Spam

Hoy me ha dado por reflexionar sobre lo que significa recibir mucho spam (correo no deseado). No es que me inunden el buzón, pero cada día recibo al menos cuatro o cinco, y a veces más, que generalmente son de publicidad o invitaciones a eventos que no me interesan. Ayer una amiga me comentó que le llegaban a docenas...

Partiendo de la premisa que nunca ocurre nada por casualidad, si el hecho de tener que borrar a diario varios spams me molesta, significa que dentro de mi hay un receptor, es decir que se produce una resonancia. Por lo tanto, a algún nivel, estoy haciendo lo mismo. Pero como los mensajes del cosmos son muy sutiles, he tenido que escudriñar un poco para darme cuenta de en qué parte de mi vida lo estaba haciendo. Porque lo cierto, es que no lo suelo hacer con el correo electrónico.

¿Cómo averiguar cuál es la parte de nuestro ser que se está viendo reflejada a través de los demás, o de las situaciones que la vida nos presenta? Es posible hacerlo por ejemplo, a través de la meditación, de la conexión con los guías angélicos, con el Yo Superior etc. Pero existe una fórmula mucho más rápida: la Alquimia Genética. Entonces, pensé en la pregunta siguiente: ¿Qué parte de mi ser se refleja a través de estos correos molestos y no deseados que me obligan a perder tiempo borrándolos?

Y tiré mi dado de 12 caras, pero también puede hacerse con 12 papelitos numerados del 1 al 12, plegados. Me salió un primer número, que representa la Capa de mi ADN que está relacionada con el spam. Volví a echar el dado para averiguar qué nivel de esta Capa (cada una tiene 12 niveles) tenía relación y me salió otro número. Miré mi en mi carta astral dónde me caía el sector en cuestión y comprendí que yo le estaba proporcionando a una persona de mi entorno un exceso de información, me pidió una “taza de caldo” y yo le serví tres –es que soy muy generosa, je je- el resultado es que se estaba atragantando, le salía el “caldo” por las orejas.

Esto es algo que hacemos a menudo cuando manejamos mucha información, sentimos el deseo pujante de compartirla, con cuanta más gente , mejor, pero a veces nos olvidamos que sólo hay que dar a quien lo pide, y la dosis justa. Recuerdo una anécdota que mi padre siempre nos contaba a mis hermanos y a mi. Era la siguiente:

Un día Jesús abandonó las tierras de Genesareth para ir a los territorios de Tiro y Sidón, donde una mujer cananea le gritó: “Ten piedad de mi, Señor, hijo de David. Mi hija se encuentra cruelmente atormentada por el demonio”. Jesús no respondió a su demanda y prosiguió su marcha. Pero he aquí que la mujer lo siguió detrás, sin parar en sus lamentaciones. “Despídela”, le recomendaban sus discípulos. Pero Jesús le dijo: “¿Acaso no he sido enviado a las ovejas perdidas de la Casa de Israël?. Entonces la mujer se prosternó ante él, diciendo: “Señor, socórreme…, y en ese momento su hija fue curada”. (Mateo XV, 21-38)

Eso fue lo que comentó mi padre (Kabaleb) en su obra: “Cómo descubrir al maestro interior” , Ed. Arkano Books:

“Cuando la mujer cananea le gritó a Jesús, éste no le hizo caso y siguió su marcha sin detenerse. Pero cuando la mujer lo siguió detrás y se postró ante él, sí lo hizo. Porque aquella mujer recorrió la mitad del camino, movilizó su voluntad para ir hacia el Maestro”.

Esta anécdota nos sugiere que la actitud más aconsejable, de cara a compartir la información y los conocimientos que poseemos, es esperar a que el otro haga la mitad del camino, es decir, que venga y lo pida. De no ser así, le estaremos llenando de spam el “buzón de correos”, y si no nos enteramos, puede que la anécdota se cristalice, se haga patente, y nos encontremos con lo mismo, pero en el buzón del ordenador o de la casa en que vivimos.

Todo ello me recuerda un saludo de los mayas: “Yo soy otra forma de ser tú”. Pues eso.

Soleika Llop

1 comentario:

Sibila dijo...

O dicho asi: "a nadie le ocurre nada que no tenga que ver con él".
Me ha gustado mucho tu artículo, Solëika.
De alguna manera, por una parte, nos invitas a estar muy atentos al lenguaje de señales del universo y, por otra parte, nos ofreces la posibilidad de ser cautos y desarrolar el "auto-control" en la forma en que exresamos o manifestamos la generosidad, ya que, muchas veces, cuando hacemos el bien, estamos inconscientemente sembrando el mal.
Está muy bien eso de pensar en los demás, pero dentro de unas leyes del equilibrio a la hora de compartir nuestro conocimiento en forma de apoyo social.
Tu artículo es buenísimo, Solëika, tanto por tu elocuencia como por la visíon o panorámica de fondo que otorgas a las anécdotas o "casualidades" de la vida (en rigor, "causalidades") y en aras de la contemplación de los aspectos multidimensionales de la personalidad o del ser.
¡Enhorabuena!

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