Tú eres el director

Comparto un bonito texto que me ha mandado mi amiga Roser Sabadí, y que explica de forma clara y llana la teoría del espejo.

“Imagina que dentro de tu cabeza tienes una gran cinta de película dónde hay grabadas todas las etapas de tu vida: la infancia, la adolescencia...hasta llegar al momento presente. Tú crees que todo lo que te ha pasado ha sido porque los personajes que salían en ella (padres, hijos, compañeros de trabajo, conocidos) habían actuado de diferentes maneras y tú fuiste reaccionando según las circunstancias, sin poder hacer nada más al respecto...

Eras como una "marioneta" que se movía según lo que hacían y decían los personajes y según los escenarios en que te ibas encontrando. Ahora imagina que tú puedes ser el director de la película de tu vida.¿Cómo? Imagina que tú (el director) eres el único que eres real y los demás son actores que tú haces aparecer en la película cuando necesitas que te expliquen algo. Imagina que cada una de tus múltiples tendencias internas que tú activas en diferentes momentos pero que están en tu interior en sus dos polaridades (alegría-tristeza, actividad-pasividad, tranquilidad-nerviosismo, amor-odio, etc.) las vieras proyectadas fuera de ti (al exterior).

Cómo si un proyector te las mostrara y fueran interpretadas o reflejadas por personajes concretos. Y cuando viésemos un personaje con una cualidad nuestra que nos gusta lo aplaudiésemos y nos gustara mucho, pero cuando viésemos un personaje con una cualidad nuestra que no nos gustase nos causase desprecio, repulsión e incluso negación, porque no pudiésemos soportar que eso fuera algo nuestro. Pero cuanto más fuerte fuera la negación y el desprecio hacia ese personaje, cuantos más esfuerzos hiciéramos para eliminarlo...más veces saliese en la película. Y además creyésemos que no podemos hacer nada porque creyésemos que es un personaje malvado de "afuera" que no tiene nada que ver con nosotros.

Ahora imagina que frente a esta gran frustración te dan una llave de oro: imagina que cuando perdonas al personaje que interpreta al "malvado", como pudiera ser un "juez severo despiadado", te perdonas aquel juez interno que tienes que te hace sentir culpable por no hacer las cosas como crees que "se espera" de ti. O por ejemplo sale en la peli un personaje "traidor" y lo perdonas y así al mismo tiempo te perdonas haber traicionado tus sueños, y no paran de salir personajes...como múltiples son las facetas de cualquier persona. Imagina que cada personaje que no te gusta lo perdonas...y te vas perdonando aquellas cosas que no sabías ver en ti pero sí que estaban ahí, más a la superficie o muy escondidas en el fondo.

Cuando aceptas y perdonas "lo de fuera" vas integrando en ti lo "inaceptable" de ti mismo, y sólo así puede ir transmutándose (cómo el cambio alquímico del vil metal en oro) en amor. Qué magia, ¿no? Sólo si perdonamos y aceptamos una tendencia la podemos cambiar, si no los "malvados" de la película siempre serán "personajes de afuera" sobre los que no tenemos poder. Pero cuando vemos que el director de nuestra película somos cada uno de nosotros y aceptamos el reto de responsabilizarnos de lo que vemos afuera (el efecto espejo) adquirimos el poder interior de transmutar, comprendiendo, aceptando y perdonando nuestras facetas de sombra (lo que no nos gusta) en luz (amor).

La 2ª llave de oro es centrar toda nuestra atención en lo que sí queremos que salga en nuestra película, pensar en positivo, en lo que nos gusta, para así atraerlo (ley de la atracción de vibraciones similares) y hacer salir cada vez más "personajes" agradables y amorosos y circunstancias providencialmente favorables. ¿Quieres sólo imaginarlo o quieres probarlo? ¿Quieres usar tu poder interior para hacer magia? ¿Quieres asumir la responsabilidad de ser el director de tu vida?...¿O prefieres ser un títere que se deja llevar de un lado a otro por los "personajes" de la película?La vida es un espejo, refleja nuestro interior.Tú eres un reflejo de alguna parte de mí.Yo soy un reflejo de alguna parte de ti.

Reflejo...
Luz.
Namaste.”

Roser.

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