Nosotros somos el G8

Tomando como pretexto la reunión de los G8 (países más industrializados), podríamos aprovechar la ocasión para hacer una pequeña reflexión sobre nuestra participación en la contaminación general. Es fácil mirar hacia Alemania (donde tiene lugar la reunión) y pensar que son los políticos los que deben tomar las decisiones importantes, pero dichas decisiones están muy influenciadas por nuestra actitud personal. Se da por sentado que el Presidente de los EE.UU evitará firmar el acuerdo del G8, pero, en vez de disparar nuestros proyectiles y nuestras invectivas hacia este mandatario, quizá sería más útil preguntarnos dónde se aloja él en nuestra psique ¿Dónde se aloja la tendencia a poner nuestros intereses egoístas (los “lobbies”, los fabricantes de coches, las fábricas que emiten gases contaminantes etc.) por encima del interés común? Es absurdo disparar contra los políticos porque ellos sólo representan la cristalización de una emanación de la conciencia colectiva de cada pueblo. Como dijo Montesquieu: “Cada nación tiene el gobierno que se merece”.

Es imprescindible, para que tenga lugar un cambio global, que empecemos por tomar medidas personales. ¿Estamos reciclando nuestras basuras? ¿Evitamos coger el coche siempre que podemos? ¿Ahorramos en el consumo de agua? ¿Usamos bombillas de bajo consumo? ¿Hacemos un uso responsable del aire acondicionado? ¿Apagamos los aparatos conectados a la luz antes de acostarnos? Sería bueno que antes de irnos a dormir, cada noche nos preguntáramos ¿qué he hecho hoy para reducir la contaminación?

Como hemos visto en artículos anteriores (ver resumen del libro “El Poder de la Profecía”), nuestras emisiones mentales y emocionales también tienen una gran incidencia sobre la contaminación general, son su terreno de abono, su base.

Nuestra aportación personal influirá de forma determinante en las decisiones de nuestros políticos. Es hora de tomar decisiones.

Proponemos un pequeño juego concienciador sobre esta cuestión:

-Escribir en diez papelitos distintos diez números, del 1 al 10

-Plegarlos de manera que no se pueda ver lo que está escrito

-Mezclarlos

-Hacer tres respiraciones profundas

Invocar a algún guía o ser de luz con el que estemos familiarizados y formular la pregunta siguiente: ¿Cúal ha sido, en la última semana, mi nivel de participación en la contaminación general?

Elegir un papelito. Si nos sale el 1 es que hemos contaminado poco, si nos sale del 6 al 10, se enciende la luz de alarma, significa que somos agentes contaminantes o que andamos despistados en lo que se refiere a la contaminación; conviene que nos impliquemos más y nos preguntemos dónde se aloja en nosotros la “chimenea emisora de gases”. Para ello, podemos seguir con el juego y escribir en varios papelitos distintos:

-Emociones

-Pensamientos

-Costumbres

Plegar los papelitos y elegir uno. Al abrirlo tendremos una pista sobre la orientación a tomar. Si queremos rizar el rizo, podemos escribir en doce nuevos papelitos: Casa I, Casa II, Casa III y así hasta la XII, plegarlos y elegir uno. Así sabremos en qué sector de nuestra vida estamos emitiendo la contaminación. Para conocer el significado de las Casas, ir a la sección “Las Doce Casas”.

Soleika y Tristán Llop

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