Imagino que muchos ya habéis visto este
video, pero por si acaso, vale la pena difundirlo urbi et orbe. Sin olvidar de pensar en global y actuar en local, es decir que el cambio ha de empezar por uno mismo. La coherencia, la armonía y la unidad las hemos de buscar en nosotros y desde nuestro propio punto de luz, extenderlas, como si entre todos tejiéramos un inmenso tapiz.
¿Qué tal si aplicáramos la mirada cuántica a esos miles y miles de niños coreanos (creo recordar que eran de Corea) e imaginamos que son nuestras celulitas las que están cantando al unísono con esa alegría y ese amor? Por probar que no quede, el efecto puede ser sorprendente. Espero vuestros comentarios.
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