Conciencia Alquímica y Astromúsica

Presento hoy un artículo escrito por Edgar Tarrés, músico y compositor, y estudioso de la Cábala, además de buen amigo. Juntos hemos colaborado en numerosos eventos, meditaciones multitudinarias, terapias alquímico-musicales. Ahora mismo estamos trabajando en un nuevo proyecto astromusical que está empezando a dar resultados muy satisfactorios, aunque hasta ahora ha estado básicamente en fase experimental.

Dicho proyecto tiene varias facetas, una de ellas consiste en la elaboración de la llave tonal de la persona interesada, en base a su carta natal astrocabalística. Dispongo de un programa o sistema gracias al cual se puede averiguar a qué nota, qué chakra y qué ángel corresponde cada planeta de la carta astral. Una vez averiguadas las notas, se las paso a Edgar Tarrés y él, a través de una meditación profunda, conecta con el Yo Superior de la persona interesada y elabora una melodía personalizada. Volveré a hablar de ello en posteriores artículos. A continuación, el artículo de Edgar...

“La búsqueda de la inmortalidad ha llenado páginas y páginas de tratados alquímicos, propiciado millares de experimentos, viajes remotos e iniciaciones en las más diversas manifestaciones espirituales. La Alquimia ha perseguido este fin; la Ciencia Hermética. O conjunto de ciencias, ya que su estudio abarca la química, física, botánica, matemáticas... y muchas más... Todo ello con la intención de poder llegar a estudiar al ser humano en todas sus facetas. Aun así, parece ser que no han dado con el resultado esperado... podría ser que faltase algun elemento para llegar a lo que es la totalidad del Ser... podría ser... La Música...

La intención de reunir las diferentes disciplinas que antes he mencionado, responde a los diferentes componentes de los que está hecho el ser humano y sus manifestaciones. Pero esos antiguos alquimistas olvidaron una parte muy importante: el alma. Todas las ciencias que reunieron eran muy útiles para entender y buscar experiencias a nivel material; para el cuerpo... pero no podemos olvidar que nuestro Ser está formado por una parte material, otra mental, emocional y espiritual. Y claro, lo que no se puede pretender es desarrollar solo una parte...

¿Cuál es la “ciencia” o “arte” que tiene que ver con el alma? ¿Qué disciplina nos permite alcanzar la parte más sutil de nuestra existencia? Evidentemente, la música. Y esto fue lo que olvidaron los buscadores de eternidad.
La música tiene el poder de hacernos llegar sus armonias a los niveles más sutiles de vibración. Y esto es así, porqué está formada en su esencia y en su forma de los mismos materiales (o vibraciones) que la totalidad de nuestro Ser. Podemos afirmar que somos música... una sinfonía perfecta afinada con la tonalidad de la naturaleza.

Pero esta armonia se ve alterada debido a los aprendizajes que venimos a experimentar en esta dimensión. Dependiendo de los “problemas” que van surgiendo y las experiencias que nos toca vivir, esas melodías se van distorsionando; cada parte energética de nuestro organismo cambia la vibración y ya no vibramos como deberiamos hacerlo. De ahí, a “caer enfermos”, es un fino velo que apartamos sin la menor conciencia...

Por esta razón, aplicando a nuestro cuerpo la dosis necesaria de vibración acorde con nuestra armonía particular, todo nuestro ser, en sus diferentes dimensiones, puede volver a sonar como en su génesis más pura.

En posteriores artículos explicaré con más detalle cómo llegar a las diferentes manifestaciones de nuestro Ser, o a sus diferentes dimensiones, a través de las Letras Hebráicas, las energías angélicas, la astrología o el Árbol de la Vida. En este artículo me limitaré a explicar por qué la música, más que otras artes, es la que nos facilita este viaje hacia nuestra esencia.

La Astro-Cábala nos permite experimentar el mundo material y el espiritual desde la perspectiva cosmológica de nuestra cultura; la corriente esotérica estudiada desde tiempos inmemoriables en las cuencas del Mediterraneo. En esta ciencia podemos ver a través del Árbol de la Vida, o Etz Hayim, todo el recorrer de nuestra existencia; desde la formación de la esencia hasta su concreción en el mundo material.

La energía, en sus inicios, es de una esencia muy sutil, de una vibración muy elevada. Y a medida que va concretándose, esta vibración va bajando de intensidad hasta que se forma la materia. En un punto intermedio, tenemos a Tipheret. Este Sephira, o enclave energético, es la puerta que nos permite pasar de un estado a otro, pasar de arriba abajo o de abajo a arriba... del mundo de la forma a la esencia, de la figuración a lo abstracto... Es decir, la puerta donde podemos pasar a buscar nuestra esencia. Y este es el objetivo de toda existencia. Encontrar la parte más divina de nuestro Ser, nuestra esencia más pura y la que nos conduce a la unidad cósmica. Ese punto donde somos inmortales. Es el objetivo de la Alquimia.

La música que se compone con las vibraciones angélicas que rigen cada uno de los Sephirots del Árbol de la Vida nos permite tener las experiencias y alcanzar los conocimientos que allí nos aguardan. Los que necesitamos para nuestro despertar espiritual hacia una conciencia divina. Y hablo de música porque esta tiene el poder de llegar a las dimensiones más sutiles de nuestra existencia.

Cuando oímos una melodía, a menudo sólo somos concientes de esta; de su forma. Pero cada nota tiene unos armónicos. Son notas que le son afines, y que son más sutiles. Si afinamos el oído, no es difícil oírlos. Hay instrumentos como el piano o los cuencos tibetanos donde es muy fácil oir las notas que acompañan a cada nota primordial. Pues bien, cada uno de estos armónicos, se va descomponiendo en otros que son cada vez más sutiles y que resuenan a frecuencias tan elevadas que no podemos oirlo. Pero nuestro cuerpo si que las siente. No podemos olvidar que somos vibración pura, igual que la música. Pues bien, estas notas inaudibles a nivel material, siguen su curso y interactuan con las partes dimensionales de nuestro ser que vibran en su misma frecuencia.

Por esta razón, es la música la que nos permite llegar a nuestra esencia más elevada. Si además, esta música está compuesta con las armonías afines a nuestro Ser, tenemos la vibración multidimensional que nos equilibrará en nuestra forma y nuestra esencia.
Y como afirma el principio hermético, “Lo que es arriba es Abajo”. Cuando trabajamos a nivel armónico en nuestro mundo material, también lo hacemos en sus manifestaciones más elevadas y esenciales.

La música que puedes escuchar en este artículo es una composición canalizada y compuesta con la ayuda de los seres angélicos que rigen el sephira Tipheret. Está realizada con la intención de poder tener la experiencia de vislumbrar el Sol de la Conciencia, el que nos permite llegar a la esencia de cada ser.”

Edgar Tarrés
www.músicayconciencia.blogspot.com

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