física, mantiene su postura sobre la existencia de un orden implicado presente en todos los seres vivos y las cosas.
Existen distintas formas de conectarse con este campo unificado; una de ellas es por medio del sonido.
El sonido de nuestra voz, que representa una vibración, es capaz de ordenar los desequilibrios energéticos de nuestro cuerpo. El canto por ejemplo, es una vibración, así como la oración o la repetición de un mantra, todas ellas, expresiones que tienden a restablecer el equilibrio. Por ejemplo, cantar como si fueran mantras, las frases del ADN, ayuda a reordenar la psique y crea importantes movimientos de energía.
La Teoría Sintérgica
Dicha teoría fue desarrollada por el investigador mejicano Jacobo Grinberg y su enunciado es el siguiente: “Nosotros interactuamos con una matriz o campo informacional que todo lo abarca y envuelve y que contiene en cada una de sus porciones toda la información. Es una matriz de tipo holográfico. En ese nivel de cualidad de la experiencia no hay objetos separados unos de otros, sino que se trata de un extraordinario campo informacional de enorme complejidad.
Nuestro cerebro interactúa con ese campo informacional que algunos llaman campo cuántico y otros como David Böhm, el orden implicado. Los físicos actuales hablan de un campo espacial y la Teoría Sintergica la denomina campo sintérgico.
La Teoría sintérgica afirma que en el procesamiento que el cerebro realiza para “ construir” la realidad, uno de los últimos pasos es la creación de “campo neuronal ”. La idea es que cada proceso energético que se lleva a cabo en la estructura de cada neurona, dendrita o axón del cerebro, crea una microdistorsión de la estructura del pre- espacio y que las interacciones entre todas estas microdistorsiones dan lugar a una macrodistorsión hipercompleja denominada “campo neuronal”.
Así el “campo neuronal” es una matriz resultante de la actividad neuronal del cerebro. La teoría sintérgica afirma que este “campo neuronal” actúa a su vez con la matriz pre-espacial y a partir de esa interacción, aparece la “realidad perceptual”, es decir la que percibimos con los sentidos físicos.
Dependiendo del “campo neuronal”, de su sintergia, de su coherencia y su densidad informacional, así será el nivel de interacción congruente con el campo cuántico. Se puede predecir o plantear la hipótesis de que una persona con un gran desarrollo debería poseer un “campo neuronal” de alta sintergia, muy coherente y equilibrado, pero funcionando en alta frecuencia.
Siendo el “campo neuronal” una particular distorsión de la estructura del pre-espacio, se puede inferir que existe un nivel de esta estructura que contiene la información de todos los campos neuronales existente. Esta estructura es lo que en sintergia se ha denominado “hipercampo”.
En un intercambio recente con los maestros de Orión, ellos dijeron lo siguiente:
“Sois una geometría dentro de un hipercampo. A través de las rejillas de luz que vais creando cuando mandáis luz a la Tierra o a otros seres humanos, se van abriendo puertas. Gracias a ellas, podemos trabajar con vosotros y vosotros podéis trabajar con nosotros, son puertas de doble sentido, eso es trabajar en la quinta Dimensión.”
Entonces pedí que nos sugirieran (a Maribel Bermúdez y a mi) cómo influenciar y actuar sobre el hipercampo en grupo. Ya que para que una sola persona pueda hacerlo, tiene que ser un avatar, como Jesús, Buda etc… y esa fue la contestación:
“ Tiene que haber una onda, una frecuencia especial, que sea explosiva, pero primero tenéis que empezar a captar la energía en movimiento, aprender a vibrar. La energía puede expresarse a través del cuerpo, se trata de crear una onda expansiva y proyectarla, lanzarla al universo. Se puede notar la energía produciendo una vibración con la voz, cantando mantras”.
Pregunté si sería una buena idea utilizar los nombres de las doce Capas del ADN y cantarlos y contestaron:
“La frecuencia producida por una sola sílaba de estas frases es correcta para crear esta onda. La información sobre cómo actuar sobre el hipercampo bajará en su momento, primero tenéis que aprender a jugar con la energía, a notarla”.
Y es que un grupo de personas capaz de actuar sobre el hipercampo, podrá influir en las decisiones de la política internacional y estar presente etéricamente en las reuniones de los altos mandatarios en los momentos en que se tomen iniciativas que impacten sobre toda la sociedad.
Volveremos a hablar de este apasionante tema.
Soleika Llop 11.8.08
Abriendo Conciencia, Charlas, Reflexiones, Meditaciones, material creativo de alto voltaje
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Sobran los comentarios, estas imágenes ponen la piel de gallina. Da que pensar.. Que lo disfruten.
4 comentarios:
Hola
Me encantó el tema.
muy interesante
Te agradeceré que continués con esta información.
La disfruté muchísimo.
Mil gracias
Hola
Me encantó el tema.
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Te agradeceré que continués con esta información.
La disfruté muchísimo.
Mil gracias
Soleika gracias por compartir esta información, he quedado fascinado.
Beijos,
Jorge
Hola, Soleika:
Me agradaría vieras la Red social que he abierto para tratar en lengua hispana lo que ya es algo bastante extendido en nuestro modo de contemplar la Vida, los campos morfogenéticos.
Se trata de la Red: http://campomorfico.ning.com/
Tiene una Web complementaria, en la cual he añadido, al final, un link a tu entrada sobre dichos campos.
Será un placer contar contigo en aportes a esa Red. La he estructurado recientemente y he comenzado a invitar a ella a los titulares de cuantas web voy localizando que traten de ese Asunto.
Es extraordinaria tu Entrada sobre Los Campos Mórficos, de una amplitud muy valiosa.
Un saludo cordial.
Angel Baña
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