Tanto en las terapias de Alquimia Genética como en los Talleres se practica la creación de nuevas rutas neuronales. Imaginemos un campo de hierba, si caminamos por él una sola vez, la hierba volverá a levantarse pero si repetimos el mismo trayecto un determinado número de veces, la hierba se irá aplastando bajo nuestras pisadas y acabaremos creando un sendero. De modo similar, cada vez que generamos un nuevo pensamiento, se crean nuevas conexiones (sinapsis) entre neuronas. La aceptación por parte de la Neurobiología de la creación de nuevas neuronas es algo relativamente reciente, pero abre unas posibilidades inmensas.
El vínculo, en un principio, será débil pero se irá fortaleciendo conforme vayamos insistiendo en el mismo pensamiento. Por supuesto que al inconsciente se le convence mejor de nuestras ganas de cambiar cuando las repeticiones que indican nuestra intención de ello se anclan a lo físico, mediante una acción o rito “ex profeso” para facilitar su materialización. Como por ejemplo el individuo que rezaba todos los días para que le tocara la lotería hasta que le mandaron desde el cielo el mensaje de: “¡Pero cabrón, compra un décimo!”. No es pues de extrañar que sea tan difícil romper las pautas/patrones habituales del pensamiento, que pueden estar tan incrustadas en el cerebro que se necesite crear otro camino alternativo más poderoso para competir con ellas. Ese camino alternativo puede ser por ejemplo es el de las afirmaciones o decretos, son frases positivas que dicen a nuestro cerebro que hemos decidido pensar de manera diferente acerca de algún reto particular de la vida. Puede ser también el de la recreación de determinadas imágenes. Y cuanto más recorremos el mismo camino, o sea cuanto más repetimos esos mensajes positivos, mayores son nuestras posibilidades de cambiar la conducta y las pautas de pensamiento antiguas e inapropiadas.
Las afirmaciones, decretos o recreación de escenarios mentales son acumulaciones de energía psíquica con un objetivo concreto. Desbloquear un trauma es como demoler una presa que la persona ha construido, se necesita energía psíquica, es por ejemplo lo que hace Jodorowsky con sus psicomagias. La astucia de un buen terapeuta consiste en lograr una acumulación de energía psíquica para demoler la presa, por ejemplo la evocación/invocación de determinados arquetipos como el del Cristo o la Madre o bien llevar a la persona a pronunciar palabras de amor dirigidas a sus padres o a sus seres queridos. Diciéndoles cosas que uno nunca se atrevería (o se atrevió) a decir de forma directa. Es lo que se hace en la Terapia de Alquimia Genética. Otro truco puede consistir en recrear momentos cumbre de las múltiples vidas del interesado. Se le puede decir, pongamos por caso: “Ahora te vas a trasladar al momento en más y mejor has desarrollado tu poder personal, en que más realizado/a te has sentido; o bien: te trasladas al momento en que te has sentido más amado/a; o bien: en que te sentido más de cerca la presencia de un ángel etc..
Sumergirse en este tipo de escenas pasadas puede crear endorfinas, las hormonas de la felicidad y hace que la persona descubra registros que tal vez desconocía completamente. Se crean de este modo grandes acumulaciones de energía positiva que el interesado podrá utilizar para sanar sus traumas o bloqueos. Está demostrado científicamente que cuando una persona rememora una experiencia cumbre o una simple escena feliz, inunda su sistema nervioso con las mismas endorfinas que creó en el momento evocado. Lo mismo, pero al revés, sucede al recordar viejos agravios o rencores, literalmente volvemos a envenenar nuestro organismo.
Pero, ¿qué ocurre si repite con mucha frecuencia estas mismas visualizaciones? Pues que estará creando una nueva ruta neuronal en la que podrá empezar a transitar y esto puede cambiar completamente su vida. Se trata pues de crear un nuevo barro, una acumulación de átomos sutiles los cuales, sometidos a la repetición, acabarán desembocando en la creación de una nueva realidad.
Un ejemplo vale más que mil entelequias: Linda es una mujer que tuvo una infancia un poco dura porque creció bajo la bota de un padre hiper severo que se sacaba la correa por un “quítame de ahí esos hierbajos”, ella tenía las marcas de esa correa grabadas en el alma. Cuando vino a verme por primera vez pude comprobar los estragos que había causado ese jarabe de palo en su psique: ella se había construido una buena muralla, en forma de sobrepeso, no fuera que se le acercara algún hombre susceptible de volver a agredirla emocionalmente. Le ayudé a diluir los lazos kármicos que la ligaban a su padre, comprendió que antes de nacer solemos elegir a quienes serán nuestros progenitores en función de lo que nos queda por aprender, y que por tanto nada tenía que reprochar a su padre. Entendió que éste había sido un simple y sufrido personaje en su historia, que se había militado a ser su primer espejo. Le sugerí que buscara en ella misma el punto de exigencia, de agresividad (que estaba muy solapada pero que existía), de severidad y se preguntara con quién había actuado, aquí y ahora, de esta manera. Acabó encontrando en ella esos registros. Luego le apliqué la técnica del espejo mágico de la verdad y le sugerí que mirara a su padre a través de dicho espejo para ver cómo era él sin máscaras, sin el disfraz con el que se había manifestado. Y percibió la figura del mago Merlín. Entonces le hice reprogramar su mente, creando una nueva ruta neuronal, le dije que afirmara lo siguiente: “Decreto que a partir de ahora, cada vez que piense en mi padre lo veré con la imagen del mago Merlín”. Le hice pronunciar unas palabras mágicas, un mantra de reprogramación que sirve para sellar y grabar el decreto a niveles cuánticos, es decir en el núcleo de cada célula.
Le sugerí que repitiera ese mismo ejercicio de visualización y afirmaciones durante un mínimo de nueve días. Pasados estos días, me llamó y me dijo lo siguiente: “He iniciado un régimen de adelgazamiento, me siento mucho mejor pero lo curioso es que ahora veo al mago Merlín por todas partes, en anuncios, en películas, y sobre todo a cada vez que pienso en mi padre, me es imposible verlo como antes”. Para redondear la historia, Linda encontró un nuevo trabajo en el que pudo realizarse, y abandonó una antigua ocupación que no la llenaba. Y es que el sector profesión en un tema astral es el X, el mismo que el del padre, por tanto una cosa está conectada con la otra. Al cambiar la imagen que tenía de su padre, se le abrieron nuevas perspectivas profesionales.
En este caso, como en otros muchos, la creación de una nueva ruta neuronal fue todo un éxito. Pero lo fue porque Linda creyó que eso era posible, la fe es un ingrediente primordial para lograr que una terapia de este tipo tenga éxito.
Abriendo Conciencia, Charlas, Reflexiones, Meditaciones, material creativo de alto voltaje
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Sobran los comentarios, estas imágenes ponen la piel de gallina. Da que pensar.. Que lo disfruten.
1 comentario:
Un artículo realmente inspirador... Gracias Soleika.
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