Meditación: Un regalo de cumpleaños para el Maestro

Esta es la meditación que acompaña el texto de la Nueva Luna, nos juntamos unas 35 personas para hacerla en el centro Aureas de Barcelona. Cada una se llevó a su casa una preciosa energía crística con la intención de repartirla y difundirla generosamente durante estas fiestas.

Relajación-Inducción (las encontrarás en el blog, en el apartado “Análisis de Nuevas Lunas”, artículo “Genérico Lunas”). Una vez nos encontramos en el templo del Mont Saint Michel (ver inducción), imaginamos que en la sala redonda hay una escalera de 9 peldaños, los subimos uno a uno y accedemos a la ciudad de cristal...

En el centro de la ciudad, imaginamos que se encuentra un inmenso palacio de cristal. Un palacio con muchas salas, cada una tiene una inscripción en su puerta. En una de ellas está inscrito “sala de meditación”. Entramos (todo el grupo) en ella. Imaginamos que hay cojines en el suelo, nos sentamos todos en círculo.

Imaginamos que desde nuestro chakra 7 sale una luz violeta que va a parar a un punto central de la sala en la que nos encontramos, a la altura de nuestros ojos, con la confluencia de todos nuestros rayos violetas se forma una bola de luz violeta que queda suspendida en el aire.

Imaginamos que desde nuestro chakra 6 sale una luz azul índigo (fuerte) que va a parar al mismo punto, a la altura de nuestros ojos, y se junta con la bola de luz violeta. A ella se suman pues todos nuestros rayos azul índigo. La bola de luz violeta/azul queda suspendida en el aire.

Imaginamos que desde nuestro chakra 5 sale una luz azul que va a parar al mismo punto, a la altura de nuestros ojos, y se junta con la bola de luz violeta/índigo. A ella se suman pues todos nuestros rayos azules. La bola de luz violeta/índigo/azul queda suspendida en el aire.

Imaginamos que desde nuestro chakra 4 sale una luz verde que va a parar al mismo punto, a la altura de nuestros ojos, y se junta con la bola de luz violeta/índigo/azul. A ella se suman pues todos nuestros rayos verdes. La bola de luz multicolor queda suspendida en el aire.

Imaginamos que desde nuestro chakra 3 sale una luz amarilla que va a parar al mismo punto, a la altura de nuestros ojos, y se junta con la bola multicolor anterior. A ella se suman pues todos nuestros rayos amarillos. La bola de luz multicolor queda suspendida en el aire.

Imaginamos que desde nuestro chakra 2 sale una luz naranja que va a parar al mismo punto, a la altura de nuestros ojos, y se junta con la bola multicolor. A ella se suman pues todos nuestros rayos amarillos. La bola de luz multicolor queda suspendida en el aire.

Imaginamos que desde nuestro chakra 1 sale una luz roja que va a parar al mismo punto, a la altura de nuestros ojos, y se junta con la bola multicolor. A ella se suman pues todos nuestros rayos rojos. La bola de luz multicolor queda suspendida en el aire. De repente, estalla, se atomiza, sus partículas sutiles quedan esparcidas en el aire y se vuelven a juntar para formar una llave.

Es una llave que abre una sala en la que hay un inmenso belén viviente, compuesto por sus auténticos protagonistas, ahí conectamos con el verdadero espíritu de la Navidad. Vemos que hay un recién nacido en una cuna, es el niño Jesús. Imaginamos que va creciendo, se transforma en un adolescente y luego en un adulto de 30 años.

Imaginamos que nos situamos enfrente de él, le pedimos que nos haga una transfusión de su energía. Imaginamos que desde su coronilla sale un Arco Iris que va a parar a nuestra coronilla (chakra 7), a través de ese Arco Iris, se realiza una transfusión del ADN sutil del Maestro al nuestro. Guardamos unos segundos de silencio para poder disfrutar de este momento tan sublime.

Rueda de energía

El día 25 es el cumpleaños (si no real, virtual, a nivel de egregor) del Maestro, en su nombre la gente se reúne, come, bebe, festeja, se intercambia regalos pero pocos se acuerdan de que la fiesta es en su honor. Hoy compensaremos ese olvido.

Imaginamos que en vez de centrarnos en esperar que nos lluevan los regalos, esta vez le hacemos uno. Pensamos cuál es nuestra mejor virtud, nuestra cualidad más saliente o bien esa cualidad que sabemos que poseemos pero que, por lo que sea, aún no ha podido aflorar y mostrarse abiertamente.

Una vez la tenemos localizada, imaginamos que la sacamos de nuestro corazón, que la hacemos subir por nuestra garganta y que a través del soplo, se la mandamos al Maestro. Él está situado delante de nosotros, abre los brazos y recibe con una gran sonrisa nuestros regalos.

Él a cambio nos da un fortísimo abrazo de luz que nos proponemos transmitir a nuestros familiares y amigos en el transcurso de estas fiestas. De manera que quien se acerque a nosotros sienta de cerca la poderosa energía amorosa del Maestro.

Damos las gracias a todos los seres de luz que nos han asistido y cerramos nuestros chakras.
Salimos de la ciudad celestial, bajamos los 9 peldaños que habíamos subido, nos situamos en el Monte Saint Michel y desde el Templo, bajamos aquella montañita, volvemos a recuperar nuestras ropas (que habíamos cambiado por un vestido de luz) y desde el Mont Saint Michel nos trasladamos al lugar en que hacemos esta meditación.

No hay comentarios:

Entradas populares