El Testamento de las Tres Marías Parte II

Ésta es la segunda parte del resumen del libro de Daniel Meurois Givaudan. Ediciones Isthar Luna-Sol (puede ser adquirido, lo mismo que mi libro de Alquimia Genética, en cualquier librería o directamente en : http://istharlunasol.com/)

106.- La búsqueda de la serenidad crea primero un vacío antes de llamar al lleno absoluto. Se les pide mucho a los que pueden dar mucho.

126.- Deja que los malos actores se agoten en su interpretación absurda y cultiva la no interpretación, es decir, la verdad en tu corazón.


142.- Mientras tu alma no esté en paz, te impedirá reconocer a tu espíritu.

143.- Evocamos al Maestro como si perteneciese al pasado- dice Jacobea- no obstante, siempre ha sido aquel del instante presente. Mientras no hayamos comprendido esta verdad hasta en nuestra carne, nuestros recuerdos estarán tejidos de nostalgia.(Esto me sugiere que a menudo evocamos la idea de la unidad y de la comunión con la fuente como si fuera algo lejano en el tiempo, algo que conquistamos pero que perdimos, sin embargo, si nos empeñamos en ello, puede formar parte de nuestro presente).

156.- Mientras el alma se resista frente a la materia, no podrá desprenderse de ella, permanece encadenada. Es entonces cuando atrae hacia ella pruebas que van a obligarla a superarse aún más.

208.- La vida es lo que me hace hombre y mujer en el fondo de mi corazón, cuando hablo, es el hombre el que se expresa, cuando sano, es la mujer la que cura. Pero antes de ser hombre y mujer en un solo ser necesitáis aprender a convertiros plenamente en hombre o en mujer, es decir aceptar las fuerzas y las fragilidades para hacer con ello al final una fortaleza.

239.- Todos estamos hechos de una medida de Cielo y de una medida de Tierra, de un rayo de Sol y de un claro de Luna, la diferencia en mi es solamente que todo mi ser lo expresa a cada instante.(Esto es lo que podemos lograr cuando desarrollamos el Yo crístico).

240.- La mayoría de los que se quejan de manera enfermiza de su vida, que maldicen su destino y se sienten víctima de este mundo, están excesivamente centrados en su propia persona, sufren por tener su mirada solo en ellos y en lo que consideran que es su infortunio.

268-269.- (Ahí se relata el encuentro sublime entre Jesús y María de Magdala, es decir entre la parte masculina y la femenina del Yo crístico).

273.- Cuando nos acercamos demasiado a un portador de luz, encendemos instantáneamente el fuego de la adversidad, llamamos irremediablemente a las iniciaciones más difíciles, aquellas que enriquecen el alma para siempre pero que también saben consumir el cuerpo para obligarlo a renacer de verdad.

282.- Aquel que no ha hecho suyo el estandarte de la alegría no puede controlar realmente nada en él. La alegría es la juventud de las almas antiguas.

291.- Cuando un ser nos fuerza a dilatarnos, se trata sin duda de un enviado del divino.

302.- Nadie construye sobre cieno. Esa es la razón por la que muchos de aquellos para los que el divino espera lo mejor, son a menudo puestos a prueba hasta el límite de su resistencia. Por ello, a veces, llegan a renegar del Eterno, no solo tienen que desaprender sus certezas sino, ante todo, lo que se imaginaban ser.

303.- Existen horas en una vida en las que, a veces, es necesario conocer la sensación de ahogamiento y desesperación para hacer que finalmente surja de uno mismo un nuevo aliento que tomar.

322.- Aquel que quiere convertirse plenamente en humano soltará un día todos los controles de lo que cree ser su razón y su corazón.

336.- Una semilla de verdad casi nunca se recibe allí donde ha brotado. El destino de la mayoría de los frutos es de ser recogidos y comidos lejos del tronco y de las ramas que les han dado vida.

345.- El Sol no es el Sol por atraer hacia sí, lo es porque da sin tener el más mínimo deseo de atraer.

346.- La liberación del corazón es una obra de paciencia, voluntad y sencillez. Aquel que se glorifica imaginando que las hojas de palma recibidas le ceñirán eternamente la frente, será llamado, tarde o temprano, a la realidad de lo que aún le falta.

347.- Lo que enseña y forja por encima de todo un alma, son las piedras del camino con que se encuentra. El verdadero ciego es aquel que tiene el alma lo suficientemente cerrada como para negar sus límites y sus fisuras.

352.- Para el Maestro, maldecir al ignorante era manifestar uno mismo la ignorancia, olvidando la finalidad de todas las formas de vida.

353.- Nadie puede abrir en si mismo lo que ni siquiera ve que está cerrado. A menudo preferimos el orden de la guerra a una esperanza de paz porque conocemos la guerra y no sabríamos qué hacer con la paz.

358.- A veces, cuando se es demasiado erudito, dejamos de ver la verdadera realidad de cada amanecer.

No hay comentarios:

Entradas populares