Conectando con el cuadro de mandos de las emociones

He aquí un ejercicio muy profundo y hermoso de Alquimia Genética en el que la persona explora su capacidad de amar, de desbloquear sus emociones. Sobran las palabras, es pura poesía.

“Escenario 1: una playa preciosa, desierta, el mar está tranquilo. Hay un embarcadero y aparece delante una nave o submarino moderno, nos subimos y emprendemos ruta hacia el fondo del océano...

Llegamos a una gran cúpula de cristal situada en el fondo del mar, desde fuera se ve por dentro, donde se puede respirar perfectamente, y desde el interior se puede ver afuera la preciosidad del fondo marino, pececitos, etc.

Como es todo de cristal puedo ver casi todo el edificio. Hay varios pisos, muchos pasillos, escaleras mecánicas que suben y bajan, con muchos seres, personas que pasean por dentro. Van de un sitio a otro tranquilos con cara serena, todos van a algún sitio. La sensación es como ver un centro comercial pero sin tiendas y con ambiente de actividad continua y serena. Las personas transmiten bastante paz.

Me llevan a una sala central, de forma circular. Esta sala es el “cuadro de mando de mis emociones”. Hay muchísimas pantallas, monitores en todo alrededor. En las distintas pantallas se ven reflejados episodios varios de mi vida desde bebé, también hay una parte donde están monitorizados los órganos de mi cuerpo físico. Veo algunos órganos entubados o con electrocardiograma que tienen un poco de negritud, parecen cansados.

Quienes se encargan de esta sala central tienen el mismo aspecto que la gente que había visto circulando por el edificio, pero estos de aquí llevan bata blanca, son un poco más científicos.

Pido que venga el jefe de ellos. Percibo que hay un poco de sobrecarga de trabajo. Viene, es un hombre. Bata blanca, gafitas, camisa celeste, serio aunque benévolo. Le pedimos qué tal lo lleva. Responde:

- Han terminado las tempestades pero aún no estamos tranquilos. En realidad queremos salir de debajo del agua, emerger de las profundidades e instalarnos en cielo abierto. En medio del cielo de este planeta. Queremos poder abrir ventanas en nuestras hermosas paredes, que corra la brisa y queremos poder contemplar también las zonas terrestres, ver árboles, ver el sol (su alma le está pidiendo que lleve a la práctica toda la información que posee y que haga patente su capacidad de amar, de sacar a la luz esas aguas profundas)

- ¿Por qué no podéis emerger todavía?

- Tenemos un ancla gigante que enraíza todo el edificio al fondo marino.

- ¿Podemos ir a ver el ancla?

- Sí.

Nos dan escafandras y trajes de buzo. Salimos del edificio buceando y vamos para allá, hacia debajo del edificio. Llegamos a la gran ancla. Está entrelazada con muchísimas algas que parecen brazos que salen del suelo y la sujetan. Vamos retirando algas ( que son apegos y tensiones emocionales). Aparece una figura femenina que custodia el ancla y la sujeta bien fuerte. Tiene aspecto de diosa de las profundidades, mezcla humana y mujer anfibio. No está muy contenta de que intentemos soltar el ancla. Le preguntamos:

- ¿Qué te pasa?

- Siento un vacío, no quiero quedarme sola aquí abajo si se va el Centro (se refiere al edificio). Pero por otra parte me siento esclavizada por tener que sujetar siempre el ancla para que no emerja el Centro (el cual representa el núcleo de su ser).

- Suelta el ancla y serás libre. Tú podrás nadar feliz por todo el océano incluso dar saltos al exterior como un delfín y llenar todo de cosas bonitas. Sólo tienes que soltar el ancla.

- ¿En qué capa estamos?

- 12.1. ( Ahí está la capacidad de amar, entre otras cosas)

Se abre la figura del personaje, como partiéndose por la mitad desde la coronilla hasta los lados y aparece el ángel subyacente al personaje. Es un óvalo de luz.

- ¿En qué ámbitos trabajas?

- Amor, solidaridad y caridad, compasión, dar. Amar con libertad, ofrecer, fluir, realidad.

- ¿Qué quieres de mí?

- Que llores, que llores las penas, que llores la infancia y la juventud y que luego las ames como a todo lo que vendrá. (increíble autoterapia)

Entonces del óvalo de luz sale un haz directo hacia mí y me insufla amor, me entra dentro, me drena, me suelta amarras, cadenas y grilletes hasta que me siento ligera y flotando. El haz de luz vuelve al óvalo.

Siento la necesidad de ir a las piscinas. Vamos al lago Titicaca. Nos sumergimos. Llegamos a las piscinas. En la tercera de aguas azules, Jesús me acompaña y me dice que aquí está su energía, que esto es Dios, que es mi divinidad, el Universo. Yo voy entrando, me siento como en un útero azul, flotando pero no en líquido, sino en energía. Sumergida totalmente aquí dentro todo es intemporal, sólo hay comprensión y conciencia.

En el chakra de la coronilla tengo una pirámide doble dorada/transparente brillante dando vueltas sobre su eje a toda velocidad. De repente empieza a salir a chorro luz de mi 6º chakra, y del 5º y del 4º y del 3º y del 2º y del 1º. Me veo absolutamente llena de luz y con un diamante en el núcleo de cada una de mis células. Brillan muchísimo. GRACIAS.

Cogemos la nave de vuelta. Vuelvo al escenario 1, ya no hay nada en el fondo del mar, todo está al aire libre (todo lo que guardaba en su emotividad profunda sale a la consciencia). Vuelvo al templo del Monte Saint Michel. Con la Diosa Luna y el Diamante. Me siento conectada a ambos como si fueran femenino y masculino.
Doy las gracias y regreso”.