Meditación : Creando una rosa cristalina

Ésta es la Meditación de la Nueva Luna de abril 2011. La rosa es un elemento venusino, muy afín a la energía de Mebahel, por ello la he elegido para crear esta meditación, que me ha sido sugerida en gran parte por mi amiga Rosa Grados de Perú.

Relajación

- Realizas tres respiraciones lentas y profundas, entrando el aire por la nariz y exhalando por la boca, llenando primero de aire tu abdomen y luego el tórax. Al inspirar, cuando entres el aire, imagina que el Sol está entrando por tus fosas nasales y sube hasta la glándula pineal (coronilla), al espirar, imagina que la bola luminosa del Sol recorre todos tus chakras hasta la pelvis, lo haces 3 veces.

- Realiza 3 respiraciones entrando por la nariz, introduciendo de nuevo el Sol hasta la pineal, reteniendo el aire todo lo que puedas, mientras retienes el aire, dejas que el Sol inunde tu cabeza.

- Le das la orden a tu mente de rebajar la actividad eléctrica de sus ondas a 4 ciclos por segundo, de esta forma entrarás en un estado de profunda relajación.

- Imaginas que tu mente es un animal (todos menos un halcón), imaginas que tu intuición es un halcón. Imaginas que el animal de la mente empieza a reducirse, se hace muy pequeño, tanto que puede subirse a lomos del halcón, les pides a ambos que se hagan muy amigos y le dices al halcón que se vaya volando muy lejos del lugar en el que te encuentras, para descubrirle nuevos territorios al animal de la mente.

- Imagina que por encima de tu chakra 7, en la parte superior de tu cabeza, se está formando una espiral de luz azul índigo que penetra en tu cabeza inundando todo tu cuerpo armonizándolo, relajándolo completamente.

- Imaginas que ese rayo azul envuelve todo tu cuerpo como si estuvieras en una burbuja de ese color.

Inducción

- En ese estado de profunda relajación en el que te encuentras, imaginas que te trasladas al Monte Saint Michel, te encuentras al pie de este Monte, imaginas que es todo hierba, sin construcciones, salvo un templo en la cima, dedicado al Arcángel Miguel.

- Imaginas que empiezas a escalar el Monte, lentamente y a cada paso que das, te vas desprendiendo poco a poco de todas tus vestiduras, joyas, calzado, todo lo que llevas encima. Te desprendes asimismo de una capa de energía gris compuesta de tensiones y preocupaciones de la vida diaria.

- Vas ascendiendo, subiendo, subiendo, tu cuerpo se queda completamente desnudo y cubres tu desnudez con un precioso manto blanco, tejido con hilos de luz. Alcanzas la cima del Monte, las puertas del templo se abren ante ti y te invitan a penetrar en él.

- Entras y te sitúas en una sala redonda con muchas ventanas por las que penetra el Sol a raudales. Las paredes y techos están cubiertos de amatistas incrustadas que despiden poderosos haces de luz de color violeta que penetran por tu cabeza, recorren todo tu cuerpo, impregnándolo de energía violeta transmutadora.

- Invocas la presencia de unos maestros que te van a ayudar en esta meditación. Invocas a Jesús el Cristo, a la Madre María, al Arcángel Miguel, al Arcángel Metatrón y a los 72 Ángeles de la Cábala. Sinergia grupal

- (En caso de que la meditación se haga con un grupo) Imaginas que en el centro de la sala del Mont Saint Michel en la que te encuentras hay un inmenso diamante del tamaño de una cabeza humana. Imaginas que sacas un hilo dorado de tu corazón y lo enrollas alrededor del diamante, de esta forma unes tus energías a las de todas las personas del grupo.

Conexión

- Imaginas que desde el Mont Saint Michel te proyectas a los Himalayas, a la cumbre más alta. Encuentras una pequeña planicie, en ella hay un cobertizo, entras y verás una plataforma que se parece a los ascensores que hay en las minas. Te subes a la plataforma, y verás que te lleva a gran velocidad hacia el centro de la Tierra, como si te deslizaras por un túnel de luz. Vas bajando deprisa, cada vez más deprisa y de repente aterrizas en una cueva.

- Es una cueva cuyas paredes y techos están cubiertos de shungit, un mineral de color negro que tiene la facultad de aportar a cada persona aquello que más necesita. Sientes cómo te penetra la energía de la shungit.

- Imaginas que te trasladas a otra cueva colindante, es un lugar totalmente recubierto de cuarzos. Allí están reunidos todos los guías que hemos invocado al principio, forman un círculo, están cogidos de los hombros, cada uno tiene los brazos por encima del hombro de su compañero, están cantando un OM (vamos a cantar 12 OMS, pero físicamente, todos los asistentes a la meditación). Nos unimos a ese círculo.

- Los guías han cantado el OM con la idea de hacer aparecer una proyección holográfica de una rosa cristalina, en medio del círculo. Imaginas que aparece esa proyección. Esa rosa tomará el color que ahora mismo más estás necesitando, para cada persona será diferente. Pedimos que se presente en este lugar el elemental de la rosa, es decir la entidad que rige este tipo de flores para que nos ayude en este trabajo.

- Imaginas que en tu corazón se abre una puerta, y por ella penetra esa rosa cristalina con el color que te ha sido asignado. Imaginas que la fragancia y la esencia de esa rosa penetran en el núcleo de cada una de tus células.

- Imaginas que tus células se iluminan, crecen, las hebras de tu ADN sutil se extienden. Cada celulita empieza a cantar y a bailar, bailan como los derviches, girando hacia la izquierda, en levógiro. Imaginas que todas tus células se han transformado en rosas.

- Ahora imaginas que tus células empiezan a girar hacia la derecha y que todos los seres humanos se transforman en rosas. Imaginas que la Tierra es una inmensa rosa que emite un perfume y una música. Imaginas que esa música se une a la música de las esferas y que el planeta Tierra se ofrece al cosmos como regalo en forma de rosa.

- Damos las gracias al elemental de la rosa y a todos los seres de luz que nos han ayudado en esta meditación. Cerramos nuestros chacras, salimos de aquella sala, del templo, bajamos aquella montañita, a medida que vamos bajando, nos vamos desprendiendo de la túnica de luz y recuperando nuestra ropa. Llegamos abajo, a tierra firme, estamos al pie del Mont Saint Michel, desde allí imaginamos que creamos unas raíces etéricas que parten desde nuestros pies hasta el centro de la Tierra, de esta manera nos anclamos. Ahora nos trasladamos al lugar en el que estamos realizando esta meditación, encontrándonos profundamente bien.

Soleika Llop

1 comentario:

Anónimo dijo...

Gracias :D

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